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Vida Sana

BEBE SANO… VIVE SANO

Doce pautas para beber más sano

Los refrescos, los zumos, el gazpacho y hasta el agua del grifo: el pediatra Carlos Casabona y el nutricionista Julio Basulto analizan lo que bebemos en su nuevo libro y nos iluminan sobre sus virtudes y peligros.

Qué bonito sería para un dietista-nutricionista que la manera de socializar más común fuera quedar para andar. Ojo, que no estoy diciendo que esto no ocurra: más de un pueblo de España tiene ya su particular “ruta del colesterol”, que es así como llaman socarronamente en muchos lugares al recorrido que hacen los grupos de -generalmente- mujeres cuando quedan a andar. Sin embargo, hoy por hoy, la excusa perfecta para socializar sigue siendo quedar para tomar algo. Y ese “algo” siempre es líquido, frecuentemente poco saludable y en la mayoría de los casos, un “algo” acaban siendo muchos “algos”.

Conscientes de esto, el pediatra Carlos Casabona y el dietista-nutricionista Julio Basulto han pensado que, ya que vamos a beber todos los días varias veces y a quedar para tomar algo, es mejor que lo hagamos desde el conocimiento. Por eso han publicado Beber sin sed. Guía para elegir bien lo que bebes (Planeta, 2020), para tratar de explicarnos desde el punto de vista nutricional qué bebemos. Así, cuando llegue el momento de beber con o sin sed, decidiremos qué tomar siendo conscientes de lo que vamos a echarle al cuerpo. Estas son algunas conclusiones que hemos extraído del libro.

Lo que bebes también engorda

Existe una tendencia generalizada a pensar que lo que bebemos no engorda, o engorda menos. En cambio, salvo que bebamos agua, las bebidas no sólo engordan, sino que incluso pueden engordar más ya que la sensación de saciedad nos llega más tarde que con los alimentos sólidos.

Esto ocurre con los zumos naturales: te tomas tres naranjas exprimidas en un zumo que te bebes en un minuto y continúas desayunando. Ese zumo supone unas 225 kcal, pocos nutrientes, nada de fibra y treinta gramos de azúcar libre. Si la naranja te la comes en vez de beberla, seguro que con una naranja tienes suficiente, por lo que reduces a un tercio las calorías, tienes todos los nutrientes, unos tres gramos de fibra (por naranja) y sensación de saciedad, por lo que probablemente, desayunes menos.

Pero ojalá todo el problema fueran las calorías que tomamos en zumos naturales. El drama está en las bebidas azucaradas y el alcohol. Como recuerdan los autores del libro, el estudio Ingesta de agua y de diferentes bebidas en adultos de 13 países, coordinado por I.Guelinckx y colaboradores, publicado en la revista European Journal of Nutrition (Guelinckx, 2015) reveló que bebemos unas 428 kcal al día, lo que supone cerca de la cuarta parte de la energía que necesitamos. Buena parte de las calorías que consumimos los europeos provienen de bebidas azucaradas y el 35,2%, de esas calorías (149 kcal) de bebidas alcohólicas.

No es necesario beber agua sin sed

Seguro que te suena eso de que tienes que beber dos litros de agua al día; que tienes que obligarte a beber pequeños traguitos sin sed y sin darte cuenta te acabarás bebiendo los ocho vasos de agua diarios que necesitamos para estar sanos. Bien, pues eso no es necesario: “Hay gente preocupada porque no sigue esta cantidad. Tenemos un mecanismo ancestral y más que comprobado que se llama sed”, dice Carlos Casabona.

“Esto genera primero culpabilidad y segundo potomanía”, continúa Julio Basulto. “Hay gente que está enganchada a una botella de agua, su cuerpo elimina tanta orina que entra en un bucle y al final tiene sed”. Los dos autores coinciden en que la recomendación de beber esta cantidad de agua al día tiene que estar basada en datos médicos. “Y no lo decimos solo nosotros, los documentos serios, las guías clínicas, señalan que hay que beber en función de la sed. Esto es lo que debería decirte tu médico, salvo que tengas una patología -rara, por cierto- que justifique que deberías beber por encima de tu sed. La recomendación de beber por encima de tu sed, o lo de los dos litros de agua al día es un error del médico, porque la formación médica en España es claramente insuficiente respecto a valores dietético-nutricionales. Así que lo que en muchos casos dice tu médico respecto a la nutrición no tiene mucha más validez que lo que diría tu cuñado”, señala Julio Basulto.

El agua del grifo es buena; la de tu pueblo también

En España el agua del grifo es buena. “Lo dicen todas las autoridades en España”, comenta el dietista-nutricionista, “aquí alrededor del 99,7% de las aguas son potables. Vamos a suponer que la de tu pueblo es de las del 0,3%. Lo sabrías porque tu ayuntamiento lo advertiría, y si no lo hace, acabarían todos en la cárcel”.

Sobre el sabor del agua del grifo es, como muchos otros sabores, cuestión de acostumbrarse. “Te sabe mal el agua del grifo pero seguro que te has tomado un café, has bebido alguna cerveza este fin de semana o de vez en cuando te pides un gin tónic, un té o un Bitter Kas. Bebidas que cuando tenías doce años te sabían a rayos y ahora te has acostumbrado a su sabor. ¿Crees que no te vas a acostumbrar al sabor del agua del grifo de tu pueblo?”, comenta Basulto. Además de buena para la salud, el agua del grifo es más barata y ecológica.

El agua dura no daña tu riñón, pero los détox sí

En el libro, los autores explican que hay publicada una revisión científica de la revista International Journal of Preventive Medicine donde queda patente que el impacto de la dureza del agua en la formación de cálculos renales “es poco clara”. La excepción, dicen, puede estar en los pacientes que ya tienen cálculos renales y entonces sí que puede que sea útil no beber aguas duras. Lo que sí queda claro en Beber sin sed es que las aguas duras contribuyen a cubrir nuestras necesidades de calcio y magnesio. Este dato lo avala la OMS, además de muchas otras publicaciones científicas recientes, que también apuntan que las aguas duras “podrían proteger a largo plazo del riesgo cardiovascular”.

“La ingesta de calcio en la dieta por parte de los españoles ronda los 700 mg al día. Con la cantidad de calcio que hay en el agua, que es menor que la que hay en la leche, las legumbres y otros alimentos que comemos, para que te tomes esa dosis de calcio a partir de agua tendrías que beber una cantidad disparatada de agua. Para evitar la formación de cálculos renales, tendrás que controlar más lo que comes que el agua que bebes”, dice Basulto.

La creencia de que el agua del grifo puede perjudicar nuestro riñón está bastante arraigada. Paradójicamente una bebida que nos venden como recomendable para nuestra salud renal, los batidos détox, sí son perjudiciales para los riñones. “Cuando pones el montón de espinacas, acelgas, verduras crudas, que requiere un détox, estás metiendo una cantidad enorme de ácido oxálico. Al comer estos alimentos, sobre todo en estas cantidades, los tenemos que cocer para que el 87% del oxalato se elimine”, explica Casabona. Consumir más de 180 mg de oxalatos al día puede producir litiasis renal y un solo batido excede esta cantidad.

“El sinsentido de lo détox lo explica muy bien una infografía que nos prestó Griselda Herrero, dietista-nutricionista para nuestro el libro”, señala el pediatra. “En la D: Depuran el organismo, no es verdad, lo que producen es un déficit de nutrientes porque te hacen creer que con un licuado de estos ya puedes sustituir una comida. E: eliminan grasa: tampoco, suelen producir efecto rebote porque además provocan el efecto halo de que te tomas esto y ya pasas todo el día. T: tiempo perdido. O: obsesión por el peso. X: Exprime tu bolsillo, primero por la cantidad de fruta o verdura que tienes que meter para obtener uno. Y si hablamos de estos que venden hechos para que te tomes uno cada día, mucho más”.

Aguas saborizadas: alternativa a las bebidas azucaradas, no sustituto del agua

Las aguas saborizadas tienen un bajo contenido calórico. Estas bebidas han venido para competir con los, como dicen los autores, “mal llamados refrescos”. Las aguas saborizadas son una opción para sustituir a las bebidas azucaradas clásicas que te tomarías si algún día sales, pero no es el equivalente al agua normal, que es lo que algunas marcas intentan hacernos creer, porque estas bebidas llevan edulcorantes. Las aguas infusionadas con fruta o hierbas en casa son otra cosa (y aquí tienes algunas ideas para prepararlas).

Si la fruta ya no te sabe a fruta, deja de beber refrescos

Uno de los efectos negativos que tienen las bebidas azucaradas -además de la obesidad, diabetes tipo 2, caries, etc.- es que te altera la percepción de los sabores. Si tomas tantísimo azúcar, tu paladar necesita partir de esos niveles gustativos para que la comida te sepa a algo. “La gente dice: ‘La manzana o el tomate no sabe a nada’. No, a ti no te sabe a nada, porque te estás metiendo sal y azúcares por un tubo y potenciadores de sabor en grandes cantidades… Quita todo eso de tu dieta, verás cómo la manzana y el tomate te vuelven a saber a manzana y a tomate”, cuenta Basulto. Además, si tienes esa percepción de los sabores, estarás más predispuesto a elegir alimentos menos saludables.

Claro que puedes tomar dos raciones de leche al día

Hay una tendencia a la demonización de los lácteos, por lo que mucha gente ha dejado de consumirlos pensando que son casi un veneno o están adulterados. Según Casabona, la leche es un alimento neutro: no es el santo grial que era antes, que incluso los pediatras recomendaban que el niño bebiera un litro de leche al día, pero tampoco es veneno.

“Un adulto sin ninguna patología que precise lo contrario, puede tomar perfectamente dos raciones de leche al día (entendiendo ración como un vaso de leche, un yogur o 50 gramos de queso). Y decimos dos raciones de leche no porque sea venenosa ni nada de esto, sino porque si tomas más raciones de leche, estás desplazando el consumo de otros alimentos que sí que son protectores, además de que en más cantidad ya sí que puede ser perjudicial por la grasa animal”, dice Basulto. ¿Qué leche elegimos, desnatada, semi o entera? Los dos autores de Beber sin sed lo tienen claro: La que quieras.

Las bebidas vegetales son una opción, pero no cualquiera ni para cualquiera

Si te sienta mal la leche, o la quieres sustituir por convicción o porque eres vegano existen bebidas vegetales -que no leches vegetales- que nutritivamente se parecen bastante a la leche de vaca. Es la bebida de soja fortificada con calcio y con vitamina D y B12. “Pero ojo, en niños pequeños menores de dos años, sobre todo un año, ni se te ocurra sustituir la leche materna o la de fórmula por una bebida vegetal de supermercado. Es muy peligroso”, advierte el pediatra. Escoge las bebidas vegetales con un 10% o más de materia prima y con menos del 5% de azúcares.

Bebidas energéticas, mejor lejos de los adolescentes

No son un veneno, pero no son inofensivas, que no es lo mismo. Salvo si esa bebida azucarada es excitante y la mezclas con alcohol, que entramos en terrenos peligrosos. Julio Basulto ya escribió en su web el artículo Redbull con alcohol y jamacucos, y en este libro vuelve a advertir del riesgo de esta combinación, especialmente en adolescentes. “A un adolescente, que no está acostumbrado al alcohol ni a la cafeína, le das de golpe alcohol, quince sobres de azúcar y la cafeína que llevarían tres cafés, que es lo que tiene cualquier bebida de éstas, y no nota los efectos depresores del alcohol sobre el sistema nervioso central. Esto enmascara los efectos de embriaguez y le puede llevar a una intoxicación etílica o a accidentes peores, porque se ven capacitados para hacer según qué cosas como conducir”, explica el autor.

Además, tomar bebidas excitantes o energéticas ha llevado a muchos jóvenes a padecer alteraciones en el sistema cardiovascular, sistema nervioso, insomnio, ansiedad que, en muchos casos, derivan en otros aspectos como fracaso escolar, sobrepeso y demás.

Café, té e infusiones, bébelas con moderación y sin esperar milagros

Si eres adulto puedes tomar unas cuatro tazas de café al día -30 ml de café expreso por taza, aproximadamente- siempre que no tengas una patología por la que te prescriban lo contrario, como hipertensión arterial, gastritis o una sensibilidad especial a la cafeína, que podría alterar tu sueño o generarte irritabilidad, ansiedad o cefalea. “Hubo un estudio poblacional transversal donde se vio que había más mortalidad en la gente que tomaba café. Pero luego dividieron ese grupo de gente que muere y toma café en dos partes: los que toman café y fuman y los que toman café y no fuman. Todo el que fuma toma café, pero no todo el que toma café, fuma. No se pudo demostrar la relación del consumo de café con la mortalidad”, dice Basulto.

Lo que tampoco se ha demostrado científicamente han sido las virtudes y súper poderes que de vez en cuando se le atribuyen al té y al café: ni son adelgazantes, ni tomar café en cápsulas de aluminio es tóxico. Como están apareciendo muchos formatos de té y café embotellados, Casabona y Basulto nos recuerdan que no nos dejemos llevar por el sello saludable y ecológico, siempre es conveniente mirar la cantidad de azúcar y cafeína que contienen.

Mira la sal de los gazpachos, salmorejos, ajoblanco o caldos

Está claro que la mejor opción es hacer estas ‘bebidas comestibles’ en casa, pero si tiramos de los preparados, los autores nos recuerdan que son una opción aceptable siempre que tengamos en cuenta la cantidad de sal que llevan. Lo ideal es que no superen los 0,8 g/100 ml. “Si un día te tomas medio litro de gazpacho, que es algo que no es tan descabellado, y éste lleva un gramo de sal por cada cien mililitros, te tomas casi cinco gramos de sal. Es decir, sólo con el gazpacho ingieres el máximo de sal recomendada al día”, dice Basulto.

Alcohol, nunca

Las bebidas alcohólicas son las grandes protagonistas y las que no pasan ningún filtro en este libro: no se aconsejan en ninguna cantidad ni circunstancia. La razón principal: que su consumo es peligroso tanto para quien las bebe como para terceros ya que el alcohol está implicado tanto en enfermedades, como en agresiones, accidentes, abortos y problemas en el feto, violaciones y costes económicos directos e indirectos. “La ciencia dice que la mitad de las mujeres que están embarazadas no lo sabe. Durante el primer trimestre muchas de ellas beben y esto tiene efectos nocivos”, cuenta Basulto. “El 20% de la población tiene riesgo genético de acabar desarrollando dependencia alcohólica. Por tanto, esa cervecita que te tomas en una terraza, o cuando te deja tu pareja, te echan del trabajo, no sé si puede aumentar de cantidad por ese riesgo genético. Tampoco sé si vas a conducir, ni sé si tienes riesgo de cáncer de mama. Cuando alguien muere de cáncer de pulmón todo el mundo se pregunta si fumaba, pero cuando alguien muere de cáncer de mama o colon, que es el segundo cáncer más prevalente en España en varones, nadie se pregunta si bebía alcohol. Sin embargo, a dosis pequeñas y con cualquier patrón de consumo incrementa el riesgo de cáncer”, dice el autor.

“Lo que pretendemos es transmitir que el alcohol en cualquier dosis es potencialmente peligroso, pero sobre todo que nadie crea que el alcohol es bueno. Que los del vino han conseguido que cale que en ciertas cantidades es bueno y los de la cerveza han estado a punto de conseguir que creamos que hidrata más que el agua”. ¿Hemos dicho ya que el agua es la mejor opción cuando tienes sed? Pues lo repetiremos las veces que haga falta.

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Vida Sana

Cultiva tus propios alimentos

Avanzar hacia la sostenibilidad alimentaria requiere que asumamos mayores compromisos tanto individuales como colectivos sobre la producción de alimentos. Un huerto urbano en maceta a una pequeña huerta comunitaria pueden ser el principio de un proceso de transformación importante y necesario.

La necesaria transición hacia la sostenibilidad alimentaria

La producción de alimentos tiene un enorme impacto sobre la biodiversidad, la degradación de los suelos y sobre las emisiones de gases de efecto invernadero. Impactos que, si continuamos con el modelo actual no dejarán de incrementarse para atender a una demanda comercial de alimentos seguirá creciendo en el horizonte 2050.

Según la FAO, para ser sostenible, la producción de alimentos debe satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras, y al mismo tiempo garantizar la rentabilidad, la salud ambiental, la equidad social y económica.

Cultiva tus propios alimentos

Un pequeño pero importante paso para evitar los problemas que ocasiona la agricultura intensiva en la actualidad, es el cultivo de parte de tus alimentos. Además de la satisfacción por comer algo que has sembrado, cuidado, hecho crecer y que te permitirá redescubrir los sabores de un tomate, una fresa o una sencilla lechuga, implicarte en el cuidado de un huerto es un primer paso en la transformación necesaria hacia la sostenibilidad alimentaria.

A continuación, enumeramos algunos de los beneficios que tiene producir tu propio alimento.

Fomenta el consumo local

Cuando se asumen como un proyecto a largo plazo, los huertos urbanos pueden llegar a ser una vía para el autoconsumo de alimentos. En cualquier caso, aunque nuestra producción no sea suficiente el aprendizaje acerca de la producción de alimentos orientará nuestras decisiones hacia el consumo local y de productos de temporada.

Nos ofrece información para tomar mejores decisiones

La instalación de un huerto, por pequeño que sea, es un proceso de aprendizaje constante que nos permite adquirir o recuperar conocimientos y desarrollar nuevas habilidades.

Este aprendizaje nos ofrece más información acerca de lo que comemos y por tanto nos permite decidir qué es lo que queremos comer y valorar los productos con criterios que transcienden el precio.

Potencia la conciencia sostenible

El cuidado de una producción desde la siembra nos reconecta con los ciclos naturales. La responsabilidad de gestionar y mantener un huerto que produce nuestros alimentos nos hace más conscientes de la importancia del manejo de todos los procesos, desde la tierra en la que plantamos al agua con la que se riega y los aportes que se hacen al

Además, en nuestra escala podemos llegar a niveles de sostenibilidad en las prácticas de cultivo que, si bien son la tendencia, su implementación en grandes explotaciones es más difícil.

Aprender de la huerta en la escuela

Las escuelas también puede ser un buen lugar para crear un huerto urbano que, más allá de permitir hacer algunas cosechas, se convierta en un recurso educativo para abordar diferentes contenidos.

Los ambientalistas nos han estado advirtiendo durante años para conservar el combustible para disminuir nuestro impacto en el planeta. Algunos de nosotros lo hemos tenido en cuenta al caminar, andar en bicicleta, compartir el coche, combinar viajes.

Si bien, usted probablemente aprecia estos esfuerzos, francamente, la mayoría de nosotros no cambio. Eso fue hasta que los precios del gas alcanzaron un máximo histórico el año pasado. Como resultado, las personas realmente modificaron sus comportamientos para conservar el gas. El hecho de que fue una bendición para el medio ambiente no fue el catalizador, aunque el efecto fue el mismo.

En pocas palabras, a veces se necesita un golpe en la billetera para generar un cambio real. Ahora que toda la economía está en una recesión, las personas están respondiendo endureciendo y reduciendo el consumo en general, no solo en la bomba. El costo de todo parece ser mayor estos días, especialmente en la tienda de comestibles, un viaje que no se puede saltear. Tal vez pueda omitirlo, o al menos reducir drásticamente su factura, cultivando su propia comida.

Cultivar frutas y verduras parece abrumador para la mayoría de las personas, pero en realidad es mucho más simple de lo que parece. Además, no tiene que cambiar su estilo de vida suburbano o urbano por una vida en los palos en nombre de la autosuficiencia o los ahorros. Todo lo que necesita son unos pocos pies cuadrados de actividades al aire libre, una fuente de agua y un poco de tiempo. Tus abuelos lo hicieron, y tú también.

Si aún no está convencido, considere estos beneficios de la jardinería en el patio trasero: 

Mejora la salud de tu familia

Comer más frutas y verduras frescas es una de las cosas más importantes que usted y su familia pueden hacer para mantenerse saludables. Cuando estén creciendo en su patio trasero, no podrá resistirlos, y su contenido de vitaminas estará en sus niveles más altos a medida que los muerda directamente desde el jardín.

Padres, tomen nota: un estudio publicado en el Journal of the American Dietetic Association encontró que los niños en edad preescolar a los que casi siempre se les servían productos de cosecha propia tenían más del doble de probabilidades de comer cinco porciones de frutas y vegetales al día, y que les gustara más, que los niños que rara vez o nunca comieron productos de cosecha propia.

Ahorre dinero en comestible 

Su factura de comestibles se reducirá a medida que comience a abastecer su despensa con productos frescos de su patio trasero. Un paquete de semillas puede costar menos de un dólar, y si compra una reliquia, especies no híbridas, puede guardar las semillas de los mejores productores, secarlas y usarlas el próximo año. Si aprende a secar, puede o preservar su cosecha de verano o otoño, podrá alimentarse incluso cuando la temporada de cultivo haya terminado.

Reduzca su impacto ambiental 

La jardinería en el patio trasero ayuda al planeta de muchas maneras. Si cultivas tus alimentos de forma orgánica, sin pesticidas ni herbicidas, utilizando fertilizantes orgánicos ahorrarás a la tierra la carga de contaminación innecesaria del aire y el agua, por ejemplo.

También reducirá el uso de combustibles fósiles y la contaminación resultante que proviene del transporte de productos frescos de todo el mundo en aviones y camiones refrigerados a su supermercado. 

Haz ejercicio al aire libre

La siembra, el desherbado, el riego y la cosecha agregan actividad física útil a su día. Si tienes hijos, ellos también pueden unirse. Asegúrese de levantar adecuadamente los objetos pesados ??y de estirar los músculos tensos antes y después de una actividad extenuante. La jardinería también es una forma de relajarse, quitar el estrés, centrar la mente y obtener aire fresco y sol.

Disfruta de una comida de mejor sabor

La comida fresca es la mejor comida! ¿Cuánto tiempo ha estado allí la comida en el estante de su supermercado? ¿Cuánto tiempo viajó desde la granja hasta su mesa? Comparar el sabor de un tomate de cosecha propia con el sabor de uno comprado en la tienda es como comparar manzanas con pasta de papel para empapelar.

Si sabe mejor, será más probable que coma los productos frescos y saludables que sabe que su cuerpo necesita. Construye un sentido de orgullo Ver una semilla florecer bajo su cuidado para convertirse en alimento en sus platos y en los de su familia es gratificante.

Cultivar su propia comida es una de las cosas más útiles e importantes que un ser humano puede hacer: es un trabajo que lo ayuda a prosperar, nutrir a su familia y mantener su salud. ¡Cuidar sus plantas y esperar mientras florecen y “dan fruto” ante sus ojos es una increíble sensación de logro!

Deja de preocuparte por la seguridad alimentaria

Con recordatorios sobre mantequilla de maní, espinacas, tomates y más, muchas personas están preocupadas por la seguridad alimentaria en nuestro mercado global de alimentos. Cuando cultiva de manera responsable sus propios alimentos, no tiene que preocuparse por la contaminación que pueda ocurrir en la granja, la planta de fabricación o el proceso de transporte.

Esto significa que cuando todo el mundo está evitando los tomates, por ejemplo, no tiene que ir sin ellos, puede confiar en que su comida es segura y saludable para comer.

Cualquiera que sea su motivación para iniciar su propio jardín trasero, es muy probable que disfrute de este nuevo hobby saludable, y que su billetera, el medio ambiente, su cuerpo y su paladar se lo agradecerán.

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Vida Sana

LA VUELTA DE LAS VACACIONES

Gran parte de vosotros acabáis de volver de vuestras vacaciones. Esto significa, salvo honrosas excepciones, que hemos tenido días de excesos alimentarios y de poca actividad física.

Tampoco vamos a decir que en vacaciones perdemos todo lo ganado durante el año, pero sí que lo descuidamos, por eso vamos a ver ocho hábitos para retomar una vida sana después de las vacaciones.

Los principales hábitos para retomar una vida sana
  1. Beber más agua: además de no tener calorías, es el mejor sistema de hidratación para nuestro organismo. Limitemos todo lo posible los refrescos azucarados y las bebidas con alcohol.
  2. Comer más frutas, verduras y hortalizas: las grandes olvidadas del verano. Sobre todo cuando salimos fuera a comer, normalmente los platos que pedimos son muy pobres en estos alimentos. Cuando hagamos la lista de la compra a la vuelta de las vacaciones, estos alimentos no deben faltar.
  3. Recuperar horarios de sueño: en vacaciones los horarios de descanso brillan por su ausencia. Lo mismo nos acostamos a las 3 de la mañana que nos echamos una siesta de dos horas. Recuperar una rutina de sueño nos va a ayudar a optimizar el descanso.
  4. De vuelta a hacer deporte: podemos comenzar con sesiones cortas de 20-30 minutos, tres-cuatro veces a la semana. Correr, pedalear, nadar, pesas, tenis, pádel…todo vale para comenzar a movernos.
  5. Comer menos, pero mejor: como hemos dicho anteriormente, mejorar nuestra dieta comiendo más frutas, verduras y hortalizas, pero también limitando las cantidades que han tendido a pasarse de rosca en las vacaciones. Como premisa, no llegar a ese punto de: «no me cabe más, estoy lleno». Hay que plantarse antes.
  6. Consumir más fibra en tu dieta: no es casual que mucha gente tenga problemas de hábitos intestinales cuando sale de vacaciones. Descuidamos mucho el consumo de fibra. Elige alimentos integrales y que no falten a diario las 5 raciones de frutas y verduras.
  7. Reducir el consumo de «chucherías»: nos referimos a esos alimentos con mucha densidad energética que han sido habituales en el verano, como helados o golosinas. Deben ser puntuales en nuestra dieta (una vez a la semana).
  8. Andar y subir escaleras: además de hacer deporte de forma específica, hay pequeños gestos que podemos hacer a diario e incrementarán nuestra actividad. Evita coger el coche en distancias cortas y ve andando, a lo largo de la semana sumarás varios kilómetros: todo cuenta, aunque sea andando. También podemos olvidarnos del ascensor un tiempo. Subir escaleras es un ejercicio muy completo, sobre todo para las piernas y el corazón. Lo que parece algo insignificante como subir tres pisos andando, es una actividad equiparable a hacer 3 series de ejercicios de piernas en el gimnasio.

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Vida Sana

Las 10 recomendaciones para protegerse de la ola de calor

España se encuentra actualmente inmersa en una ola de calor con temperaturas extremas que alcanzarán más de 40º C en gran parte de la península. Por ello, la OCU ha alertado a la población sobre los grandes riesgos de no adoptar la protección necesaria ante esta subida de temperaturas.

Es importante extremar las precauciones y adoptar mecanismos que nos ayuden a paliar el efecto del calor en nuestra salud. El decálogo elaborado por OCU recoge una serie de recomendaciones para afrontar la ola de calor actual con todas las garantías posibles, a fin de evitar complicaciones y riesgos.

1. Especial atención a los grupos de riesgo

Las personas mayores, los enfermos crónicos y los bebés y más pequeños son especialmente vulnerables ante las subidas de temperatura. Es imprescindible una especial atención ante estas olas de calor ya que los riesgos son mayores para este tipo de colectivos.

2. No dejes de lado la hidratación

Este punto es fundamental en todas las épocas del año pero, ante la subida de temperatura, hay que reforzarlo debido a que la sudoración produce más pérdida de líquidos. Hay que evitar la hidratación con bebidas de cafeína o refrescos azucarados. También es recomendable dejar de lado las bebidas alcohólicas ya que aceleran la deshidratación.

3. Controla tus comidas

Es imprescindible una buena alimentación pero evitando los atracones y las comidas copiosas. Ensaladas, gazpacho o frutas, son algunos de los alimentos más recomendables en esta época porque ayudan a mantener la hidratación de nuestro cuerpo.

4. Protégete de la exposición solar

La aplicación de crema solar es fundamental durante varias veces al día. De hecho, los más pequeños deben tener una protección con un factor alto, evitando que su exposición a los rayos solares sea demasiado prolongada. Además, hay que extremar esta precaución incluso debajo de la sombrilla ya que los rayos ultravioleta también pueden pasar a través de ella.

5. Siempre a la sombra

Reduce la actividad física y no realices deportes en las horas centrales del día, sobre todo si es al aire libre. Es mejor permanecer en lugares que se encuentren a la sombra o que estén climatizados.

6. Opta por ropa ligera

La ropa ligera y de tejidos transpirables nos ayudarán a mantener una temperatura corporal más óptima. Con altas temperaturas es mejor prescindir de las ropas ajustadas, optando por ropa más holgada. Además, el calzado también es esencial dado que nuestros pies deben respirar para evitar lesiones.

7. La mascarilla sigue protegiéndote

En plena pandemia del COVID-19 el uso de la mascarilla sigue siendo una de las medidas sanitarias más importantes para controlar los contagios. Aunque las altas temperaturas inciten a no usarla, es imprescindible llevarla siempre que la situación lo requiera.

8. Cuidado con el coche

El calor excesivo al conducir produce somnolencia al volante por lo que lo ideal es conseguir una temperatura del interior del vehículo adecuada. Las mascotas y el grupo de riesgo también pueden sufrir golpes de calor si la temperatura del vehículo es demasiado alta.

9. Deja el botiquín lejos del calor

Es imprescindible mantener las medicinas en un entorno fresco para evitar que el calor pueda estropearlas y, con ello, que pierdan sus propiedades.

10. Acude al médico si es necesario

En ocasiones, ni siquiera extremando las precauciones conseguimos evitar la aparición de síntomas asociados a un golpe de calor. Entre ellos podemos encontrar dolor de cabeza, malestar, confusión, sequedad… por lo que la primera opción es acudir a un especialista médico.

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