Pronto metió el miedo en el cuerpo a una Suiza a la que se le escapaban los balones cada vez más cerca de su portería. Así abrió la lata Lucía García, muy atenta en el centro del ataque tras un robo de ‘pilla’ de Mariona Caldentey –o un error garrafal de la guardameta helvética, que se confió intentando un pase a la izquierda en el interior del área–, que aguantó el cuero ante los intentos desesperados de la defensa suiza de recuperar la bola. Lucía García solo tuvo que empujarla para hacer el primero.
Suiza intentó reponerse con ataques rápidos, armando el contragolpe, pero España no le permitía entrar en el área. Varios disparos lejanos, un robo a Laia Aleixandri y un saque de esquina fueron lo más cerca que estuvo la Nati de devolver las tablas al marcador.
Nada hizo dudar a España, que en el descuento de la primera mitad, justo antes del descanso, asestó el segundo golpe. Esta vez fue obra de Aitana Bonmatí, que entró al área como una exhalación para poner el balón en la red con un remate acrobático de primeras a un centro desde la izquierda.
Y cuando Córdoba aún no había terminado de celebrar el tercero, llegó el cuarto. Una promesa que ya es realidad fue la autora: Inma Gabarro. La delantera del Sevilla estaba en el sitio justo en el momento adecuado: en el punto de penalti para recoger el rechace de la guardameta suiza a un disparo de Athenea. No perdonó. Tampoco se quedó conforme, pues tuvo otras dos ocasiones para conseguir su doblete, pero no entraron.
Suiza tuvo el gol del honor 10 minutos después con una jugada trenzada que dejó sola a Pilgrim frente a Cata Coll, pero la guardameta balear ahogó la fiesta a la delantera helvética para marcharse con la portería a cero. Hubo tiempo para más: Maite Oroz completó la manita de España con un golazo de volea desde fuera del área tras el despeje de un córner de la defensa suiza.
Un festival de la selección para cerrar una tormentosa concentración por todo lo alto y encarrilar el pase a la final de la Nations League y la clasificación a los JJ OO.