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Cocina

Tarta de tiramisú rellena de chocolate

El tiramisú es uno de los postres favoritos de muchísimas personas y es que su combinación de sabores (chocolate, café y queso mascarpone) no puede ser más acertada. Las recetas tradicionales siempre son un éxito seguro pero hay reinterpretaciones que tampoco están nada mal. De hecho, hay algunas que tienen una pinta irresistible, como esta tarta de tiramisú rellena de chocolate.

La base, a diferencia de la de la receta clásica, no se prepara con bizcochos de soletilla sino con una masa quebrada. Le da un toque crujiente irresistible. Hay que hornearla y mientas se enfría, a modo de relleno, lleva una combinación de chocolate, café y huevo con nata que también hay que hornear después. Para decorarla, le vamos a poner encima una crema de queso mascarpone que también lleva mantequilla y azúcar.

Si queremos, podemos limitarnos a extender la crema por encima del relleno de la tarta pero nos va a quedar mucho más bonita si hacemos uso de la manga pastelera para formar unas bolitas de crema. Para terminar, bastará con espolvorear cacao puro por encima. Hazlo con un colador y «pintar» solo una mitad diagonal o poner un poquito por encima de toda la tarta.

Ingredientes
1 disco de pasta brisa o masa quebrada

PARA EL RELLENO
175 gramos de nata para montar
115 gramos de leche entera
240 gramos de chocolate negro fondant picado
1 cucharada de café soluble
1 huevo

PARA LA CREMA MASCARPONE
300 gramos de azúcar glas
60 gramos de mantequilla
125 gramos de queso mascarpone
100 gramos de cacao en polvo

1. Coloca la masa sobre el molde
Precalienta el horno a 200°. Con el disco de masa quebrada, forra el interior del molde rectangular de manera que cubra toda la base y las paredes hasta unos 3 o 4 cm, y pincha la base con un tenedor.

2. Hornea la base
Cubre la masa con papel sulfurizado y dispón encima bolitas de hornear o garbanzos secos para evitar que suba al cocer. Hornéala entre 12 y 15 minutos o hasta que la masa esté doradita. Retírala del horno y déjala enfriar.
3. Prepara el relleno
Mientras se enfría la masa, prepara el relleno. Pon a calentar la nata junto con la leche, a fuego medio. Cuando empiece a hervir, incorpora el chocolate fondant picado y el café soluble. Deja enfriar ligeramente, añade el huevo y mezcla bien.

4. Hornea el relleno
Vierte el relleno sobre la masa horneada, extiéndelo uniformemente y vuelve a hornear entre 20 y 25 minutos; hasta que el relleno tenga una consistencia firme en los bordes pero mantenga el centro todavía esponjoso. Retira del horno, deja enfriar y reserva en el refrigerador.
5. Haz la crema de mascarpone
Para preparar la crema de mascarpone, pon en el bol de la batidora el azúcar, la mantequilla a temperatura ambiente y el mascarpone y bate hasta conseguir una crema firme y fina.

6. Decora y sirve
Introduce la crema en una manga pastelera provista de boquilla redonda y cubre toda la superficie haciendo montoncitos. Espolvorea cacao por encima, y refrigera hasta servir.

Consejos:
¿Quieres hacer tú la masa quebrada? Solo necesitas mezclar mantequilla con azúcar hasta que la masa blanquee. Luego se añade el huevo y después la harina. Es clave dejar que la masa repose durante al menos media hora en la nevera. Para terminar, solo habrá que estirarla con el rodillo y hornearla con unas legumbres secas por encima para que no tome volumen.
Puedes añadir una cucharadita de licor (mejor si es amaretto pero también sirve el ron o el coñac) al relleno para darle un toque de sabor.

Fuente: Lecturas.

Cristina Álvarez.
 

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Cocina

Mousse de Chocolate Blanco y Grosellas

Cuando llega una mousse a la mesa, es imposible resistirse. Y es que su textura suave y cremosa, que se deshace en la boca, es un auténtico placer para los sentidos. La más popular es la de chocolate, pero también se puede elaborar con limón, frutos rojos, mango, requesón… Incluso hay deliciosas versiones saladas.

Sobre su presentación, se puede tomar sola, en vasitos o copitas, o formar parte de deliciosas tartas, milhojas… Son superversátiles. No te pierdas, por ejemplo, la tarta mousse de chocolate negro (sin horno), la tarta sin horno de galletas digestive y mousse de frutos rojos o el hojaldre con mousse de limón y merengue tostado.

Hoy te descubrimos una mousse de chocolate blanco que, a la que la pruebes se convertirá en un clásico de tu recetario de postres. Es facilísima, tiene un sabor delicioso y, además, su presentación es espectacular. Elaborada solo con chocolate blanco, vainilla y nata para montar, lleva una base de salsa de grosellas, que contrasta muy bien con el chocolate blanco, y antes de servir se decora con unos racimos también de grosellas. ¿Empezamos?

Ingredientes
175 gramos de chocolate blanco
200 gramos de nata para montar
Vainilla
Grosellas

1. Monta la nata
Practica un corte a lo largo en la vaina de vainilla y raspa el interior para desprender las semillitas. Vierte la nata en un cuenco, añádele las semillas de vainilla y resérvala alrededor de 1 hora en la nevera para que se aromatice. Transcurrido el tiempo, saca la nata y móntala con varillas eléctricas hasta que tome cuerpo, pero sin batirla en exceso.

2. Agrega el chocolate
Trocea el chocolate blanco, colócalo en un cuenco y fúndelo al baño María. Deja que se temple ligeramente y añádele poco a poco la mitad de la nata montada, mezclando con una espátula y con movimientos envolventes de arriba abajo. Una vez obtenida una mezcla homogénea, añade el resto de nata y sigue removiendo de igual modo hasta integrarla.

3. Tritura las grosellas
Lava las grosellas bajo el agua del grifo y sécalas con papel absorbente de cocina. Reserva algunas para decorar y coloca el resto en el vaso de la batidora. Tritúralas y tamiza el jugo obtenido para evitar pieles y semillas.

4. Monta el postre
Reparte la salsa de grosellas en unos vasitos o cuencos. Rellénalos con la mousse de chocolate blanco y deja en el frigorífico un mínimo de 30 minutos antes de servir. Presenta el postre decorado con las grosellas reservadas.
Pasos esenciales
La elaboración de esta mousse es tan fácil que incluso las personas con poca experiencia saldrán victoriosas. Primero, deja infusionar la nata con unas semillitas de vainilla en la nevera. Así adquirirá un delicado sabor. Y, luego, móntala en con unas varillas eléctricas.

Un consejo: antes de usar la nata, asegúrate que está bien fría. Así que déjala en la nevera al menos 12 horas antes. Respecto al cuenco y a las varillas, déjalas en el congelador durante 15 minutos. Con este gesto, conseguirás que la nata se monte mejor y quede más esponjosa. Luego, funde el chocolate al baño María, déjalo templar un poco y mézclalo con la nata. Para que los ingredientes queden bien integrados, realiza movimientos envolventes.

En este punto solo te quedará, triturar las grosellas, tamizarlas, colocar la salsita resultante en los vasitos, verter encima la mousse y llevar la nevera. En 30 minutos ya tendrás tu mousse de chocolate blanco lista para comer.

Ideas y variantes para la mousse de chocolate blanco y grosellas
En la base de los vasitos hemos colocado una salsa de grosellas, pero puedes decantarte por otros frutos rojos: frambuesas, arándanos, moras… También puedes optar por otras frutas cortadas en daditos (melocotón, mango, peras…), unas galletas trituradas, un bizcocho desmenuzado o un poco de muesli.

Respecto a la decoración, este postre quedará perfecto con unos frutos secos picaditos (almendras, nueces, anacardos…), virutas o bolitas de chocolate negro… También puedes espolvorear un poco de cacao o de canela en polvo. Y si tienes menta, no dudes en agregar unas hojitas. Aportarán un toque refrescante al postre.
Otra sugerencia que combinará muy bien con el chocolate blanco y que puedes usar como decoración es el caramelo. Calienta azúcar en un cazo (con un par de cucharadas será suficiente) y cuando se haya disuelto, retíralo del fuego y viértelo, con cuidado, sobre una hoja de papel de horno. Deja que se enfríe el caramelo, despégalo del papel y trocéalo.

Fuente: Lecturas Cocina.

Rosa Mestres.

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Cocina

Calabacines rellenos con salpicón de verduras

El calabacín es la hortaliza de verano por excelencia. Aunque se puede comprar durante todo el año, los ejemplares más sabrosos se obtienen de julio a septiembre. Lo mismo pasa con el relleno que te proponemos; hecho con cebolla morada, zanahoria, tomate y pimiento verde y rojo. El resultado es una receta vegetariana, rica y saludable, fácil de preparar y perfecta para una cena de verano.

Para que te sea más fácil rellenar los calabacines, escoge variedades pequeñas, redondas y de textura firme. Si dispones de tiempo, espolvorea un poco de queso rallado por encima y gratínalo unos minutos hasta que se derrita.

Rellenar calabacines es una técnica fácil, muy versátil e ideal para aprovechar los sobrantes de verduras. Los calabacines rellenos de ensalada, calabacines rellenos de mejillones, calabacines rellenos a los cuatro quesos y calabacines rellenos de verduras y bonito son excelentes ejemplos.

Ingredientes
4 calabacines
2 zanahorias
2 tomates
1 cebolla morada
½ pimiento rojo
½ pimiento verde
2 ramitas de cebollino
Pimienta negra
Aceite de oliva
Vinagre de jerez
Sal

1. Prepara los calabacines
Lava los calabacines, despúntalos y pártelos por la mitad a lo largo. Retira parte de la pulpa con una cuchara y cuécelos en agua salada 4 minutos. Escúrrelos y déjalos enfriar.
2. Prepara el resto de verduras
Raspa las zanahorias, lávalas y córtalas en dados. Cuécelas también en agua salada 4 minutos, escúrrelas y deja enfriar. Lava los tomates y los pimientos. Limpia estos y parte ambos en dados pequeños. Pela la cebolla y pártela de igual forma.
3. Saltea las verduras
Mezcla todas las verduras y saltéalas durante 3 minutos en una sartén grande con 2 cucharadas de aceite.

4. Rellena los calabacines
Retira las verduras y mézclalas con un poco de aceite, 2 cucharadas de vinagre, sal y pimienta. Rellena las mitades de calabacín con el salpicón de verduras.
5. Emplata y sirve
Lava y pica el cebollino. Espolvoréalo por encima de los calabacines y sirve.

Variantes de calabacines rellenos con salpicón de verduras:
Esparce un poco de queso rallado por encima justo antes de servir el plato para darle un toque extra.
El cebollino es sustituible por cualquier otra hierba aromática, especialmente perejil y albahaca.
Este salpicón es adaptable a verduras de invierno; puerro, apio, espinacas, judías verdes, etc.

Fuente: Lecturas.

Jani Paasikoski.

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Cocina

Pierna de cordero al horno con patatas y romero

Aunque preparar una pierna de cordero requiere bastante tiempo de cocción, la verdad es que realizarla es mucho más fácil de lo que parece. Solo requiere tener un poco de paciencia e ir regando la pieza con los jugos que va soltando.

Y si quieres que la carne quede todavía más gustosa, antes de empezar a cocinarla, inyéctale un poco de brandy, por varias partes, con una jeringuilla. El resultado será espectacular.

¿Te apetece descubrir otras recetas con cordero? Echa un vistazo a la pierna de cordero al horno con compota, al guiso de cordero al horno con puré de patata, especias y hierbas o al carré de cordero con salsa de vino y verduras.

Ingredientes
2 piernas de cordero pequeñas
400 mililitros de caldo
200 mililitros de vino de jerez
1 ramita de romero
Aceite de oliva
Pimienta blanca
Sal
PARA LA GUARNICIÓN
600 gramos de patatas pequeñas
1 ramita de romero
Sal
Aceite de oliva
Pimienta
PARA DECORAR
Bayas de pimienta rosa

1. Prepara la carne
Mientras se precalienta el horno a 180º (10-15 minutos), prepara la carne. Limpia las piernas de cordero retirándoles el exceso de grasa y las telillas. Sécalas con papel de cocina y, con un cuchillo afilado, practica en cada una varias incisiones en la parte más carnosa, cada 3 o 4 cm.

2. Incorpora el romero
Lava el romero, escúrrelo, trocéalo e introduce las agujitas en los cortes de la carne. Después, salpimienta por todas partes. Dispón las piernas de cordero en una fuente refractaria y riégalas con un buen chorro de aceite y la mitad del caldo.

3. Cuece en el horno
Tapa la fuente y hornea la carne unos 40 minutos. Cada 10 o 15 minutos, retira el cordero del horno unos segundos, báñalo con el jugo de la cocción y sigue asándolo, siempre tapado.

4. Elabora la guarnición
Lava las patatas, sécalas, pásalas a la placa y salpimiéntalas. Luego, rocíalas con aceite y espolvoréalas con la ramita de romero, lavada y picada. Introduce la placa en el horno y asa las patatas 40 minutos, hasta que estén tiernas.
5. Vierte el vino
Retira el cordero del horno después de 40 minutos de cocción, vierte el vino por encima y hornea 10 minutos más, esta vez destapado.

6. Baña con el caldo
Pasado ese tiempo, vuélvelo a sacar y báñalo con el caldo restante. Continua asando la carne 15-20 minutos. Los últimos 10 minutos, sube la temperatura del horno hasta 200°, para que la piel quede bien crujiente.
7. Deja reposar
Retira las piernas de cordero del horno y déjalas reposar 5 minutos, para que se asienten los jugos, Sírvelas con las patatas asadas, regadas con su salsa y espolvoreadas con la pimienta rosa machacada.

EL TRUCO

Los cortes que hagas en la pierna de cordero deben ser poco profundos, para evitar que pierda jugos y se reseque.

Fuente: Lecturas.

Begoña Montané.

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