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Ciencias y Nuevas Tecnologías

Las misiones Ariane, o cómo Europa ha logrado la independencia en el espacio

Desde su primer lanzamiento en 1979, los cohetes Ariane han simbolizado la capacidad autónoma de Europa para acceder al espacio. Estas misiones han sido cruciales no solo para la exploración científica, sino también para garantizar la independencia tecnológica de Europa en el ámbito espacial.

La saga de Ariane comenzó con Ariane 1, que abrió camino para sucesivos desarrollos en la familia de cohetes, llegando a Ariane 6, el más reciente y avanzado.

ARIANE 6, LA MISIÓN EN MARCHA

Este último modelo, que ha realizado su lanzamiento en julio de 2024, introduce importantes innovaciones tecnológicas que buscan optimizar la capacidad de carga y mejorar la flexibilidad de las misiones. A diferencia de sus predecesores, Ariane 6 incluye la capacidad de reiniciar su etapa superior, lo que le permite realizar misiones complejas y lanzar múltiples satélites en diferentes órbitas en un solo vuelo.

Tras cuatro años de retrasos, tiene como objetivo principal reestablecer la capacidad independiente de Europa para acceder al espacio. El lanzamiento, que ocurrió el 9 de julio desde Kourou, Guayana Francesa, ha marcado un momento crucial para la Agencia Espacial Europea (ESA) y sus aspiraciones espaciales. La misión transporta 11 micro-satélites universitarios, cápsulas de reentrada y pequeños experimentos científicos. Un exitoso despliegue de la carga útil y el amerizaje de su etapa superior reutilizable en el Océano Pacífico determinarán el éxito de la misión.

¿CÓMO SERÁ EL FUTURO DE LAS MISIONES ARIANE?

Ariane 5, que ha sido un pilar durante más de 25 años, es recordado por sus impresionantes récords y confiabilidad. Desde su lanzamiento inicial en 1996, ha llevado a cabo más de 100 misiones exitosas, colocando en órbita importantes satélites como el telescopio espacial James Webb y la misión Rosetta, que exploró el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko.

El éxito de los cohetes Ariane no solo se debe a los avances tecnológicos, sino también a la colaboración entre múltiples países europeos y socios internacionales. La misión GRBBeta, por ejemplo, es un testimonio de esta cooperación, involucrando a equipos de Hungría, República Checa, Japón y Canadá para desarrollar tecnologías avanzadas de observación astronómica.

El futuro de las misiones Ariane promete continuar este legado de innovación y cooperación. La capacidad de Ariane 6 para reiniciar su etapa superior no solo aumenta la eficiencia de las misiones, sino que también permite a Europa mantener su liderazgo en la industria espacial global.

LA HUELLA DE EUROPA EN LA EXPLORACIÓN ESPACIAL

Las misiones Ariane han tenido un impacto significativo en diversas áreas, desde la ciencia pura hasta aplicaciones prácticas. Misiones como la de Envisat han proporcionado datos cruciales para el monitoreo ambiental y la gestión de recursos naturales, mientras que la misión Gaia ha permitido mapear la Vía Láctea con una precisión sin precedentes. Estas contribuciones no solo han beneficiado a la comunidad científica, sino que también han impulsado la industria tecnológica europea.

A medida que Ariane 6 avanza en su vuelo inaugural, la expectativa y el entusiasmo entre la comunidad científica y espacial son palpables. Con su diseño avanzado y capacidades mejoradas, Ariane 6 está listo para abrir una nueva era en la exploración espacial europea, continuando un legado de excelencia que comenzó hace más de cuatro décadas.

Fuente: National Geographic.

 

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Ciencias y Nuevas Tecnologías

Jeanne Baret, la mujer que dio la vuelta al mundo disfrazada de hombre y descubrió nuevas especies

Ser mujer y nacer en pleno siglo XVIII no era nada sencillo. Y si su vocación era la ciencia, ya ni hablemos: la cosa se ponía todavía más negra. Por ello, muchas científicas (y académicas o eruditas de muchas otras áreas, como la literatura o la pintura) se veían en la obligación de refugiarse bajo apodos y caracterizaciones masculinas para poder ejercer en sus verdaderas vocaciones. Y la de Jeanne Baret es una de esas historias.

En un momento en el que las mujeres no podían dedicarse a la ciencia, embarcarse en expediciones científicas o, si quiera, subir a un barco como parte de una misión oficial, Jeanne lo tuvo muy claro. Se disfrazó de hombre, se hizo llamar Jean y se embarcó como ayudante del naturalista Philibert Commerson en una de las expediciones más ambiciosas: la vuelta al mundo a bordo de la nave Étoile, comandada por Louis-Antoine de Bougainville.

UNA MUJER ADELANTADA A SU TIEMPO
Jeanne Baret nació en 1740 en una zona rural de Francia. Criada en una familia muy humilde, Jeanne comenzó a interesarse por la botánica desde muy pequeña, llegando a convertirse en toda una autodidacta en esta ciencia, completamente reservada para los hombres en aquel momento. No obstante, a pesar de las barreras, su talento era innegable.

Por ello, cuando conoció a Philibert Commerson, un reconocido naturalista, este no pudo negar las grandes capacidades de la joven y comenzaron a trabajar juntos. Ella no solo le asistía: lo ayudaba a clasificar plantas, tomar notas y recolectar todo tipo de especímenes. De hecho, muchos llegaron a afirmar que Jeanne era igual – o, incluso, más – competente que Commerson.

En 1766, Commerson fue invitado a unirse a la expedición de Bougainville, la cual tenía como objetivo dar la vuelta al mundo y estudiar todas aquellas especies botánicas que fueran descubriendo por el camino. Y aceptó… pero con una condición: Jeanne debía ir también. Pero el problema residía en que las mujeres tenían terminantemente prohibido embarcarse en misiones académicas. Por tanto, no les quedó otro remedio que tomar una decisión extrema: ella se disfrazaría de hombre y se haría pasar por su asistente.

UN VIAJE DE SECRETOS
Y así lo hicieron. La travesía comenzó en Francia y pasó por lugares como Brasil, Uruguay, Argentina, Tahití o Madagascar. Y Jeanne comenzó a cobrar cada vez más importancia: Commerson sufría problemas de salud y cada vez dependía más de ella, que era quien exploraba, recolectaba y cargaba los especímenes botánicos que luego estudiaban juntos a bordo del barco.

Uno de los descubrimientos más icónicos de la expedición fue una preciosa planta de flores coloridas que Commerson nombró Bougainvillea, en honor al capitán de la expedición. Sin embargo, aunque la historia le ha atribuido a Commerson ese hallazgo, con el paso de los años muchos historiadores han defendido que, dada la frágil salud del botánico y los roles adoptados en el barco, lo más seguro es que fuera Jeanne quien la identificó por primera vez.

Pero no todo fue color de rosas. Si bien es cierto que, durante los primeros meses, nadie sospechó de que “Jean Baret” era en realidad una mujer, la mentira no duró para siempre. En Tahití, los habitantes locales la reconocieron como mujer, lo que levantó las sospechas de la tripulación que, finalmente, descubrieron su verdadera identidad. Sin embargo, a pesar del escándalo, no fue expulsada ni castigada: el respeto que se había ganado por su trabajo pesó más que el fraude.

DE VUELTA AL MUNDO… Y AL OLVIDO
Después de terminar la expedición, Jeanne no regresó de inmediato a Francia. Commerson y ella se quedaron durante algunos años en la isla de Mauricio, donde el científico falleció. Pero ella no se detuvo: sola en un mundo de hombres, continuó trabajando y ganándose la vida como pudo hasta el año 1785, cuando regresó a Francia. Y no lo hizo sola: en cuanto pisó su país, Jeanne se alzó con un gran título: se convirtió en la primera mujer en completar una vuelta al mundo oficialmente, aunque disfrazada y sin reconocimiento público.

Lamentablemente, durante mucho tiempo la figura de Jeanne quedó en el olvido, reducida a una simple nota a pie de página en los relatos de la expedición, y no fue hasta siglos después que el mundo comenzó a reconocer su verdadero papel en la historia. Un ejemplo de ello ocurrió en 2012, cuando el gobierno francés la honró oficialmente al nombrar una especie de planta con su nombre: la Solanum baretiae, un pequeño gesto para quien tanto hizo por la botánica.

Fuente: National Geographic España.

Noelia Freire.

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Ciencias y Nuevas Tecnologías

Un gigantesco objeto interestelar se aproxima a la Tierra y será revelador para los astrónomos

El cometa 3I/ATLAS, un coloso gélido proveniente de la constelación de Sagitario, irrumpirá este otoño en nuestro vecindario cósmico. Su llegada, captada por el telescopio ATLAS desde el desierto chileno de Río Hurtado el 1 de julio, marca apenas el tercer objeto interestelar identificado en cruzar nuestro sistema solar.

Y, a diferencia de sus predecesores —el enigmático Oumuamua y el veloz Borisov—, este visitante es considerablemente más grande: se estima que mide unos 20 kilómetros de diámetro.

Los datos preliminares indican que 3I/ATLAS se encuentra actualmente a unos 670 millones de kilómetros del Sol, más allá de la órbita de Júpiter.

Su velocidad, cercana a los 68 km/s, y su trayectoria hiperbólica confirman un origen inequívocamente interestelar: fue expulsado, muy probablemente, de otro sistema solar tras una interacción gravitacional intensa. Estas características lo convierten en un testigo viajero de regiones desconocidas del cosmos.

SIN RIESGO DE COLISIÓN
Gracias a las observaciones archivadas en tres telescopios ATLAS distribuidos globalmente, y a los registros de la instalación Zwicky Transient Facility en California, los astrónomos lograron rastrear al cometa hasta el 14 de junio, antes incluso de su detección oficial.

Desde entonces, una red global de observatorios ha seguido su rastro con creciente expectación. Por ahora, el objeto se dirige hacia el interior del sistema solar, rumbo a su perihelio: el punto más cercano al Sol, que alcanzará el 29 de octubre de 2025.

Y aunque su aproximación máxima a la Tierra ocurrirá el 30 de octubre de 2025, a una distancia de 1,35 unidades astronómicas (unos 202 millones de kilómetros), los expertos han sido enfáticos: no existe riesgo de colisión.

Su trayectoria, confirmada por entidades como la NASA, la ESA y el Minor Planet Center de la IAU, lo mantendrá fuera de cualquier zona de peligro para nuestro planeta. Su paso se mantendrá siempre más allá de la órbita terrestre, adentrándose apenas en el dominio marciano.

UN HECHO CIENTÍFICO MUY RELEVANTE
Pero más allá de la seguridad, lo que verdaderamente enciende el entusiasmo de la comunidad científica es el carácter inusitado y revelador de este visitante cósmico. Los cometas interestelares como 3I/ATLAS portan consigo los secretos químicos y estructurales de los sistemas solares que los vieron nacer.

Su composición, marcada por una tenue pero evidente cola cometaria, podría ofrecer pistas insustituibles sobre la formación de planetas, la evolución de otros sistemas estelares y la diversidad de materiales en el universo.

Los telescopios terrestres podrán seguir su movimiento hasta septiembre, momento en que se alineará demasiado cerca del Sol para ser observado desde la Tierra. Sin embargo, se espera que vuelva a aparecer del otro lado de nuestra estrella a principios de diciembre, ofreciendo una segunda oportunidad para ser estudiado en detalle por astrónomos de todo el mundo.

El valor de estos encuentros celestes no radica solo en su rareza, sino en la profundidad de lo que pueden revelar. Cada grano de polvo liberado por 3I/ATLAS, cada trazo de su cola cometaria, representa un archivo químico milenario, un relato condensado de un sistema que gira alrededor de una estrella que quizá nunca veremos.

De ahí que astrónomos de todos los rincones del mundo estén alineando sus instrumentos, afinando sus cálculos y preparándose para extraer hasta el último dato posible de esta visita fugaz pero trascendental.

Fuente: National Geographic España.

Sergio Parra.

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Ciencias y Nuevas Tecnologías

La NASA confirma la fecha del eclipse solar más largo de la historia y cuáles son los mejores sitios para verlo

La mayoría de las personas cuando piensan en eclipses solares imaginan esos segundos en que la Luna bloquea la vista del Sol desde la Tierra. Pero no necesariamente es un tiempo corto. De hecho, la NASA ha estudiado todos los eclipses desde el 4000 a.C. hasta el 8000 y ha identificado a uno que se prolongará durante 7 minutos y 29 segundos, el más largo del que se tiene registro.

Para precisarlo han estudiado la geometría y la mecánica de la Tierra y de la Luna, que orbitan alrededor del Sol, así como la influencia de sus campos gravitacionales. Una vez estimado a partir de las leyes de Newton se pueden entender sus movimientos en un espacio tridimensional. Introducidas sus posiciones, sus cuerpos y sus movimientos, se calculan las posiciones relativas con una precisión de menos de un minuto en miles de años.

De esta manera, en su calendario han establecido que el eclipse solar total más extenso ocurrirá el 16 de julio de 2186 y tendrá una duración de siete minutos y 29 segundos, con una trayectoria que se verá especialmente desde Colombia, Venezuela y Guyana. Esto significa que de acuerdo con sus posiciones, la sombra de la Luna permanecerá más tiempo sobre la Tierra.

La NASA calcula la previsión de eclipses porque es el único momento para observar a la corona, la atmósfera externa del sol. Este breve período de bloqueo permite estudiar los efectos en la Tierra. Una muestra de su vital importancia es que hace días unos investigadores de la Agencia Especial Europea (ESA) han recreado un eclipse solar total artificial para llevar a cabo esos estudios con mayor frecuencia.

Uno de los efectos del Sol es la formación de la ionosfera, la capa superior de partículas cargadas. “Comprender esta región es importante porque alberga muchos satélites en la órbita terrestre baja, así como señales de comunicaciones —como ondas de radio y las señales que hacen que funcionen los sistemas de GPS— y los cambios que ocurren allí pueden tener impactos significativos en nuestra tecnología y nuestros sistemas de comunicaciones”, afirman desde la NASA.

Los eclipses solares están clasificados en cuatro categorías:

Eclipse solar total: cuando la Luna cubre el disco solar por completo y solo se puede observar la corona del Sol, pero sucede en sitios específicos.
Eclipe solar parcial: la Luna cubre sólo una parte del Sol, que se ve como si tuviera un “mordisco”.
Eclipse solar anular: la Luna parece estar “adentro” del Sol y se observa únicamente como un anillo de fuego en su interior.
Eclipse solar híbrido: a medida que la Luna se desplaza, el eclipse se observa como total en algunos sitios y como anular, en otros.

EL ESPECIAL CALENDARIO ASTRONÓMICO DE ESPAÑA 
Si bien es cierto que faltan más de cien años para el histórico eclipse solar de 2186, entre 2026 y 2028 se vivirá una consecución de episodios astronómicos inéditos en España. El 12 de agosto de 2026 ocurrirá el primer eclipse solar total visible desde la Península Ibérica desde 1912. Sucederá en A Coruña, Oviedo, Bilbao, Zaragoza, Valencia y Palma, entre las ciudades principales, con duraciones que van desde pocos segundos hasta 1:50.

Un segundo eclipse solar total ocurrirá el 2 de agosto de 2027 con visión óptima desde Ceuta y Melilla, mientras que el 26 de enero de 2028 seremos testigos de un eclipse anular que cruzará Córdoba, Sevilla y Valencia.

Fuente: National Geographic España.

Pedro Molina.

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