Cultura
La Cultura del Nilo
La cultura que se desarrolló a las orillas del río Nilo continúa fascinando por su misteriosa complejidad y su rica mitología. Jeroglíficos, pirámides, esfinges, faraones… La cantidad de enigmas que nos ha dejado esta civilización a lo largo de más de tres milenios es de lo más cautivadora. Desde la belleza de sus colosales construcciones funerarias a sus ritos para congraciarse con los dioses una vez dejada atrás la vida terrenal. Aunque esta época está dividida en varios periodos, los de mayor esplendor corresponden al Imperio Antiguo, el Medio y el Nuevo. Históricamente, se considera que comenzó con la unificación de ciertas ciudades del valle del Nilo, alrededor del año 3.150 a. C., y normalmente se da por terminado en el año 31 a. C., justo cuando el Imperio romano, bajo el mando de Augusto, puso fin a la dinastía ptolemaica, siendo Cleopatra la última reina en ocupar el trono del antiguo Egipto.
La cultura egipcia existe desde hace más de 6.000 años, atravesando numerosos cambios que se dieron por el contacto con pueblos invasores, como los árabes, los romanos y los griegos. Su centro se encuentra en el noreste de África, principalmente a orillas del río Nilo, pero se ha expandido en épocas de conquistas imperiales.
Tanto el antiguo Egipto como las antiguas culturas de la Mesopotamia fueron las primeras sociedades en crear, sostener y desarrollar un sistema de escritura, alrededor del año 3.000 antes de Cristo.
La cultura egipcia actual no sólo tiene nuevas manifestaciones en diversas áreas del arte sino que también se nutre de su herencia de la antigüedad, conservando monumentales obras de arquitectura como las pirámides.
Los primeros habitantes del actual territorio egipcio eran nómadas y se movían en todo el valle del Río Nilo. Estos pueblos aproximadamente en el 4.000 antes de Cristo se agruparon en dos regiones diferenciadas: el Alto Egipto y el Bajo Egipto. La población se unifica bajo el Faraón Menes en el 3.100 a C.
La historia del Antiguo Egipto puede dividirse en:
- Imperio Antiguo. 3.000 a C – 2.050 a C. Se construyen las pirámides y florecen las artes.
- Imperio Medio. 050 a C – 1.800 a C. Fortalecimiento de la economía gracias a una descentralización del poder político y económico.
- Imperio Nuevo. 1567 a C – 1085 a C. Expansión conquistadora.
Luego de los sucesivos imperios, el territorio fue dominado por los persas (341 a C) y posteriormente por griegos y romanos. Desde el siglo IV de nuestra era formó parte del Imperio romano oriental, y posteriormente Imperio bizantino.
En el siglo VII el territorio es invadido por los árabes, quienes introdujeron su cultura, idioma y religión islámica hasta el siglo XVI, en que Egipto fue dominado por el Imperio otomano. Sin embargo, la cultura árabe continuó siendo la más importante para la población.
En el siglo XVIII, Egipto fue invadido por las fuerzas francesas de Napoleón, y luego de una serie de guerras civiles en 1805 se declaró la independencia de Egipto. En el siglo XX el país fue dominado por una serie de dictaduras, siendo la última la de Hosni Mubarak, derrocado en 2011, pero reemplazado por un gobierno corrupto. Luego del golpe de Estado de 2013, actualmente Egipto es una república democrática parlamentaria.
Escritura de la cultura egipcia
La cultura egipcia fue la cuna de la escritura, y la desarrolló en tres tipos distintos:
- Escritura jeroglífica. Desde el 3.300 a C hasta el 700 a C. Símbolos que representan objetos (figurativos) y sirven para designar sonidos (letras o sílabas)
- Escritura hierática. Forma más estilizada y sencilla para que la escritura se adaptara al papiro.
- Escritura demótica. Forma abreviada de la escritura hierática. Se utilizaba para asuntos cotidianos.
Estos tres tipos de escritura fueron descifrados gracias al descubrimiento de la Piedra Rosetta. Los manuscritos se albergaban en bibliotecas, entre ellas la Biblioteca de Alejandría, que llegó a contener 900.000 obras, y fue fundada en el siglo III a C.
Arte de la cultura egipcia
El arte durante los imperios egipcios fue en gran parte una forma de manifestar el poder de los monarcas así como expresar las creencias religiosas. Por eso, su contenido era mítico y sus formas eran monumentales.
En la pintura no se utilizaba la perspectiva y los colores eran planos. Además, los personajes aparecían de perfil. Se utilizaba en la decoración de objetos, pero también como murales de cámaras sepulcrales, templos y palacios.
Religión de la cultura egipcia
La religión era politeísta, es decir que se adoraban diversos dioses. El principal era el dios Rá (dios del sol), Osiris (dios de los muertos) e Isis (diosa de la fertilidad).
Los egipcios también creían en una vida después de la muerte. El libro de los muertos es un texto que incluye oraciones que se utilizaban para proteger el alma de los muertos en su pasaje a la otra vida.
Arquitectura de la cultura egipcia
Aún se conservan los templos monumentales dedicados a dioses como el templo de Amón-Ra en Karnak. También cumplían la función de celebrar faraones o bien conmemorar eventos, como el templo de Abu Simbel. También se construían esfinges para celebrar a los faraones.
Las pirámides eran tumbas monumentales de faraones. Entre ellas se encuentran la pirámide del faraón Seneferu y la pirámide del faraón Keops.
Las mastabas eran otra forma de tumba. Por otro lado, los cenotafios eran monumentos funerarios pero que no contenían una tumba sino que sólo se construían en honor a la persona fallecida.
Escultura de la cultura egipcia
La escultura, se tallaba en marfil, bronce, madera y piedra, con personajes mitológicos y políticos. Gracias a los materiales utilizados, se conservan múltiples ejemplares de estas obras de arte. A pesar de la dureza de algunos materiales utilizados, la escultura lograba un alto nivel de perfeccionismo en sus composiciones y detalles.
Ciencia de la cultura egipcia
El nivel de desarrollo científico en Egipto era tal, que los sabios de Antigua Grecia viajaban a Egipto para aprender. De hecho, Pitágoras desarrolló su teorema basándose en investigaciones egipcias. En matemáticas, desarrollaron sumas, restas, multiplicaciones y divisiones. Los instrumentos de medición fueron utilizados para aprovechar las crecidas del Nilo en los terrenos de cultivos, así como para perfeccionar la arquitectura y lograr obras monumentales.
En medicina se mezclaba el conocimiento científico con las creencias religiosas, pero esto no impidió que se desarrollara la disciplina, que cuidaba de la higiene tanto de médicos como de pacientes y buscaba la causa de las dolencias.
Música egipcia
Sobre la música del antiguo Egipto solo sabemos que se utilizaban arpas y flautas. En la actualidad, el género mamba es uno de los más populares en el país. Además, en los últimos 40 años, se ha utilizado la música popular para transmitir contenidos ideológicos, como conflictos sociales y de clase.
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Cultura
El Palacio de Liria enseña al Colón más íntimo con una exposición de sus cartas y otras joyas de su colección americana
Cuando Cristóbal Colón se despedía de su hijo en una carta, el texto no se cerraba con un “besos” o “un abrazo”. Eran otros tiempos y otro uso del castellano, pero Colón, un hombre de antes, con una reputación noprecisamente buena y al que imaginamos recio, endurecido por sus aventuras y responsabilidades de gobierno, dejaba traslucir una cierta expresión de afecto al final de una misiva dirigida a su primogénito, Diego: “tu padre que te ama como así”, se puede leer. Más allá de esa despedida aparentemente sensible, aquella carta sorprende por su contenido, que tenía un objetivo claro: decirle al hijo, por entonces paje de la reina Isabel la Católica, que le hiciera entrega de otra carta para ella y también de una pepita de oro célebre en las colonias por su tamaño. Colón necesitaba congraciarse con la corona, porque sus relaciones con los monarcas no pasaban por su mejor momento. “Dáselo cuando acabe de comer, que creo que estará más dispuesta a oírte, y dile que es por agradecimiento a lo bien que se ha portado conmigo”, se puede leer en la carta.
Ese lado más íntimo del conquistador es uno de los aspectos en los que se ha querido enfocar la exposición Cartas de Colón. América en la Casa de Alba, que acaba de inaugurarse en el Palacio de Liria, la residencia estable de los duques a la cabeza de esta dinastía desde hace tres siglos. Allí se podrá visitar hasta el 16 de febrero. La muestra reúne por primera vez una gran parte del riquísimo patrimonio americano que está en manos de la familia, y que no solamente incluye 24 de las alrededor de 40 cartas autografiadas por Colón que se conservan, y que son las grandes estrellas de la exposición (cartas que el navegante escribió con su mano, que firmó o sobre las que hizo anotaciones), sino también muchos otros tesoros documentales y artísticos relacionados con su figura y con el proceso de conquista y gobierno de las colonias españolas en América a lo largo de varios siglos. Como las cartas, la mayor parte forman parte de la ‘colección americana’ de los fondos de la Casa de Alba, pero para completar la panorámica que se ofrece también los hay prestados por instituciones como el Museo del Prado, el Museo de América, el Archivo General de Indias o la Biblioteca Nacional.
La carta de Colón a su hijo Diego, de 1498. / FUNDACIÓN CASA DE ALBA. PALACIO DE LIRIA
Las cartas se han dispuesto en un display esférico que ocupa una de las salas del ala lateral del palacio donde se ubica la exposición, a la que se accede desde los jardines. Se han organizado en diferentes secciones y están acompañadas de otros documentos que tienen que ver con ellas y que nos sirven para ponerlas en contexto. Una de las secciones es el primer viaje colombino, cuando su expedición descubre la isla La Española (que hoy en día se dividen Santo Domingo y Haití). Podemos ver documentos en los que Colón apunta minuciosamente el salario de sus marineros, y también un dibujo del perfil de su costa. En ese momento todavía no sabía que aquella porción de tierra, en lugar de continente, era una isla. Otro bloque agrupa las cartas de Colón a los reyes y de los reyes a Colón mientras sus relaciones todavía iban bien. En el siguiente, en cambio, se reúnen documentos de la caída en desgracia del navegante, cuando siendo gobernador del Virreinato de las Indidas, los Reyes inician un proceso para destituirle por la mala administración de aquel territorio. Hay documentos del ‘juez pesquisador’ que hace la investigación y también están tres memoriales, de los cuatro que se conservan, que Colón redactó para defenderse.
Ofreciendo de nuevo esa versión más íntima están las «siete cartas de Colón al padre Gorricio, fraile de la Cartuja de Sevilla, que era donde Colón tenía depositados su dinero y también sus documentos”, apuntaba Consuelo Varela Bueno, investigadora de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos del CSIC especializada en la figura de Cristóbal Colón. Varela es la comisaria de la exposición y hablaba con entusiasmo, durante su presentación, del material reunido para la muestra. “Esas son unas cartas muy bonitas, casi todas escritas desde Sanlúcar. Le dice, por ejemplo, que no ha podido zarpar porque hace mal tiempo en el estrecho. Y le pregunta qué pasa con el libro de las profecías, un libro que escriben juntos y en el que van recogiendo todas las profecías en las que se podía anunciar que había unas tierras más allá. En otra, Colón le cuenta que le duelen las manos y no puede escribir”. Con un carácter difícil al que no ayudaba una salud complicada (con 40 años ya era un enfermo crónico con artritis y y fuertes dolores de espalda), fray Gaspar de Gorricio será de sus pocos amigos y confidentes.
Una herencia histórica
Las célebres cartas de Colón llegaron a la actual casa de Alba cuando uno de sus antepasados, Jacobo Fitz-James Stuart y Burgh, precisamente el duque (de Berwick, todavía no de Alba) que pondría en marcha la construcción del palacio de la actual calle Princesa, se casó en 1716 con Catalina Ventura Colón de Portugal y Ayala, duquesa de Veragua. La familia de ésta era descendiente, y por tanto heredera, del conquistador, y la duquesa aportó al matrimonio, entre muchas cosas, un gran archivo de documentos y objetos americanos, cartas incluidas. Entonces eran más de 40, pero hubo una parte que acabaron en el Archivo de Indias cuando, tras la resolución del pleito de Veragua en 1790, después de tres siglos de litigio, la casa tuvo que devolver buena parte de aquellos bienes, pero las 24 cartas quedaron traspapeladas y, por la tanto, en sus manos.
Otro tema que recuerda la muestra es la falta de consenso sobre qué apariencia tenía el navegante, al que se define aquí como ‘el hombre sin rostro’. De los cientos de retratos suyos que se conocen, ninguno puede considerarse auténtico. Su imagen, además, va mutando a lo largo de los siglos: a veces es rubio y otras castaño, con nariz aguileña o más bien chato… En la exposición de Liria se recogen varios: en el más grande y espectacular, del siglo XVIII, el supuesto Colón aparece con lechuguilla (el collar de tela en torno al cuello tan típico del siglo de oro) y unos ropajes que no se corresponderían con la época en que vivió.
Más allá de Cristóbal Colón, la otra gran protagonista de la exposición organizada en Liria es Rosario Falcó y Osorio (1854-1904), bisabuela del actual duque y que, como explica Álvaro Romero Sánchez-Arjona, director cultural de la Fundación Casa de Alba, “es una noble que se va a salir de los estándares de la época, porque es una gran documentalista, va a organizar los archivos y además los va a publicar. Ella le decía a un académico que se avergonzaba de cómo España había organizado el cuarto centenario de América, pero sin duda las publicaciones que ella llevó a cabo en aquel momento [en 1892 edita en tomos facsímil muchos de los documentos que estaban en el archivo familiar] aportaron luz a ese periodo”. Rosario llegó a ser candidata a miembro de la Real Academia de la Historia, pero un gremio casi totalmente masculino se lo acabó impidiendo.
El archivo en torno a la figura de Colón y sus descendientes y las obras de arte repartidas por todo el recorrido, desde los retratos del navegante o de diferentes miembros de las casas de Berwick y Alba a lo largo de los siglos hasta escenas de la vida en la América de la conquista, no son los únicos tesoros que los visitantes podrán encontrar en la exposición. Una sala está dedicada a otro importante fondo documental, el Nobiliario de Indias, que lo conforman más de doscientos escudos de armas de la época y que eran concesiones que, por méritos diversos, concedían los reyes “a ciudades americanas, a españoles conquistadores pero también a la nobleza indígena: una serie de nobles que van a ser premiados e igualados por la corona”, cuenta Álvaro Romero. Un ejemplo es el hijo de Moctezuma, al que se le concede la cédula real «por sus servicios y los de su padre que ayudó y favoreció a D. Hernán Cortés a conquistar y pacificr las provincias de la Nueva España», se indica junto al documento. Hasta ahora, solo los especialistas habían tenido acceso a estos fondos, que se exponen por primera vez.
Escudo de Moctezuma con el que se le concedía lo condición de noble al hijo del emperador mexica. / FUNDACIÓN CASA DE ALBA. PALACIO DE LIRIA
El más pequeño de los espacios reúne arcas, baúles y diferentes objetos relacionados con la conquista y producidos a lo largo de los siglos en aquel continente, pero siguiendo los esquemas españoles. Romero destaca un arca del virreinato de Nueva España, el territorio que tenía su capital en la actual Ciudad de México. “A los españoles les llama la atención muy pronto la calidad de las maderas americanas por su resistencia a los insectos xilófagos, y también les gusta que huelen muy bien. Y ahí van a incorporar elementos como el carey, que es del Pacífico, o la plata de México”. Lo más curioso de todo, sin embargo, son unas pequeñas bandejas que tienen encima un cilindro. En él se introducía la jícara, la vasija en la que los españoles tomaban el chocolate muy caliente cuando este se puso de moda en el siglo XVII. El cilindro servía para sujetarlo sin quemarse. A ese objeto se le llama Mancerilla, y desde el otro lado de la sala lo mira el Marqués de Mancera. Tal era su pasión que bautizaron el cacharro con su nombre.
Fuente: el Periódico de España.
Jacobo de Arce.
Cultura
Urtasun prepara un plan para llenar con colegios las salas de cine por las mañanas
l ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha anunciado en una entrevista con EFE un plan para que los colegios llenen las salas de cine por las mañanas, iniciativa con la que se busca por un lado crear una cultura cinéfila en los más pequeños y por otro ayudar a las exhibidoras.
El titular de Cultura, que ha recordado que esta iniciativa se lleva a cabo con éxito en Francia, ha encargado para ello un programa piloto en el que ya está trabajando el director general del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), Ignasi Camós.
El programa ‘École et Cinéma’ se implementó en el país vecino en 1994 en la escuela elemental (de seis a nueve años) y en 2022 se amplió a la maternal (entre cinco y seis). Consiste en que los alumnos asistan como mínimo a tres proyecciones determinadas por curso, una por trimestre, con un precio de tres euros la sesión (este año por ejemplo incluyen la reciente ‘Wallace y Gromit’ o ‘Las aventuras del Príncipe Ahmed’, de 1926).
Se trata de uno de los planes que el ministro tiene en mente para acercar la cultura a toda la población, a todos los barrios y pueblos, una de sus obsesiones, confiesa este barcelonés de 42 años, que llegó en noviembre de 2023 como miembro de Sumar al Ejecutivo de coalición de Pedro Sánchez.
Plan Integral de Infraestructuras Culturales (Pitec)
Y para esto también prepara otras iniciativas importantes de cara a los próximos presupuestos generales del Estado. Una de ellas es la elaboración del Plan Integral de Infraestructuras Culturales en España (Pitec), «un mapeo de todas las infraestructuras culturales para asegurarnos que todo ciudadano en España tenga a menos de equis kilómetros un teatro, un cine, etcétera», ha explicado.
Basándonos en este mapa de todos los equipamientos culturales autonómicos, municipales y estatales, «orientaremos las inversiones que haremos el año que viene», ha afirmado, para tirar el muro geográfico que impide el acceso de amplias capas de la población a las artes.
En cuanto a la quizá aún más fundamental barrera económica, Urtasun asegura que se están estudiando en el marco de los presupuestos más iniciativas tras el éxito del bono cultural (400 euros para quienes cumplen los 18 años) y del cine senior (entradas a dos euros los martes para mayores de 65 años).
«Es verdad que la cuestión de superar la barrera de la renta me obsesiona», ha confesado el titular de Cultura, que ha aprovechado para animar a los jóvenes que aún no lo hayan hecho a solicitar la ayuda para adquirir productos culturales.
Fuente: El Periódico de España.
Cultura
El Museo de Historia Natural de Londres reimagina su entrada con un viaje interactivo de más de 2.700 millones de años
El acceso al icónico edificio, situado en el corazón de Londres, ha dejado de ser simplemente un tránsito hacia las exhibiciones. Ahora, los visitantes son recibidos con un trayecto que resume la evolución natural del planeta de una manera que capta la atención de ciudadanos curiosos que visitan el museo diariamente. Keith Jennings, director de proyectos del museo, reconoce el desafío de comunicar un periodo de tiempo tan extenso. «Es complicado tratar de explicar un tiempo tan remoto como 2.700 millones de años», comenta. En esa época, la vida en la Tierra era exclusivamente microbiana, sin rastro de las plantas o animales que conocemos hoy.
La nueva entrada
El sendero, adornado con rocas milenarias y vegetación como helechos, refleja épocas cruciales en la historia del planeta, como el periodo Pensilvánico, cuando los bosques de carbón fueron destruidos debido al aumento de dióxido de carbono en la atmósfera. Cada metro recorrido en este sendero representa unos cinco millones de años, una escala que permite a los visitantes comprender eventos catastróficos como erupciones volcánicas y extinciones masivas.
En el punto medio del recorrido, los visitantes se encuentran con una imponente réplica del esqueleto de un dinosaurio Diplodocus, apodado Fern. Este saurópodo herbívoro, de 22 metros de largo y cuatro de alto, es una de las principales atracciones, especialmente para quienes buscan la foto perfecta: «Los visitantes pueden caminar alrededor de él e incluso pasar por debajo, algo que no es posible dentro del museo», señala Jennings, lo que permite imaginar el tamaño real de estos gigantes que dominaron la Tierra durante la era Mesozoica.
A lo largo del recorrido, se destaca la coexistencia de los dinosaurios con otras formas de vida, como una pequeña criatura similar a una musaraña que se esconde en el jardín, símbolo de la vida que sobrevivió hasta la extinción masiva causada por el impacto de un meteorito hace 66 millones de años. La historia continúa con la recuperación de la vida tras la colisión del asteroide. Jennings señala cómo las plantas con flores comenzaron a aparecer en esa época, seguidas de los primeros primates y, eventualmente, los humanos. «Hemos estado aquí un periodo corto de tiempo, sólo unos pocos pasos hasta la puerta», reflexiona Jennings, destacando la fugacidad de la presencia humana en la historia de la Tierra, equivalente a dos millones de años en la escala del museo.
El reto del calentamiento global
El recorrido también aborda la influencia humana en el futuro del planeta, especialmente en relación con el cambio climático. El museo anticipa un futuro en el que el calentamiento global permitirá que plantas típicas de climas mediterráneos, como higos, almendros y olivos, puedan cultivarse en Inglaterra. Jennings subraya el desafío del calentamiento global y la necesidad de adaptación, independientemente de si se alcanzan o no los objetivos ambientales. Esto se relaciona con el último informe de las Naciones Unidas, que advierte que los planes de acción actuales son insuficientes para cumplir con el Acuerdo de París, cuyo objetivo es limitar el aumento de la temperatura global a menos de 1,5 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales.
A pesar de los desafíos, Jennings mantiene una perspectiva optimista: «En el museo, somos optimistas de que se cumplan los objetivos y que tanto el planeta como la humanidad sobrevivan. Es una historia esperanzadora la que contamos aquí».
Fuente: El Periódico de España.
María Gámez.