Ciencias y Nuevas Tecnologías
Un misterioso objeto espacial se mueve tan rápido que pronto podría abandonar la Vía Láctea

En astronomía, la colaboración de ciencia ciudadana es común, especialmente en proyectos que requieren el análisis de grandes cantidades de datos. Estos ciudadanos, a menudo voluntarios sin formación profesional en astronomía, ayudan a identificar objetos inusuales o eventos en imágenes y datos recolectados por telescopios.
En este caso, los voluntarios del proyecto Backyard Worlds: Planet 9 ayudaron a identificar un objeto que presentaba una velocidad inusualmente alta, lo que sugiere que pronto podría abandonar la Vía Láctea, nuestra galaxia, y adentrarse en el espacio intergaláctico.
Este intrigante objeto, que probablemente sea una tenue estrella roja (una estrella de baja masa y temperatura, generalmente más fría y menos luminosa que el Sol), se desplaza a una velocidad asombrosa de aproximadamente 2,1 millones de kilómetros por hora, lo que contrasta significativamente con la velocidad orbital del Sol, que es de 720.000 kilómetros por hora. Para ponerlo en perspectiva, esta velocidad es unas 1.700 veces más rápida que un avión comercial, lo que significa que podría viajar de la Tierra a la Luna en menos de 12 minutos. Esto se corresponde al 0,1% de la velocidad de la luz.
Si se confirma su naturaleza, este sería el primer caso conocido de una estrella de baja masa con «hipervelocidad», denominada J1249+36, un descubrimiento que ha generado gran entusiasmo en el mundo científico. Denominada J1249+36, tras su identificación inicial, motivados por su impresionante velocidad, que corresponde al 0,1% de la velocidad de la luz.
EL ENIGMA DE SU IDENTIDAD
Este enigmático objeto se desplaza a una velocidad tan alta que podría escapar de la atracción gravitatoria de la Vía Láctea, pero su baja masa ha complicado su clasificación inicial, generando incertidumbre sobre si es una estrella de baja masa, que brilla débilmente, o una enana marrón, un objeto celeste con una masa intermedia entre la de las estrellas y los planetas, que no es lo suficientemente masivo como para iniciar la fusión nuclear en su núcleo como lo hacen las estrellas.
Las observaciones realizadas con varios telescopios terrestres, como el Observatorio W. M. Keck en Hawái, sugieren que la estrella podría ser una subenana L, es decir, una estrella con una masa significativamente menor y una temperatura más fría que la del Sol.
Las subenanas frías son las estrellas más antiguas de la galaxia, y la composición metálica de J1249+36, especialmente su baja concentración de elementos como el hierro, refuerza esta idea.
No obstante, aún quedan preguntas por responder sobre la verdadera naturaleza de este objeto. Según cálculos recientes, su masa podría situarse en el límite inferior permitido para las estrellas, lo que deja abierta la posibilidad de que no sea una estrella en absoluto, sino una enana marrón.
TEORÍAS SOBRE SU ORIGEN
Los científicos han propuesto dos posibles escenarios que podrían explicar la velocidad y la trayectoria de J1249+36. En un primer escenario, se plantea que la estrella era compañera de una enana blanca, el núcleo restante de una estrella que ha agotado su combustible nuclear. En parejas estelares de este tipo, la enana blanca puede arrebatar masa a su compañera y, tras una explosión de supernova, la estrella acompañante podría ser liberada y lanzada a gran velocidad fuera de la galaxia. Sin embargo, la ausencia de restos visibles de la explosión hace difícil confirmar esta teoría.
Otra hipótesis sugiere que J1249+36 podría haber sido expulsada de un cúmulo globular, una agrupación esférica y densa de estrellas. Se cree que en el centro de estos cúmulos podrían existir agujeros negros que, al formar pares binarios, pueden catapultar a cualquier estrella cercana hacia el exterior a velocidades extremas. Simulaciones recientes han demostrado que esta interacción de tres cuerpos podría haber enviado a la subenana en su veloz trayectoria.
La idea de que J1249+36 podría haber sido eyectada de un cúmulo globular es particularmente fascinante, ya que estos cúmulos contienen algunas de las estrellas más antiguas de la galaxia, con edades superiores a los 13.000 millones de años. El estudio de estas estrellas de baja masa, como J1249+36, que son difíciles de observar debido a su tenue brillo, podría arrojar luz sobre los primeros pasos en la formación y evolución de nuestra galaxia.
En última instancia, este hallazgo no solo es un testimonio del poder de la colaboración entre científicos y ciudadanos, sino también una puerta abierta a nuevos descubrimientos que podrían cambiar nuestra comprensión de los confines de la galaxia y los objetos que la habitan.
Fuente: National Geographic España.
Sergio Parra.
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Ciencias y Nuevas Tecnologías
Día Mundial de la Tierra 2025: una mirada hacia las energías renovables

Pérdida de hectáreas de bosques, deterioro de ecosistemas, especies en peligro de extinción, contaminación de los océanos, emisión de gases de efecto invernadero… La vida en la Tierra, incluida la del ser humano, está viéndose amenazada por estos factores que nosotros hemos originado, y que solo nosotros mismos podríamos remediar. Pero para ello se necesita de una acción común que, a pesar de los esfuerzos, nunca es suficientemente contundente.
Es por eso que la Organización de las Naciones Unidas sigue otorgando importancia en su calendario al Día Mundial de la Tierra, una jornada que tiene lugar cada 22 de abril y que recuerda la urgencia de cuidar y restaurar los ecosistemas que sustentan nuestro planeta. Concretamente, en este 2025, bajo el lema “Nuestro poder, nuestro planeta”, la campaña global se enfoca en el poder de las energías renovables para construir un mundo más sostenible.
La iniciativa de elegir un día para sensibilizar a la población sobre la protección de la Tierra comenzó en 1970, cuando una manifestación en Estados Unidos reunió a millones de personas que exigieron la creación de una agencia medioambiental en el país. Desde entonces, la fecha se convirtió en un símbolo y un recordatorio universal que cada año suena con más y más insistencia.
¿POR QUÉ SON IMPORTANTES LAS ENERGÍAS RENOVABLES?
La energía está en el centro de la crisis climática y también es la clave para su solución. Hoy en día, más del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial provienen del sector energético, según la ONU. Particularmente, de la quema de combustibles fósiles como el petróleo, el gas y el carbón.
Las energías renovables -como la solar, la eólica, la hidroeléctrica o la geotérmica- son fundamentales para recudir esas emisiones, ya que aprovechan los recursos naturales que no se agotan y no contaminan. Además de mitigar el calentamiento global, su implementación crea empleos sostenibles, reduce la dependencia energética de países importadores de petróleo y mejora la salud pública al disminuir la polución del aire.
En otras palabras, apostar por las renovables no solo es una cuestión ambiental, sino también económica, política y social.
CÓMO ACTUAR EN ESTE DÍA DE LA TIERRA DESDE TU CASA
Aunque el cambio depende en gran parte de las decisiones de gobiernos y de grandes empresas, la mayoría de los cuales están comprometidos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados de cara al año 2030, cada persona puede contribuir a la transición energética desde su hogar.
Te damos algunas claves para hacerlo:
Contratando electricidad de origen 100% renovable, disponible a través de algunas comercializadoras eléctricas.
Instalando paneles solares en viviendas unifamiliares o comunidades vecinales.
Reduciendo el consumo energético: apagar luces, desconectar aparatos, aprovechar la luz natural y usar electrodomésticos eficientes.
Participando en iniciativas ciudadanas y apoyando políticas públicas sostenibles.
Informándose adecuadamente sobre la importancia de las energías limpias y educando acerca de ello a través de conversaciones en casa, en el trabajo o en las redes sociales.
La suma de cada pequeña acción podría impulsar un cambio global, tal y como nos recuerda el calendario en esta fecha señalada.
Fuente: National Geographic España.
Constanza Vacas.
Ciencias y Nuevas Tecnologías
El monstruo del lago ness, o cómo un mito dio la vuelta al mundo

En 1933, un periodista informó de una criatura parecida a un animal prehistórico oculta en las aguas de un lago de Escocia. El bulo se difundió enseguida por todo el mundo.
El 2 de mayo de 1933 apareció un artículo sin firma en un periódico local de Escocia, el Inverness Courier. En él se recogía el testimonio de un matrimonio que había observado en las aguas del lago Ness una gran criatura, parecida a una ballena, «que se entretuvo girando y zambulléndose».
Ese lago de las tierras altas de Escocia, de 37 kilómetros de largo por solo 2,7 de anchura máxima, profundo y de aguas turbias, se había «acreditado durante generaciones por ser el hogar de un monstruo de aspecto temible», seguía diciendo el texto, que comparaba además el supuesto monstruo con los kelpies o caballos de agua de los mitos célticos.
Tres meses más tarde, el mismo periódico publicaba la carta de un londinense llamado George Spicer, quien afirmaba que, mientras circulaba en coche con su esposa alrededor del lago Ness, vio una extraña criatura cruzando la carretera ante él: «Vi lo más parecido a un dragón o animal prehistórico que he visto en mi vida –declaró–. Parecía tener un largo cuello que movía arriba y abajo al caminar».
El autor de la noticia inicial fue Alex Campbell, corresponsal freelance que residía en un pueblo a orillas del lago Ness. En los días siguientes, Campbell siguió publicando noticias sobre el tema en los medios escoceses. En una afirmaba: «Mucha gente en el distrito piensa ahora que el “monstruo” es ciertamente una criatura prehistórica». Y anunciaba exultante: «Es seguro que se la verá de nuevo».
Quizá todo esto hubiera quedado en anécdota de no ser por la pujanza de los medios de comunicación británicos. Ante la extraordinaria noticia, el periódico The Scotsman, de difusión nacional, envió en octubre de 1933 al lago Ness al periodista Philip Stalker.
Éste recogió el testimonio de un hombre que no había creído en el monstruo hasta que vio por sí mismo aquel cuerpo con cuello largo. Quien declaraba esto no era otro que Campbell, que se destaparía como un testigo de excepción de las apariciones del engendro, pues aseguró haberlo visto en 18 ocasiones, incluso a corta distancia. Se ha llegado a calificar a Alex Campbell como «el hombre que inventó al monstruo».
LA SERPIENTE MARINA
El periodista Philip Stalker dio a conocer las conclusiones de su investigación en dos reportajes en The Scotsman. Sostenía que en el lago Ness habitaba una gran «serpiente marina» que habría llegado desde el mar remontando el río Ness.
La gran «serpiente marina» era un monstruo que supuestamente habitaba en las profundidades de los océanos y que aseguraban haber avistado cientos de marinos desde el siglo XVIII. A raíz de los descubrimientos paleontológicos del siglo XIX, algunos naturalistas pensaron que las serpientes marinas podrían ser plesiosaurios, reptiles marinos de gran tamaño y de largo cuello que vivieron en el Mesozoico, hace entre 252 y 66 millones de años.
Con el tiempo, la gran serpiente marina quedó reducida a la leyenda por falta de pruebas de su existencia, pero en 1930 cobró nueva actualidad con la publicación del libro The Case for the Sea Serpent («Argumentos a favor de la serpiente marina»). Su autor, el comandante de marina Rupert Gould, argumentaba de nuevo que el «reptil» era en realidad un plesiosaurio.
El propio Gould aparecería en el lago Ness a finales de 1933 para realizar su investigación particular, en la que concluyó que el monstruo del lago era la gran serpiente marina que se había adaptado al agua dulce. Gould atribuyó al monstruo la forma de un plesiosaurio, imagen que se mantiene hasta hoy.
En otoño, toda la prensa británica se hizo eco del misterio del lago Ness, y en pocas semanas la noticia se internacionalizó. Por un momento, el atractivo turístico del monstruo pareció un alivio contra la Gran Depresión y el lago se convirtió en un popular destino turístico.
El fenómeno llegaría incluso a la prensa española. En diciembre, el corresponsal de La Vanguardia informaba de que miles de turistas habían aprovechado las vacaciones navideñas para acampar en las orillas del lago «en expectación de que aparezca en la superficie de las aguas el monstruo anónimo».
Pero lo que terminaría por dar el espaldarazo definitivo a Nessie, como se le llamó después, fue una foto, la más importante de la historia de los monstruos. El 21 de abril de 1934, el periódico londinense Daily Mail publicaba una imagen, tomada «por un cirujano», en la que se ve algo parecido a un cuello y una pequeña cabeza sobresaliendo del agua del lago Ness. En realidad fue un fraude perpetrado por un individuo llamado Marmaduke Wetherell, que había sido despedido por
el mismo periódico el año anterior precisamente por falsificar pruebas del monstruo. Wetherell elaboró una pequeña maqueta de la cabeza y el cuello del monstruo en cartón y masilla y la pegó sobre un submarino de juguete. Luego lo lanzó al agua y tomó varias fotografías que envió al Daily Mail. Hecho el trabajo hundió la maqueta, así que en alguna parte del fondo del lago se encuentra el «verdadero» monstruo. El engaño de Wetherell sólo se descubriría décadas más tarde.
LOS AÑOS SESENTA
Tras caer en un relativo olvido durante años, el monstruo del lago Ness volvió a cobrar actualidad en la década de 1960, con el ascenso de las paraciencias. Los nuevos investigadores se distanciaban de la idea de que el monstruo fuera un ejemplar de serpiente marina, defendiendo en cambio que se trataba de un animal autóctono de los lagos de Escocia.
Para ello hacía falta demostrar su existencia a lo largo de la historia, y como no había testimonios de la misma anteriores a 1933 se recurrió a reinterpretar leyendas y crónicas del pasado que pudieran aplicarse al caso. Como resultado, no hay libro sobre este tema que no comience la genealogía de Nessie por san Columba de Iona, el monje irlandés del siglo VI que evangelizó Escocia.
Según la Vita Sancti Columbae, del monje Adamnan, en una ocasión, al ver que una persona que cruzaba a nado el río Ness iba a ser atacada por el monstruo, el santo hizo a la bestia el signo de la cruz y la hizo huir. El problema de este relato es que no se trata de un texto histórico, sino de una hagiografía. El monje Adamnan escribió un siglo después de Columba, reproduciendo tradiciones de hechos asombrosos comunes a varios santos, que buscaban ilustrar el triunfo del cristianismo sobre el paganismo de los pictos, los antiguos escoceses.
Desde la década de 1970 se han emprendido diversos proyectos de rastreo del lago Ness con medios técnicos en busca de un animal no catalogado por la ciencia, todos infructuosos. Los turistas, sin embargo, siguen observando la superficie del lago, con la esperanza de advertir un movimiento inusual.
El monstruo del lago Ness se ha convertido en un icono sobre el que proyectar el deseo de que lo maravilloso pueda seguir habitando en las profundidades. Así, se siguen publicando libros sobre el tema y en internet se encuentra más información que nunca. Nessie forma parte de un mundo encantado, pero también de la economía turística y de la identidad escocesas. Con estas evidencias, el monstruo sobrevivirá en la leyenda.
Fuente: National Geographic España.
Ignacio Cabria.
Ciencias y Nuevas Tecnologías
¿Qué es el calentamiento global?

Llevamos años con una repetición constante de titulares sobre nuevos récords de calor en España y el mundo. Según los registros cada verano es más cálido que el anterior. Pero en 2023, las temperaturas batieron todos los récords. Según los datos del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) de la Unión Europea fue el año más caluroso desde que se empezaron los registros en 1850. La temperatura subió 1,48ºC de media con respecto a antes del inicio de la Revolución Industrial. Este aumento de temperatura se acerca peligrosamente al límite que según los científicos no deberíamos superar.
En la COP28 de diciembre de 2023, se concluyó con un llamamiento a “alejarse” de los combustibles fósiles. Según la nota de prensa publicada por Naciones Unidas tras la conclusión de la reunión, su secretario general, Antonio Guterres, afirmó que limitar el calentamiento global a 1,5°C, uno de los objetivos clave establecidos en el histórico Acuerdo de París de 2015, «será imposible sin la eliminación progresiva de todos los combustibles fósiles», como lo reconoce una coalición de países cada vez más amplia y diversa.
Los glaciares se derriten a un ritmo nunca visto anteriormente, el nivel del mar aumenta debido al deshielo, las selvas se secan y la fauna y la flora alteran sus ciclos vitales y luchan para sobrevivir en un escenario de cambios vertiginosos y complejos que a menudo impactan gravemente en la biodiversidad. Un aumento general de las temperaturas, fenómenos meteorológicos extremos, olas de calor e inundaciones, falta de cosechas, migrantes climáticos y un largo etcétera de consecuencias que ponen al cambio climático en primera línea de la agenda global por sus efectos a nivel mundial. Incluso hay indicios de que incendios devastadores, como los que arrasaron partes de la ciudad de Los Ángeles a principios de 2025, se ven agravados por el aumento medio de las temperaturas.
La evidencia científica declara que la actividad industrial humana ha causado la mayor parte del calentamiento global del siglo pasado mediante la emisión de gases de efecto invernadero, que retienen el calor y cuyos niveles son cada vez más altos.
De hecho, en 2021, por primera vez desde que se tienen registros, las conclusiones de un estudio pusieron en jaque las estimaciones de evolución climática al revelar que la capacidad de la selva más grande del mundo de absorber carbono de la atmósfera se ha reducido hasta tal punto que ya podría estar liberando más carbono del que almacena. Pero, ¿qué es exactamente el calentamiento global y cómo impacta en nuestro planeta y nuestro día a día? Hacemos un recorrido por la ciencia para explicar todas las aristas de este fenómeno que ya impregna a todos los niveles nuestro día a día.
¿Qué diferencias hay entre calentamiento global y cambio climático?
Calentamiento global y cambio climático se han usado indistintamente como sinónimos, pero, desde hace años, los científicos prefieren utilizar «cambio climático» para describir los complejos cambios que afectan actualmente a los sistemas meteorológicos y climáticos de nuestro planeta.
El cambio climático engloba no sólo el aumento de las temperaturas medias, sino también las catástrofes naturales, los cambios en los hábitats de la fauna y la flora, la subida del nivel del mar y otros muchos efectos. Todos estos cambios se están produciendo a medida que el ser humano sigue añadiendo a la atmósfera gases de efecto invernadero que atrapan el calor, como el dióxido de carbono y el metano.
Llamamos calentamiento global a las consecuencias que generan la liberación de esos gases de efecto invernadero, pero este fenómeno en realidad está provocando una serie de cambios en los patrones meteorológicos de la Tierra a largo plazo que varían según el lugar. Conforme la Tierra gira cada día, este nuevo calor gira a su vez, recogiendo la humedad de los océanos, aumentando aquí y asentándose allá, y cambiando en definitiva el ritmo del clima al que todos los seres vivos nos hemos acostumbrado.
¿Qué soluciones hay sobre la mesa para ralentizar este calentamiento? ¿Cómo vamos a sobrellevar los cambios que ya hemos puesto en marcha? Mientras intentamos entenderlo, la faz de la Tierra tal y como la conocemos, sus costas, bosques y montañas nevadas están en vilo.
Qué es el efecto invernadero
El “efecto invernadero” es el calentamiento que se produce cuando ciertos gases de la atmósfera de la Tierra retienen el calor. Estos gases dejan pasar la luz pero mantienen el calor como las paredes de cristal de un invernadero.
En primer lugar, la luz solar brilla en la superficie terrestre, donde es absorbida y, a continuación, vuelve a la atmósfera en forma de calor. En la atmósfera, los gases de invernadero retienen parte de este calor y el resto se escapa al espacio. Cuantos más gases de invernadero, más calor es retenido.
Los niveles atmosféricos de dióxido de carbono (CO2), el gas de efecto invernadero más peligroso y prevalente, son los más altos jamás registrados y no paran de crecer. Los niveles de gases de efecto invernadero están ahora tan altos principalmente porque los seres humanos los han liberado al aire al quemar combustibles fósiles. Los gases absorben la energía solar y mantienen el calor cerca de la superficie de la Tierra, en lugar de dejarlo escapar al espacio. Esta captura de calor se conoce como efecto invernadero.
Los otros gases de efecto invernadero son: metano (CH4), óxido nitroso (N2O) y los gases industriales, entre los que destacan los gases fluorados como los hidrofluorocarbonos, los perfluorocarbonos, los clorofluorocarbonos, el hexafluoruro de azufre (SF6) y el trifluoruro de nitrógeno (NF3).
Los científicos conocen el efecto invernadero desde 1824, cuando Joseph Fourier calculó que la Tierra sería más fría si no hubiera atmósfera. Este efecto invernadero es lo que hace que el clima en la Tierra sea apto para la vida. Sin él, la superficie de la Tierra sería unos 60 grados Fahrenheit más fría. En 1895, el químico suizo Svante Arrhenius descubrió que los humanos podrían aumentar el efecto invernadero produciendo dióxido de carbono, un gas de invernadero. Inició 100 años de investigación climática que nos ha proporcionado una sofisticada comprensión del calentamiento global.
Los niveles de gases de efecto invernadero (GEI) han aumentado y descendido durante la historia de la Tierra pero han sido bastante constantes durante los últimos miles de años. Las temperaturas medias globales se han mantenido bastante constantes también durante este periodo de tiempo hasta hace poco. A través de la combustión de combustibles fósiles y otras emisiones de GEI, los humanos están aumentando el efecto invernadero y calentando la Tierra.
Los científicos a menudo utilizan el término cambio climático en lugar de calentamiento global. Esto es porque, dado que la temperatura media de la Tierra aumenta, los vientos y las corrientes oceánicas mueven el calor alrededor del globo de modo que pueden enfriar algunas zonas, calentar otras y cambiar la cantidad de lluvia y de nieve que cae. Como resultado, el clima cambia de manera diferente en diferentes áreas.
¿No son naturales los cambios de temperatura?
La temperatura media global y las concentraciones de dióxido de carbono (uno de los principales gases de invernadero) han fluctuado en un ciclo de cientos de miles de años conforme ha ido variando la posición de la Tierra respecto del sol. Como resultado, se han producido las diferentes edades de hielo.
Sin embargo, durante miles de años, las emisiones de GEI a la atmósfera se han compensado por los GEI que se absorben de forma natural. Por lo tanto, las concentraciones de GEI y la temperatura han sido bastante estables. Esta estabilidad ha permitido que la civilización humana se haya desarrollado en un clima consistente.
En ocasiones, otros factores tienen una influencia breve sobre la temperatura global. Las erupciones volcánicas, por ejemplo, emiten partículas que enfrían temporalmente la superficie de la Tierra. No obstante, éstas no tienen un efecto que dure más de unos cuantos años. Otros ciclos, como El Niño, también se producen de manera breve y en ciclos predecibles.
Ahora los humanos han aumentado la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera más de un tercio desde la revolución industrial. Estos cambios tan significativos se han producido históricamente en el transcurso de miles de años pero ahora se producen en tan solo unas décadas.
¿Por qué es preocupante el calentamiento global?
El rápido aumento de los gases de invernadero es un problema porque está cambiando el clima tan rápido que algunos seres vivos no pueden adaptarse. En 2023, un artículo publicado esta semana en Nature Communications Earth & Environment aseguraba que, de las cinco colonias de pingüinos emperador conocidas en la región del mar de Bellingshausen (Antártida), todas menos una experimentaron lo que muy probablemente fue un fracaso total de la reproducción debido a la pérdida de hielo marino, posiblemente uno de los efectos visibles del calentamiento global.
Igualmente, un clima nuevo y más impredecible impone desafíos únicos para todo tipo de vida y del que los científicos ya han derivado diversos puntos de no retorno en el planeta.
Un estudio publicado en diciembre de 2022, aseguró que el calentamiento global podría contribuir a generar tsunamis en el Ártico. El calentamiento global impacta en el Ártico con un aumento de temperatura de las aguas del océano y una disminución de los espesores de los glaciares. Ambos procesos dan lugar a un escenario idóneo para la formación de deslizamientos submarinos con potencial tsunamigénico. Para estudiar este escenario, científicos del Departamento de Geodinámica de la Universidad de Granada, del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (centro mixto del CSIC y la Universidad de Granada), del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona (ICM-CSIC) y del grupo EDANYA de la Universidad de Málaga analizaron la rotura y la dinámica de desplazamiento del antiguo deslizamiento Storfjorden LS-1, localizado al suroeste de las Islas Svalbard, entre 420 metros y 1900 metros de profundidad, con una longitud de 60 kilómetros, un volumen de 40 kilómetros cúbicos albergados en un área de 1300 kilómetros cuadrados. Se ha determinado que el deslizamiento es tsunamigénico y su modelización demuestra la formación de olas de tsunami de hasta 4,3 metros, aseguraba el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en una nota de prensa.
“Esta investigación es importante porque los resultados tienen impacto social y económico. Los riesgos geológicos como los deslizamientos submarinos y los tsunamis afectan a las comunidades costeras y a la actividad de los diferentes sectores económicos marinos y costeros”, confirmó Gemma Ercilla, del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC.
Históricamente, el clima de la Tierra ha oscilado entre temperaturas como las que tenemos en la actualidad y temperaturas tan frías que grandes capas de hielo cubrían la mayor parte de Norteamérica y Europa. La diferencia entre las temperaturas globales medias y durante las edades de hielo tan solo es de 9 grados Fahrenheit y estas oscilaciones se produjeron lentamente, durante el trascurso de cientos de miles de años.
En la actualidad, con las concentraciones de gases de invernadero aumentando, las capas de hielo que permanecen en la Tierra (como Groenlandia y la Antártida) también comienzan a derretirse. Esta agua sobrante podría hacer que aumente considerablemente el nivel del mar.
Conforme sube el mercurio, el clima puede cambiar de forma inesperada. Además del aumento del nivel del mar, las condiciones meteorológicas pueden pasar a ser más extremas. Esto implica tormentas mayores y más intensas, más lluvia seguida de sequías más prolongadas e intensas (un desafío para los cultivos), cambios en los ámbitos en los que pueden vivir los animales y pérdida del suministro de agua que históricamente provenía de los glaciares. La mayor parte del calentamiento global se ha dado en las últimas cuatro décadas, coincidiendo con el aumento de la emisión de gases de efecto invernadero por parte del hombre, según ha señalado la NASA.
Fuente: National Geographic España.
Radio Millenium Online


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