Astrología y Espiritualidad
Oráculo de Delfos

El oráculo de Delfos, situado en un gran recinto sagrado consagrado al dios Apolo, fue uno de los principales oráculos de la Antigua Grecia. Estaba ubicado en el valle del Pleisto, junto al monte Parnaso, cerca de la actual villa de Delfos, en Fócida (Grecia), a 700 m sobre el nivel del mar y a 9,5 km de distancia del golfo de Corinto.
De las rocas de la montaña brotaban varios manantiales que formaban distintas fuentes. Una de las fuentes más conocidas y más antiguas era la fuente Castalia, rodeada de un bosque de laureles consagrados a este mismo dios.
La leyenda y la mitología cuentan que en el monte Parnaso se reunían las musas, diosas menores del canto y la poesía, junto con las ninfas de las fuentes, llamadas náyades. En estas reuniones, Apolo tocaba la lira y las divinidades cantaban.
Originariamente tenía el nombre de Pita y alcanzó gran notoriedad en el mundo helénico desde mediados del siglo viii a. C.
Etimología
Delfos
 Hay diversas propuestas acerca del origen del topónimo de Delfos. Una de ellas propone que viene de Delfino (Δελφινης), que era el nombre del dragón mitológico que custodiaba el oráculo antes de la llegada de Apolo. También se ha escrito que su origen parte de un mito según el cual Apolo se convirtió en delfín para atraer a un barco cretense, del que quería utilizar a la gente como sacerdotes; los cretenses desembarcaron y fundaron Crisa y se les encargó ser sacerdotes del templo y que adorasen al dios bajo el nombre de «Apolo Delfinio» para rememorar su conversión en delfín. Al templo de Apolo se le llamó igualmente Delfinion (Δελφίνιoν).
Pito
 El santuario se construyó en el lugar conocido en la Antigüedad como Pito, nombre que en griego presenta dos formas (ambas femeninas): Πυθώ, -οῦς y Πυθών, -ῶνος (Homero. Iliada 2, 519 y 9, 405; Odisea 8,80). Este nombre (que carece de etimología aceptada) se relaciona con el de la gran serpiente o dragón que, según la mitología, vigilaba el oráculo primitivo (véase el siguiente apartado). En la Antigüedad se intentó dar una etimología al nombre de Pito que lo relacionara con las funciones del santuario. A estos intentos de etimología popular se refieren su relación con el verbo «pythomai» (πύτωμαι) = «pudrir», que se relacionaría con el hecho de que Apolo habría dejado pudrirse a la serpiente tras haberla matado; o con el verbo pynthanomai (πυνθάνομαι) = «informarse, aprender» que se referiría a las funciones del propio oráculo.
Del término «Pitón» provienen los de «pitia» (Πυθία) o «pitonisa», nombre de las sacerdotisas del templo, que interpretaban las respuestas.
Orígenes del santuario
 Hay testimonios de ocupación humana cercana al emplazamiento del santuario de Delfos de época arcaica desde el Neolítico, concretamente en una gruta del macizo del Parnaso. Ya en época micénica y en el mismo emplazamiento del santuario hubo primero (c. 1400 a. C.) una pequeña aldea que fue abandonada en algún momento entre 1100 y 800 a. C. El santuario propiamente dicho apareció después de esta fecha con un altar, al que siguió un primer templo.
Una tradición relatada por Diodoro Sículo indica que un pastor observó como sus cabras se comportaban de un modo extraño cuando se aproximaban a una grieta de donde surgían vapores. Después, el pastor se acercó a ese mismo lugar y empezó a profetizar. Cuando la noticia se extendió, muchas otras personas llegaron al lugar para realizar también profecías, pero a menudo durante el trance saltaban a la grieta y desaparecían por ella. Por ello se decidió nombrar a una mujer para que profetizase por todos, a la que construyeron un trípode para que estuviera segura. Estrabón también menciona los vapores subterráneos que inspiraban a la Pitia y el trípode en la que se situaba.
Por otra parte, el nombre de Pito se relaciona en la mitología con el de una gran serpiente o dragón Pitón hijo de la diosa Gea (la Tierra) que vigilaba un oráculo consagrado a su madre, o bien era compartido por Poseidón y Gea. Una tradición indica que Gea cedió a Temis su parte y esta lo regaló a Apolo. Por otra parte, Poseidón intercambió la suya con Apolo por Calauria. Sin embargo, la versión más difundida dice que, con el fin de establecer su propio oráculo con el que guiar a los hombres, Apolo mató a Pitón con su arco y tomó posesión del oráculo. Para establecer el culto del nuevo santuario desvió un barco de sacerdotes cretenses (cf. Himno Homérico a Apolo).
Funcionamiento del oráculo en época clásica
 Lo cierto es que ningún autor de la Antigüedad, ni siquiera Plutarco en su obra Diálogos píticos, ha dejado ninguna descripción completa sobre cómo se realizaba una consulta, que además debió ser cambiante a lo largo de los siglos, por lo que la información sobre ello consiste en una recopilación de fuentes de diferentes épocas que a menudo contienen divergencias entre sí.
Pitia o Pitonisa
 Cílice de figuras rojas con la representación de una consulta al oráculo de Delfos realizada por Egeo. Hacia 440-430 a. C. Berlín, Altes Museum.
 La pitia, pintura de Jacek Malczewski (1917). Museo Nacional de Cracovia.
 Se sabe que la elección de este personaje se hacía sin ninguna distinción de clases. A la candidata solo se le pedía que su vida y sus costumbres fueran irreprochables. El nombramiento era vitalicio y se comprometía a vivir para siempre en el santuario. Durante los siglos de apogeo del oráculo fue necesario nombrar hasta tres pitonisas para poder atender con holgura las innumerables consultas que se hacían por entonces. Sin embargo, en los tiempos de decadencia solo hubo una, suficiente para los pocos y espaciados oráculos que se requerían.
Según Diodoro Sículo, originalmente la pitia era una joven virgen, pero a raíz del rapto y violación de una de ellas por un joven de Tesalia se decretó que desde entonces no podría escogerse ninguna con menos de cincuenta años, aunque deberían seguir vistiendo como una doncella.
Los consultantes tenían una entrevista con ella unos días antes del oráculo. Este hecho está perfectamente documentado en las noticias que dan los autores de la Antigüedad. El oráculo se celebraba un día al mes, el día 7 que se consideraba como la fecha del nacimiento de Apolo. Por otra parte, en invierno no había oráculo, porque se creía que Apolo en esa época viajaba al país de los hiperbóreos.
Los días de consulta, la Pitia se purificaba en la fuente Castalia. A continuación realizaba ofrendas a Apolo. Después, los sacerdotes vertían agua fría sobre una cabra. Si esta tiritaba, era una señal de que Apolo estaba receptivo a las consultas. Entonces se realizaba el sacrificio de la cabra en el altar de Apolo.
Los consultantes eran de todo tipo, desde grandes reyes hasta gente pobre. En primer lugar se purificaban con agua de las fuentes de Delfos y a continuación se establecía un orden de consulta. El derecho de preferencia del que gozaban algunos de ellos se denominaba promanteia. Una vez establecido el orden se pagaban las tasas correspondientes, luego ofrecían un sacrificio en el altar que había delante del templo y por último el consultante se presentaba ante la Pitia y hacía sus consultas oralmente, según se cree.
Se conoce muy poco sobre el rito que se seguía en el oráculo. Se sabe que la Pitia se sentaba en un trípode que estaba en un espacio llamado «áditon», al fondo del templo de Apolo Pitio. Αδυτων significa «fondo del santuario» y τo αδυτoν significa «lugar sagrado de acceso prohibido».
Diversos autores tardíos como Diodoro Sículo, Estrabón, Plutarco, Pausanias, Lucano, Orígenes y San Juan Crisóstomo describieron, con algunas diferencias entre sí, el proceso mediante el cual la pitia recibía la inspiración. La imagen dominante que transmiten estas descripciones es que el trípode de la Pitonisa o Pitia se hallaba sobre una grieta muy profunda de la roca. Por esa grieta emanaban unos gases que hacían que la mujer entrara en trance y su cuerpo se agitara. Algunos autores consideraban, en cambio, que la grieta era el espacio físico al que descendía la pitia para profetizar. Según Pausanias, algunos creían que era el agua de la fuente Casotis la que hacía profetizar a la pitia. Luciano menciona que además masticaba hojas de laurel, lo que ayudaba a alcanzar ese estado psicosomático.
Una vez inspirada, la pitia daba respuestas (el verdadero oráculo) y posiblemente —aunque las fuentes no son claras en este aspecto— un sacerdote las interpretaba y escribía en forma de verso, que después se entregaba al consultante.
Se estima que este y otros sistemas de adivinación eran considerados por los griegos de la Antigüedad como medios válidos y útiles de tener una conexión con sus divinidades, por lo que el oráculo fue respetado durante más de mil años.
Los trabajos arqueológicos y geológicos realizados en el siglo xix por los primeros excavadores en la zona del templo de Apolo no encontraron debajo del templo la grieta profunda de que se habla en la leyenda pero, tras una revisión de la geología del lugar a finales del siglo xx, se ha encontrado que justo debajo del templo de Apolo se cruzan dos fallas geológicas y que por las fisuras que hay en las rocas ubicadas bajo el templo se pueden filtrar gases como etano, metano y etileno que podrían provocar que una persona entrara en un estado parecido al trance.
Oráculos de Creso
 Tradicionalmente se conocen dos oráculos dados al rey Creso:
Creso (560-546 a. C.) fue el último rey de Lidia. Se cuenta (en Heródoto: Historia I, 53 y en Cicerón: Sobre la adivinación II, 115, 11) de él que en una ocasión envió una consulta al oráculo, pues se estaba preparando para invadir el territorio persa y quería saber si el momento era propicio. El oráculo fue así: ἤν στρατεύηται ἐπὶ Πέρσας, μεγάλην ἀρχήν μιν καταλύσειν / Croesus Halyn penetrans magnam pervertet opum vim / «Creso, si cruzas el río Halys (que hace frontera entre Lidia y Persia), destruirás un gran imperio». La respuesta se interpretó como favorable y dando por hecho que el gran imperio era el de los persas. Pero el “gran imperio” que se destruyó en aquel encuentro fue el suyo, y Lidia pasó a poder de los persas. Esto es un ejemplo de la ambigüedad en las respuestas. Muchas de ellas fueron recogidas por autores clásicos. En realidad el oráculo no trataba de adivinar los hechos, sino de dar buenos consejos, cosa que no era demasiado difícil, ya que en el santuario se disponía de la última noticia y de los últimos acontecimientos del mundo conocido.
Según Jenofonte, ante una consulta del mismo rey acerca de cómo podría pasar el resto de su vida del modo más felizmente posible se le respondió: «Si te conoces a ti mismo, Creso, realizarás la travesía felizmente». Esta máxima se basa en la idea que para conseguir la felicidad y la autoestima hay que conocer los propios límites y aceptarlos.
Sibila
 Según algunas tradiciones, la primera pitia o pitonisa que actuó en el oráculo de Delfos se llamaba Sibila, y su nombre se generalizó y se siguió utilizando como nominativo de esta profesión. Ni Homero ni Hesíodo hablan de las sibilas; su nombre aparece por primera vez en el siglo vi a. C. y es el filósofo Heráclito de Éfeso (544-484 a. C.) el primer informador de estos personajes. Se pensaba que las sibilas eran oriundas de Asia y que en cierto modo sustituyeron a las antiguas pitias.
El recinto del santuario o témenos
Plano del santuario de Apolo Pitio
 La descripción bastante exacta de cómo fue el recinto sagrado se conoce gracias a las informaciones de Pausanias en el siglo ii y a la confirmación de esos escritos hecha por las excavaciones arqueológicas.
Una cerca sagrada llamada períbola rodeaba todo el enclave del santuario. En la esquina sureste del recinto comenzaba la vía sacra que iba subiendo montaña arriba, serpenteando y pasando por delante de pequeñas edificaciones llamadas tesoros y de diversos monumentos, hasta llegar al templo del oráculo, templo de Apolo y continuando hasta el estadio en lo más alto. El peregrino accedía por la puerta principal de esta vía sagrada.
En el valle pueden verse cientos de olivos plantados, cuya extensión llega hasta el golfo de Corinto. Se dice que es el mayor olivar del mundo.
Los llamados tesoros (gr. θεσαυρυς, pronúnciase «tesaurus») eran pequeñas capillas donde se guardaban los exvotos y las donaciones que frecuentemente eran muy ricas y valiosas, verdaderas joyas. Se sabe que existían todas estas capillas:
Tesoro de los cireneos
 Tesoro de los cnidios
 Tesoro de los sifnios
 Tesoro de los sicionios
 Tesoro de los tebanos
 Tesoro de los corintios
 Tesoro de los etruscos
 Tesoro de los atenienses (que es el único restaurado).
En la terraza que se extendía delante del templo de Apolo estaba situado el altar de los sacrificios. Se construyó además un teatro (en el siglo iv a. C.) y un estadio, con 7000 plazas para espectadores, para los juegos píticos (evento iniciado en el 582 a. C.). También había un hipódromo, que aún está sin localizar.
Al aire libre y salpicadas por todo el recinto se hallaban las estatuas de mármol o de bronce, regalos de reyes o de ciudades, en agradecimiento a los servicios prestados por el oráculo.
Las divinidades
 Apolo Pitio era el dios principal del santuario. Pero en los meses de invierno tomaba protagonismo el dios Dioniso porque Apolo se marchaba al paraíso septentrional. Por esta razón se hizo una ornamentación distinta en los tímpanos del gran templo. En el tímpano del este se esculpió la tríada apolínea (Apolo, Artemisa y Leto) y en el del oeste el tiaso, que era la reunión de fieles que celebraban el culto a Dionisos.
 El santuario de Atenea Pronea se encontraba en la terraza de Marmaria, hacia la parte de abajo. Pronea significa «la que está antes del templo». En esta terraza había dos templos dóricos, uno en honor a Atenea y otro para Artemisa, estaba también el tesoro eólico (llamado tesoro de Masalia, actual Marsella) y el tesoro dórico. Allí estaba junto con estos edificios el tholos o rotonda de columnas del siglo iv a. C., cuyas ruinas quedan aún en pie.
 Durante el siglo v a. C. se estableció el culto a Asclepio (patrón importante de la medicina, hijo de Apolo).
El ónfalo
 Artículo principal: Ónfalo
 Ónfalos de Delfos que se exhibe en el museo.
 El ónfalos es el ombligo del mundo. La leyenda cuenta que el dios Zeus mandó volar a dos águilas desde dos puntos opuestos del Universo. Las águilas llegaron a encontrarse aquí, en Delfos, donde una piedra cónica llamada ónfalos señala el lugar. La piedra, en forma de medio huevo, fue descubierta durante las excavaciones cerca del templo de Apolo.
Estas piedras que representan el ombligo del mundo eran un símbolo del centro, del lugar donde empezaría la creación del mundo. Al colocarlas en un determinado espacio, lo sacralizaba y lo convertía en el centro religioso. En el caso del ónfalos de Delfos, así fue y este santuario se convirtió en el ombligo o centro religioso de toda Grecia.
Esta roca en concreto fue objeto de un amplio estudio, ya que los investigadores no podían concluir si se trataba del original o de una copia del período helenístico o romano. Finalmente, el estudio dio lugar a la segunda versión.
Estudios recientes de arqueólogos franceses han demostrado que el ombligo y la columna están conectados e interconectados. Es decir, el ombligo de piedra se colocaba sobre el trípode de bronce que llevaban los tres bailarines encima de la columna. Aquí es donde se coloca el ombligo hasta nuestros días, como cubierta de la columna para complementar simbólicamente la esencia y el significado del anatema ateniense. Los atenienses, deseando apaciguar y honrar al dios de la luz, le presentaron esta efigie, que combinaba ambos símbolos délficos, como ofrenda de manos de tres figuras femeninas de origen ateniense..
En algunas monedas encontradas en el recinto se puede ver la imagen del ónfalos, esquematizada y representada por un punto en el centro de un círculo. La piedra mencionada se halla expuesta en el museo de Delfos.
Historia del santuario
 Por la arqueología y los escritos antiguos se sabe que en el siglo viii a. C. hubo en este lugar de Delfos edificios sagrados. Pausanias, el historiador griego del siglo ii d. C., recoge la tradición y entre otras cosas cuenta que los tres primeros templos fueron construidos, uno con laurel, otro con cera de abeja mezclada con plumas y el tercero con bronce.
La arqueología demuestra que en esta época ya era famoso el nombre de Apolo no solo en el lugar, sino en tierras lejanas. Los exvotos sacados a la luz en las excavaciones son muy significativos: Renombre de Apolo Pitio que era famoso en lugares remotos, caballos de Tesalia, trípodes del Peloponeso, soportes de recipientes de Creta, etc.
Pasado el tiempo fueron aumentando las ofrendas, sobre todo los exvotos de bronce. Se han encontrado escudos cretenses, cascos corintios, calderos con cabezas de grifos llegados desde Samos y el Peloponeso y estatuillas diversas.
Apogeo
 El Tesoro de los atenienses, situado dentro de la acrópolis, fue reconstruido pieza por pieza. Las ofrendas se almacenaban en edificios separados, según la procedencia y región geográfica.
 A finales del siglo vii a. C. ya se construyen templos especiales para Apolo y Atenea; son de piedra, con columnas dóricas. Sus restos, pasado el tiempo, sirvieron para construir nuevos templos.
A comienzos del siglo vi a. C. tuvieron lugar dos acontecimientos que influyeron bastante en la evolución del santuario de Delfos. Uno fue la instalación en Delfos de la anfictionía y el otro, la reorganización de los Juegos Píticos.
La anfictionía era una liga religiosa que agrupaba 12 pueblos (no ciudades), casi todos de la Grecia central. Tenía sus reuniones en el santuario de Deméter en Antela, cerca de las Termópilas. Como el oráculo de Delfos tenía ya un renombre mayor que el de Deméter, trasladaron allí la sede de esta confederación, sin por ello abandonar el otro santuario. Esta decisión dio lugar a las llamadas guerras sagradas que fueron tres.
Los Juegos Píticos tenían lugar al principio cada 8 años. Después lo acortaron a 4 y se alternaban con los Juegos Olímpicos. Consistían en pruebas atléticas, hípicas y concursos líricos. En Delfos se construyó en esta época un teatro y un hipódromo para la celebración de estos juegos, que se consideraban muy importantes.
Hubo un gran enriquecimiento tras la primera guerra sagrada, en la que algunas ciudades griegas compitieron por obtener el control y la autoridad del santuario, con lo cual conseguían un reconocimiento de supremacía y prestigio sobre las otras ciudades y sobre algunos reinos extranjeros. Las aportaciones fueron tanto por parte de los griegos como de los pueblos bárbaros. Hay que destacar el regalo que hizo Creso (560-546 a. C.), último rey de Lidia, en esta ocasión: un león de oro sobre una base de lingotes de oro más un cuenco de oro que pesaba un cuarto de tonelada.
En la primera mitad del siglo vi a. C. se hicieron unas 12 fundaciones de tesoros en torno al templo de Apolo. Este viejo templo ardió en el año 548 a. C. y tras el incendio su reconstrucción fue lenta. Hasta el año 505 a. C. no se terminó el nuevo templo, más grande que el anterior y cuya construcción se llevó a cabo gracias a una familia llamada Alcmeónidas, de Atenas. Según cuenta Heródoto, esta familia gestionó la aportación de dinero en todo el mundo griego.
Las aportaciones de exvotos y ofrendas, más las construcciones de tesoros durante esta época, fueron cuantiosas:
Tesoro de los sifnios, en el 525 a. C., con cariátides tan colosales como las de Gnido. Decoración y obras maestras de la edad arcaica con relieves que representan la Gigantomaquia. Sifnos es una de las islas griegas que se encuentran alrededor de la isla de Delos, que fue en la Antigüedad una isla sagrada. Se dice que esta isla tenía minas de oro y que quedaron bajo el mar después de un cataclismo.
 Tesoro de los atenienses, ofrecido a raíz de la batalla de Maratón; llegó a ser el más importante. Atenas ofreció después un pórtico para conmemorar el triunfo sobre los persas en el cabo de Mícala y en el año 460 a. C. ofreció una palmera con dátiles de oro tras la victoria que obtuvo el jefe militar Cimón, hijo de Milcíades contra los persas en la desembocadura del río Eurimedonte. En este tesoro puede verse la epigrafía sobre el texto que se refiere a la Pitaida, que era una procesión que los atenienses enviaban a Delfos para conmemorar un hecho ocurrido en un lugar del monte Parnaso. Cuentan que en dicho lugar cayó un rayo como señal divina. Toda la historia está escrita en la piedra como un himno a Apolo, con anotaciones musicales entre las líneas.
 En el 480 a. C., el tirano de Gela y Siracusa llamado Gelón derrotó a los cartagineses en la ciudad de Hímera en Sicilia. En agradecimiento donó al oráculo un trípode con una Niké (una victoria) de oro.
 Policelo, un príncipe siciliano, venció un año en los Juegos Píticos y tras esta victoria ofreció al santuario de Delfos la escultura en bronce de una cuadriga que debió ser imponente, de la cual se conserva el famoso auriga que fue encontrado en 1896.
Catástrofes en el siglo iv a. C.
 Orestes en Delfos; crátera con figuras rojas, ca. 330 a. C.
 Durante este siglo ocurrieron una serie de catástrofes que en nada beneficiaron al santuario de Delfos:
En el 370 a. C. hubo un terremoto que destruyó el templo edificado por los Alcmeónidas.
 Del 350 a. C. al 340 a. C. fue la tercera guerra sagrada y la consecuencia fue destrucción y daños irreparables. Los focidios lucharon contra los tesalios, beocios y Filipo II de Macedonia, con la intención de obtener la supremacía sobre el oráculo de Delfos. La guerra les costó tanto que se apoderaron de los mejores tesoros del santuario. Fundieron el oro y la plata y con ese resultado pudieron pagar a sus soldados. Pero poco después Filipo se hizo con la autoridad total del lugar sagrado y obligó a los focios a ir restituyendo en donaciones todo lo robado.
 En el 330 a. C. ocurrió la cuarta guerra sagrada, cuando el pueblo de los locrios se enfrentó contra Atenas y el político Esquines seguidor de Filipo se enfrentó también contra la ciudad de Anfisa. Estos hechos dieron lugar a la batalla de Queronea, en el 338, en la que fueron derrotados atenienses y tebanos. Los macedonios tuvieron desde entonces la hegemonía de Grecia.
Siglo iii y siglo ii a. C.
 Durante el periodo helenístico, iniciado con los sucesores de Alejandro Magno, se construyó un teatro nuevo y un estadio nuevo.
Los etolios (señores de Delfos) regalaron numerosas ofrendas en forma de columnas y estatuas. Pero los donantes más generosos de esta época fueron los reyes de Pérgamo que en varias ocasiones ofrecieron dinero y mano de obra para el mantenimiento del santuario. El rey de Pérgamo Átalo I regaló un conjunto monumental para celebrar su victoria sobre los gálatas. La donación fue de tal calidad que los etolios de Delfos junto con los componentes de la anfictionía mandaron erigir unas estatuas de Átalo I y de Eumenes II sobre unos pilares y las colocaron junto a la fachada del templo. También Perseo de Macedonia regaló una estatua con su efigie, pero más tarde su vencedor el general romano Lucio Emilio Paulo la mandó quitar para sustituirla por una que le representaba a él.
Son de esta época las inscripciones epigráficas que cubrían los muros de los edificios y del muro poligonal. Pueden leerse textos sobre los derechos honoríficos y sobre la liberación de esclavos. Apolo era quien garantizaba dicha liberación, después de habérsele pagado la suma correspondiente. También es de esta época la epigrafía del tesoro de los atenienses.
Decadencia
 Esta réplica fue erigida en Delfos en 2015.
 Comenzó el declive con la ocupación romana, durante el siglo i a. C. y continuó hasta el siglo iii d. C. Durante este período el oráculo, respetado aún, fue sin embargo perdiendo prestigio y visitantes. En el siglo i a. C. fue cuando se hizo la talla de una fuente rupestre en la pared de la garganta Castalia, allá donde desde antiguo se encontraba el manantial sagrado.
Los fondos para el mantenimiento del santuario, de sus monumentos y de sus tesoros fueron menguando a grandes pasos; la hierba crecía entre los edificios, de manera salvaje, la madera se pudría y la suciedad empezaba a notarse. Hubo además un incendio en el templo de Apolo que el emperador Domiciano (81-96) hizo reparar. El escritor griego Plutarco (c. 46-125), que además fue administrador de la anfictionía en los últimos años de su vida, escribió por entonces sus Diálogos píticos y en este libro comenta la impresión de abandono que le daba el santuario de Delfos.
A pesar de todo, la anfictionía continuaba reuniéndose, organizaba los Juegos Píticos, levantaba algunas estatuas a los cónsules y emperadores romanos y el oráculo seguía siendo consultado. Pero las peticiones eran ya de otro estilo: ya no se le pedía consejo sobre posibles enfrentamientos, reinados, gobernantes, etc., sino sobre viajes, matrimonios y otros asuntos domésticos. El oráculo dejó de influir en la política y el devenir de los pueblos. Su último momento de algo de esplendor se dio bajo el gobierno de los Antoninos, en el siglo ii de nuestra era. Los emperadores siguieron manteniendo una regular correspondencia con el oráculo. Esta correspondencia ha llegado hasta nuestros días grabada sobre los contrafuertes del templo de Apolo.
El emperador romano Adriano (c. 76-138) también visitó Delfos. Allí hizo levantar una estatua (que ha sido hallada en las excavaciones) en homenaje a su favorito Antínoo, que había muerto ahogado misteriosamente en el río Nilo.
Herodes Ático (101-177), político y orador griego, sofista y protector de las letras, además de poseer una gran riqueza, donó parte de esta a Delfos para reconstruir las gradas del estadio. También mandó erigir estatuas de su familia.
Pero ya por el siglo ii d. C. el santuario recibía visitantes que eran más curiosos que fieles. Los viajeros llegaban allí para curiosear y no para utilizar el recinto como lugar sagrado. Pausanias fue uno de estos visitantes que llegó en calidad de hombre culto y amante de las antigüedades y luego contó sus impresiones como historiador. Ya en el año 87 a. C., Sila se había apropiado de muchas riquezas sagradas y de las ofrendas hechas en metales preciosos, lo mismo que el emperador Nerón en el siglo i. En el siglo iv el emperador romano Constantino I el Grande se llevó a Constantinopla una de las pocas piezas grandes que aún quedaban: la columna serpentina que se levantaba exenta y que nadie consideraba de valor después de que los focenses se llevaron 700 años antes su trípode de oro. Todavía se conserva.
En el siglo iii los hérulos, godos y bastarnos recorrieron en intensas campañas toda la Grecia Central, Ática y el Peloponeso, arrasando y saqueando. En Delfos destruyeron algunas de las estatuas que quedaban en pie y el resto se vino abajo después del edicto de Teodosio el Grande, emperador romano (c. 346-395), con el que se pretendía acabar oficialmente con todos los «ídolos del paganismo», clausurando así definitivamente el oráculo de Delfos, que cesó su actividad en el año 390. La desolación fue total al cabo de los años y de los centenares de estatuas que antaño poblaron el recinto, no quedó ni una en pie.
Fin del culto
 El recinto de Delfos nunca llegó a estar deshabitado. Después de que se hubo olvidado por completo la razón de su existencia, sus ruinas se fueron recubriendo y se fue edificando toda una pequeña ciudad.
Tras la ocupación romana y la imposición del monoteísmo cristiano, durante el siglo v de nuestra era, el área de Delfos fue sede de un arzobispado, y para ello se desmanteló el oráculo, construyeron iglesias utilizando como material el mármol de los monumentos; se construyó una basílica, y grandes edificaciones religiosas, borrando así prácticamente toda evidencia del gran oráculo de Delfos. En el siglo xviii los eruditos se plantearon la duda del lugar exacto en que habría estado el célebre santuario de Apolo. Por los textos antiguos se tenía una idea, pero era casi imposible dar con ningún vestigio hasta que, gracias a un hallazgo fortuito, empezaron los estudios sistemáticos y las excavaciones.
Las excavaciones
 Himno a Apolo. Este es uno de los himnos délficos a Apolo, que estaba inscrito en una de las paredes del tesoro de los atenienses. Sobre las estrofas, pueden apreciarse las notas musicales (a modo de cancionero).
 En 1676 Jacques Spon (francés) y George Wheler (inglés) llegaron al emplazamiento del santuario, convertido en un poblado llamado en ese momento Castri. En su visita por el lugar se fijaron en unas inscripciones en la iglesia de un monasterio que había sido construido justamente sobre los muros del antiguo gimnasio. En estas inscripciones leyeron la palabra Delphi. Lo mismo les ocurrió en algunas casas del poblado. En estos años no pasó de ser una noticia para los historiadores; no hubo excavaciones.
Pasados dos siglos, en 1840, un arqueólogo alemán llamado Karl Otfried Müller trabajó en esta zona y descubrió entre las casas del poblado una parte del gran muro poligonal del recinto del santuario. El descubrimiento fue una llamada a seguir trabajando. Llegaron más arqueólogos franceses y alemanes, que fueron poco a poco descubriendo indicios y vestigios de la joya arqueológica que se escondía en aquel lugar. Pero la tarea era muy difícil pues la presencia del poblado impedía hacer excavaciones en serio. Empezaron entonces los tratos y los proyectos para trasladar a otro sitio todo el poblamiento de Castri, hasta que en 1881 hubo una convención entre el gobierno griego y el gobierno francés (muy interesado en las excavaciones) para expropiar, trasladar y reconstruir el nuevo emplazamiento, que es la ciudad actual llamada Delfí. Tras varios años de negociaciones, entre 1892 y 1901 se realizó una gran actividad arqueológica dirigida por el jefe de la Escuela Francesa de Atenas, Théophile Homolle. Fueron apareciendo piezas, restos de estatuas criselefantinas (es decir, estatuas que tenían la cara, las manos y los pies de marfil y el cabello de oro), piedras de edificios, columnas rotas, etc. En años posteriores vinieron las restauraciones llevadas a cabo por la Escuela francesa de Arqueología más una subvención del Ayuntamiento de Atenas y aportaciones particulares de ciudadanos griegos. De esta forma vieron la restauración:
El tesoro de los atenienses que fue reconstruido pieza a pieza
 El templo de Apolo, del que apenas se conservan algunas columnas
 El estadio, que es el mejor conservado de la Antigüedad
 El tholos
 La fuente Castalia
 El ágora romana
 El altar de Quíos
 Varias columnas
Muchas de las piezas fueron llevadas al museo de Delfos, entre otras el famoso auriga de bronce de tamaño natural ofrendado por Policelo, la Esfinge de Naxos, los mellizos de Argos y una copia romana del ónfalos que era la piedra en forma de huevo que señalaba el centro u «ombligo de mundo» en Delfos y que fue encontrado durante las excavaciones hechas al templo de Apolo.
Un deslizamiento de rocas provocó graves daños al yacimiento arqueológico en 1935 así que, a partir de 1936 se volvieron a realizar excavaciones arqueológicas en el lugar, que pretendieron profundizar más que las anteriores. Por otra parte, durante la Segunda Guerra Mundial y la posterior guerra civil griega muchos objetos arqueológicos fueron enterrados en depósitos para preservarlos y no se desenterraron hasta 1952.
En la década de 1970 se excavó en la cueva Coricia, en la que se encontraron miles de figurillas. Otra campaña de excavaciones tuvo lugar en la década de 1990. En ella se investigó acerca de los primeros tiempos de Delfos y, entre otros hallazgos, se desenterró un hueso de león del siglo vi a. C. También en estas fechas se realizó un estudio geológico del lugar.
Fuente: Wikipedia.
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El sintoísmo o shinto es una religión japonesa cuyos orígenes se remontan al inicio de la cultura japonesa. Sus principios filosóficos constituyen la raíz del pensamiento, la religiosidad y la filosofía del Japón, aunque no sea la religión practicada por la mayoría de la población.
Algunos rasgos de la espiritualidad sintoísta se pueden rastrear ya en el período Yayoi (300 a. C a 300 d. C aproximadamente), cuando las islas estaban habitadas por pequeñas comunidades agrícolas todavía sin escritura. De esa época son los primeros textos, de origen chino, que mencionan poblaciones que practicaban un culto animista.
El sintoísmo se menciona por primera vez en textos japoneses recién en el siglo VIII, cuando ya circulaban por las islas otras religiones orientales, como el taoísmo, el confusionismo y el budismo. En ese contexto, aparece la palabra shinto para diferenciar la religión local, que seguía la vía de los kami, es decir, el camino de los dioses, de las religiones recién llegadas, como el butsudo o vía del Buda.
En la actualidad, es difícil saber qué porcentaje de la población japonesa practica el sintoísmo porque este culto no excluye la práctica de otros credos religiosos como el budismo e incluso el cristianismo. Además, muchos japoneses que se declaran no creyentes participan de las ceremonias sintoístas.
Características
No existe un fundador del shinto ni una persona o figura que encarne sus principios. El sintoísmo es más bien una cosmovisión que fue desarrollando un sistema mitológico a lo largo del tiempo.
No existen libros ni escrituras sagradas que codifiquen las cuestiones dogmáticas o teológicas.
 El shinto aparece mencionado por primera vez en fuentes escritas japonesas en dos textos: el Kojiki, una crónica de antiguos hechos del Japón, redactado en 712. Y el Nihonshoki, también del siglo VIII, que recopila hechos de la historia japonesa junto a elementos míticos, documentos literarios, ritos y elementos de la cosmovisión local.
 Entiende el cosmos como un espacio animado y habitado por fuerzas vitales espirituales, los kami. Se los conoce como Yaoyorozu-nokami, que significa “los 8 millones de dioses” haciendo referencia a la idea de que son incontables y se debe respetar a todos los elementos de la naturaleza porque cualquier cosa puede ser un kami. Todos los fenómenos son sagrados porque forman parte del principio de la vida.
 Un kami no es una divinidad individual o personal. Es la conceptualización de un principio espiritual. Puede manifestarse en una roca, una planta, un animal, o un antepasado familiar, incluso las personas al morir pueden transformarse en kami.
Es una filosofía práctica ética que sostiene la conexión continua con la infinidad de seres que habitan el mundo. Lo natural y lo sobrenatural, lo espiritual y lo corpóreo, lo visible y lo invisible están unidos e interrelacionados.
 Practica la búsqueda de la felicidad presente.
 La introducción del budismo en el siglo VI modificó algunas concepciones del sintoísmo, como la idea de circularidad, generación y regeneración y también incorporó a este culto la construcción de templos.
 Existen algunas ceremonias específicas sintoístas en el calendario japonés pero la práctica se basa en rituales personales como la construcción de altares familiares o las visitas a los templos.
La mitología sintoísta
El mito del origen del shinto narra un mundo caótico en el que el cielo y la tierra no estaban separados y todo era indeterminado e ilimitado.
En un momento, lo puro y claro se dispersó, ascendió y se transformó en cielo, lo pesado y turbio se depositó y se convirtió en la tierra.
Cuando se separaron el cielo y la tierra, en la alta meseta del cielo surgieron los primeros dioses hasta formar un panteón de 5. Estos dioses no tenían forma, género ni sexo, se los llamó Kotoamatsukami, que significa los dioses celestiales distinguidos.
Luego aparecieron siete generaciones de dioses ya con características individuales. De ellos surgió la pareja primordial, el dios Izanagi y diosa Izanami, quienes fueron los responsables de ordenar el mundo.
Los primeros dos hijos de esta pareja eran imperfectos y fueron descartados, de modo que perfeccionaron el ritual de creación y así procrearon los dioses sanos, las 8 islas que forman el archipiélago japonés, los seres vivos y los kami o deidades fundamentales: el mar, los ríos, las praderas, los árboles, etcétera.
Al dar a luz al dios del fuego, Izanami murió quemada y descendió a los infiernos. Y, aunque Izanagi intentó rescatarla del mundo de los muertos, la diosa ya era un cadáver en descomposición y no regresó. Izanagi, entonces, realizó un rito de purificación y del agua surgieron los dioses más importantes: al limpiar su ojo izquierdo, surgió Amaterasu, la diosa solar; de la nariz, Susanoo, el dios del viento, el mar y las tormentas; del ojo derecho, Tsukuyomi, la diosa lunar.
Amaterasu se convirtió en la diosa más importante de la mitología sintoísta y, hasta la finalización de la Segunda Guerra Mundial, en Japón se sostenía que la familia imperial descendía de ella.
Fuente: Enciclopedia Iberoamericana.
Paola Maurizio.
Astrología y Espiritualidad
Taoísmo

El taoísmo o daoísmo (en chino, 道教; pinyin, dàojiào; literalmente, ‘enseñanza del camino’) es una tradición filosófica y espiritual de origen chino la cual enfatiza vivir en armonía con el tao (la ‘vía’ o el ‘camino’).
El tao es una idea fundamental en la mayoría de las escuelas que forman parte de la filosofía china; sin embargo, para el taoísmo es referido como el principio de unidad absoluta, y al mismo tiempo mutable, que conforma la realidad suprema y el principio cosmogónico y ontológico de todas las cosas. Así, para los taoístas el tao constituye la fuente, el patrón y la sustancia de todo lo existente.
El Dào Dé Jīng (en chino: 道德經) también conocido como Tao Te King o Tao Te Ching, es el libro que condensa las enseñanzas atribuidas al filósofo Lao-Tse, también llamado Lao Tzu, Lao Zi, Laozi (en chino simplificado y tradicional: 老子; en pinyin: lǎozǐ; literalmente ‘viejo maestro’) o Laocio.[5] Y aunque la existencia histórica de tal personalidad aún se debate, el libro es considerado como clave para la tradición taoísta. Junto con el Zhuangzi se consideran los textos clave de la tradición.
Y aunque los valores éticos taoístas varían dependiendo de las distintas escuelas, por lo general tienden a enfatizar el wu wei («la no acción» o acción sin intención), la naturalidad, la simplicidad, la espontaneidad, y sobre todo, los «Tres Tesoros»: 慈 «la compasión», 儉 «la frugalidad», y 不敢為天下先 «la humildad», mientras que pone menos énfasis en las normas y el ritual (en oposición al confucianismo).
El objetivo fundamental de los taoístas es alcanzar la inmortalidad, si bien, a veces no se entiende esta literalmente, sino como longevidad en plenitud. De la misma manera, se decía que las personas que vivían en armonía con la naturaleza eran inmortales. Lao-Tse fue deificado como dios taoísta ―un inmortal― encabezando un enorme panteón de héroes folclóricos., generales famosos y sabios, todos los cuales alcanzaron la inmortalidad. Así como la representación de uno de Tres Puros. Por otra parte, el logro de la inmortalidad a través de la alquimia externa (waidan) y la alquimia interna (neidan) fue un objetivo importante para muchos taoístas históricamente.
Las primeras formas del taoísmo se desarrollaron en el siglo IV a. C., influenciadas por las teorías cosmológicas de la Escuela de Naturalistas y el I Ching. La Escuela de Naturalistas fue una escuela filosófica que sintetizó los conceptos de yin-yang y los Cinco Elementos; Zou Yan es considerado el fundador. La primera forma organizada de taoísmo, la escuela Tianshi («Maestros Celestiales») surgió en el siglo II a. C. Xuanxue («aprendizaje profundo», también «neo-taoísmo») fue un importante movimiento filosófico influenciado por el confucianismo, que se centró en la interpretación del I Ching, el Dào Dé Jīng y el Zhuangzi y que floreció durante los siglos III a VI d. C. Los filósofos más importantes de este movimiento fueron He Yan, Wang Bi, Los siete sabios del bosque de bambú, Ge Hong y Guo Xiang. Los pensadores como He Yan y Wang Bi se centraron en la naturaleza profunda del Tao, que vieron como mejor ejemplificado por el término «Wu» (nada, no-ser, negatividad). Otras escuelas alcanzaron prominencia a lo largo de la historia de China, como la escuela Shangqing durante la dinastía Tang (618-907), la escuela Lingbao durante la dinastía Song (960-1279) y la escuela Quanzhen, que se desarrolló durante los siglos XIII-XIV y durante la dinastía Yuan.
Posteriormente, el taoísmo se mezcló con elementos del confucianismo, el budismo y la religión tradicional china. La forma concreta de religión taoísta que fue llevada a Taiwán en el siglo XVII es típica de esta tradición. La característica más distintiva de la práctica actual es la veneración de los antepasados.
Los conceptos taoístas influyeron en la medicina tradicional china y en distintas disciplinas como el taichí chuan, el chi-kung y diversas formas de artes marciales. Las tradiciones taoístas posteriores también fueron influidas por el budismo chino.
Fundamentos del taoísmo
El Taoísmo establece la existencia de dos fuerzas: una pasiva, otra activa. Yin y yang aparentemente se oponen aunque en realidad se complementan simultáneamente entre sí, es decir que son interdependientes de manera absoluta y funcionan como una unidad. Son el yin (fuerza pasiva/sutil, femenina, húmeda…) y el yang (fuerza activa/concreta, masculina, seca…), representan el dinamismo de la naturaleza, el origen de todas las cosas manifiestas o existentes. No confundir con la dualidad de extremos opuestos e irreconciliables como «bien versus mal». (Véase yin-yang).
El significado más antiguo que existe sobre el tao dice: «Yi yin, yi yang, zhè wei tao», es decir, «un aspecto yin, un aspecto yang, eso es el tao».
Puede ejemplificarse esta concepción a partir del significado de las palabras: literalmente, yang significa ‘la ladera luminosa (soleada) de la montaña’, y yin ‘la ladera oscura (sombría) de la montaña’; entiéndase la idea de montaña como símbolo de unidad. Así, aunque representan dos fuerzas aparentemente opuestas, forman parte de una única naturaleza; siendo representadas en algunas tradiciones igualmente a través de creencias religiosas, tales como los Tres Puros.
La igualdad entre estas dos fuerzas entraña la igualdad de sus manifestaciones consideradas en abstracto. Por ello el taoísta no considera superior la vida a la muerte, no otorga supremacía a la construcción sobre la destrucción, ni al placer sobre el sufrimiento, ni a lo positivo sobre lo negativo, ni a la afirmación sobre la negación.
Las cosas cotidianas e insignificantes tienen un significado mucho más profundo del que nosotros le damos.
Por otro lado el Tao no puede definirse como una «fuerza conciliadora», aunque efectivamente esa es una de sus expresiones, el Tao por naturaleza es indefinible, indescriptible e inalcanzable por el pensamiento humano. Es lo primero que el Tao te king enseña:
El Tao que puede ser nombrado no es el Tao eterno. El nombre que puede ser pronunciado no es el nombre eterno.
 De manera que aunque el Tao es trascendente eterno, inconmensurable e indescriptible, antecede a la multiplicidad, lo contiene y lo sustenta todo también es inmanente y se encuentra presente en la pluralidad de todas las cosas impermanentes:
Del clásico taoísta Tao Te Ching, se sostiene que:
«El Tao produjo Uno (Wuji produjo Taiji); Uno produjo Dos (Taiji produjo el Yin y Yang); Dos produjo Tres (la multiplicidad); Tres produjo los «10000 seres» (Todas las cosas y seres existentes)». (Cap. 42)
 Por lo tanto Lao-Tse distingue dos aspectos del Tao, por un lado está el Tao Eterno e indescriptible, y por otro lado está el Tao como lo impermanente manifestado como existencia. Del Tao eterno no se puede hablar ya que su naturaleza es incognoscible y trasciende la capacidad de comprensión humana, pero del Tao como manifestación o existencia si se puede hablar y es desde allí que se construye el taoísmo filosófico. Sin embargo ambos aspectos del Tao son inherentemente inseparables, son una misma realidad.[14]
Lo innombrable es el principio del cielo y de la tierra.Lo nombrable es la madre de las diez mil cosas.
Sin deseos se puede ver el Misterio;
Con deseos se puede ver sus manifestaciones.
Los dos brotan de la misma fuente, pero tienen diferentes nombres para una misma realidad.
Para este «algo» eterno no existe nombre, dado que los nombres derivan de experiencias; finalmente, y por necesidad de ser descrito o expresado, se manifiesta en la existencia y se lo denominó tao, que significa ‘camino’ o ‘sendero [recto o virtuoso]’ que conduce a la meta.
Cuando Lao-Tse habla del tao en su aspecto trascendente procura alejarlo de todo aquello que pueda dar una idea de algo concreto. Prefiere encuadrarlo en un plano distinto a todo lo que pertenece al mundo. Porque el tao es como el espacio vacío para que se manifieste el todo. «Existía antes del Cielo y de la Tierra», dice, y, efectivamente, no es posible decir de dónde proviene. Es madre de la creación y fuente de todos los seres.[15]
Algo formado confusa y misteriosamente,Nacido antes que el Cielo y la Tierra.
En el silencio y en el vacío, Solo e inmutable, Siempre presente y en movimiento,
Quizás sea la madre de las Diez Mil Cosas. No sé su nombre, Llámalo Tao.
A falta de una mejor palabra, lo llamo lo grande.
El tao tampoco es temporal o limitado; al intentar observarlo, no se lo ve, no se lo oye ni se lo siente. Es la fuente primaria cósmica de la que proviene la creación. Es el principio de todos, la raíz del Cielo y de la Tierra (la madre de todas las cosas). Pero si intentamos definirlo, mirarlo u oírlo, no sería posible: el tao regresa al no-ser, ahí donde es insondable, inalcanzable y eterno.
Todas las cosas bajo el Cielo gozan de lo que es, lo que es surge de lo que no es y retorna al no-ser, con el que nunca deja de estar ligado.
El tao del no-ser es la fuerza que mueve todo lo que hay en el mundo de los fenómenos, la función, el efecto de todo lo que es: se basa en el no-ser.
El mundo de los seres puede ser nombrado con el nombre de no-ser y el mundo de los fenómenos con el nombre de ser. Las diferencias recaen en los nombres, pues el nombre de uno es ser y el del otro, no-ser, pero aunque los nombres son distintos, se trata de un solo hecho: el misterio desde cuyas profundidades surgen todos los prodigios.
Al encontrar el camino que conduce de la confusión del mundo hacia lo eterno, estamos en el camino del tao.
El taoísmo excluye el concepto de ley y lo sustituye por el de orden. Es decir, las cosas son de determinada manera debido a que su posición en un universo en permanente movimiento les confiere una naturaleza que las obliga a ese comportamiento. Así lo explica Dong Zhongshu, filósofo chino del siglo II a. C.:
Cuando se vierte agua en el suelo, esta evita las partes secas y va hacia las que están húmedas. Si dos troncos se colocan en el fuego, este evita el mojado y enciende el seco. Todas las cosas rechazan lo que es distinto y siguen lo que es igual.
 Del mismo modo, las cosas hermosas llaman a otras cosas en la clase de las hermosas, las repulsivas llaman a otras en la clase de las repulsivas. Esto proviene del modo complementario en que se corresponden las cosas de la misma clase. Las cosas se llaman unas a otras, lo igual con lo igual; un dragón trayendo lluvia; un abanico apartando el calor; el sitio donde ha estado un ejército, llenándose de zarzas… Las cosas, hermosas o repulsivas, tienen todas un origen. Si se cree que construyen el destino es porque nadie conoce dónde está su origen. No hay ningún suceso que no dependa para su inicio de algo anterior, a lo que responde porque pertenece a la misma categoría, y por eso se mueve.
 Tao es el nombre global que se da al orden natural. El objetivo del tao es enseñar al hombre a integrarse en la naturaleza, enseñarle a fluir, a integrarse en sí mismo en concordancia y armonía. El tao no es un creador porque nada en el mundo se crea ni el mundo es creado. Enseñar a compenetrarse con esta naturaleza y armonía de tal modo que llegue a experimentar en su propio cuerpo sus ritmos vitales. Sintonizándose el cuerpo humano mediante una serie de ejercicios con estos ritmos, ganando así serenidad mental y energía física.
A principios del Siglo IV a. C. los filósofos chinos escribían sobre el yin y el yang en términos relacionados con la naturaleza.
Observando de la perspectiva del tao, se ve cómo todas las cosas se elevan, se vuelven grandes y luego retornan a su raíz. Vivir y morir es simplemente entrar y salir[cita requerida]. Las fuerzas de la mente no tienen poder sobre quien sigue el tao. El camino del no-ser lleva a la quietud y la observación, y conduce de lo múltiple al uno. Para poder recorrer ese camino hace falta preparación interna. Mediante la práctica espiritual[cita requerida], la perseverancia, el recogimiento y el silencio se llega a un estado de relajación[cita requerida] que debe ser tan sereno que posibilita la contemplación del ser interior, el alma, y así se logra ver lo invisible, escuchar lo inaudible, sentir lo inalcanzable.
Una historia representativa del pensamiento taoísta sería la siguiente: (Adaptado a partir de Las religiones del mundo, de Huston Smith).
El caballo de un campesino se escapó. Ante la conmiseración de su vecino, el campesino le dijo: «¿Quién sabe si es bueno o malo?». Y tuvo razón, porque al día siguiente el caballo regresó acompañado de caballos salvajes con los cuales había trabado amistad. El vecino reapareció, esta vez para felicitarlo por el regalo caído del cielo, pero el campesino repitió: «¿Quién sabe si es bueno o malo?». Y otra vez tuvo razón, porque al día siguiente su hijo trató de montar uno de los caballos salvajes y se cayó, rompiéndose una pierna. El vecino volvió a mostrar su pesar, y recibió nuevamente la anterior pregunta: «¿Quién sabe si es bueno o malo?». Y el campesino tuvo razón una cuarta vez, porque al día siguiente aparecieron unos soldados para reclutar al hijo, pero lo eximieron por encontrarse herido.
Lejos de una amoralidad o de una moralina latitudinaria, el taoísmo preconiza la armonía, allí está el equilibrio, un absoluto sobre las relatividades.
Esta ética se refleja en el arte.
Al llegar el budismo a China, el contacto entre el budismo y el taoísmo produjo entre otros efectos la escuela religiosa y filosófica budista Chán (sinización de la palabra sánscrita dhyana, que significa: meditación) y, esta, al pasar a Japón originó el zen.
El taoísmo influyó en numerosas áreas del conocimiento como la medicina y ciertas escuelas de meditación, e incluso las artes marciales. Existe un paralelismo en ciertas concepciones del taoísmo con el Tantra, en especial la visión del mundo como un ecosistema, y la consideración de una vía de iluminación dentro del acto sexual.
El gran taoísta Lin An define el camino de la felicidad de la siguiente manera:
La gran mayoría de las personas,qué vacías y mal se sienten, porque usan
las cosas para deleitar su corazón, en lugar de usar su corazón para disfrutar de las cosas.
Características y elementos principales
Lao-Tse: Siglo VII a. C., obra principal Tao te ching.
 Preconiza: Armonía del hombre con el tao, al curso etéreo y dialéctico de los acontecimientos.
 Reprueba: La guerra, la resignación, la codicia, los prejuicios, los convencionalismos, los tabúes, la desigualdad, la sumisión, el sometimiento dogmático a normativas absolutistas o preconceptos prejuiciosos (lealtad filial, nacionalismo, legalismo, sumisión al culto, etc.).
 Preceptos: No posee un dogma al cual los fieles deben limitarse.
 Virtudes: Piedad, magnanimidad, abnegación, bondad, sacrificio personal, plantar árboles (entregar algo a la naturaleza u otros humanos), hacer caminos (en los mismos modos que los árboles), ser introspectivo, ser analítico, contemplativo y meditativo, fomentar la honestidad y la equidad, enseñar al que no sabe.
Subdivisiones
Las dos principales «ramas» del taoísmo son el taoísmo religioso y el taoísmo filosófico. Mientras el primero hace énfasis en aspectos rituales, ceremoniales y espirituales, el segundo tiene una aproximación más laica. Sin embargo algunos autores cuestionan esta división y consideran que es artificial. Algunos taoístas filosóficos consideran que su posición «purga» al taoísmo de elementos rituales y religiosos que no eran propios del taoísmo original.
Además cada una de estas dos vertientes se encuentra a su vez subdividida entre múltiples órdenes y escuelas de pensamiento.
Historia
Los siete sabios del bosque de bambú, bordado, 1860-1880
 Las raíces del taoísmo se pueden rastrear hacia el siglo IV a. C. El taoísmo temprano retomó las nociones cosmológicas de la Escuela del Ying-Yang (Naturalistas) y fue profundamente influenciada por uno de los más viejos textos de la cultura China, el I Ching, el cual expone un sistema filosófico acerca de cómo se debe mantener el comportamiento humano en concordancia con los ciclos alternos de la naturaleza. El miembro de la escuela «Fajia» o «Legalista» Shen Buhai (c. 400 a. C. – c. 337 a. C.) pudo también haber sido una gran influencia al poner en práctica en el ámbito de la política el concepto del wu wei.
El taoísmo filosófico se desarrolló a partir de los escritos de Lao-Tse y Zhuangzi. Según la leyenda china, Lao-Tse vivió durante el siglo VI a. C. y tradicionalmente se fecha en ese siglo la redacción del Dàodéjing, aunque según algunas investigaciones actuales es bastante posterior.
Siglo IV a. C.-siglo II a. C.: influye en la alquimia, la medicina tradicional china, la magia y la adivinación, por lo que se convierte en culto popular. Posteriormente influyó en las artes marciales, con sus conceptos de chi aplicados tanto a la salud como al combate, surgiendo así diversos estilos de kungfú taoísta (principalmente en la montaña Wudang), y también disciplinas como el chi kung y el taichí.
 Siglo II d. C.: el sacerdote imperial Zhang Daoling es el primer pontífice del taoísmo como religión; sincretiza la religión tradicional china con el taoísmo, para renovar el culto religioso imperial e imponer su forma de taoísmo teísta como doctrina de culto; esta interpretación religiosa es considerada por algunos contraria a la ideología taoísta original netamente filosófica que proponían Lao-Tse y Zhuangzi.
 1927: El pontificado imperial, es abolido por el gobierno chino.
 Promete la inmortalidad, en su sentido religioso como forma de vida eterna, pero en su sentido filosófico como alegoría de un concepto ontológico impulsor de la autosuperación.
 Observación fundamental: Alcanzar la inmortalidad, longevidad en plenitud, las personas que viven en armonía con la naturaleza son inmortales.
 Lao-Tse es deificado como inmortal taoísta (héroes folclóricos, generales famosos y sabios), tomándose como tal esta idea de las deidades solo por los seguidores del taoísmo religioso, siendo tales alegatos rechazados por el taoísmo filosófico.
 Se mezcló con elementos del confucionismo, budismo y creencias locales (taoísmo religioso), formando un sincretismo religioso que algunos consideran incompatible con los conceptos originales del Tao te king de Lao Tse.
 Lo nuevo: adoración de los antepasados, solo es aceptado por el taoísmo religioso; pero no está asimilado por el taoísmo filosófico.
Textos taoístas
Dào Dé Jīng (también conocido como Tao Te King o Tao Te Ching), es el libro principal Taoísta que condensa las enseñanzas atribuidas al filósofo Lao-Tse.
 Igualmente otros textos destacados del Taoísmo son:
Hua Hu Ching, texto taoísta escrito o compilado en el siglo IV por un taoísta chino llamado Wang Fu, aunque también atribuido tradicionalmente a Lao-Tse; se considera como un complemento al texto Dào Dé Jīng.
Wen Tzu (Wenzí), texto taoísta escrito hace más de dos mil años, conocido como la «comprensión de los misterios del Tao», que es atribuido a un discípulo de Lao Tse, (quién habría recogido directamente las palabras del maestro); es un escrito que presenta las enseñanzas del Tao Te King, como una forma de continuación del mismo, al penetrar en la comprensión del misterio del Tao descritos en el Tao Te King.
Zhuangzi, uno de los dos textos fundacionales del Taoísmo – junto con el Dàodé jīng (Lao-Tse) – y generalmente es considerado como uno de los escritos taoístas más importantes para la enseñanza del Tao.
Lie Zi, texto Taoísta atribuido a Lie Yukou (Lie Zi), a quien se considera un personaje legendario. Generalmente es considerada la más práctica de las obras taoístas principales, frente al más filosófico Dàodé jīng o al más poético Libro de Zhuangzi.
Qingjing Jing, literalmente ‘Clásico de claridad/pureza y quietud/tranquilidad’) es un clásico texto breve taoísta de autor anónimo escrito en la dinastía Tang, el cual combina temas filosóficos del Tao Te Ching con la forma de presentación lógica presente en los textos budistas; y con una forma literaria que recuerda al Sutra del corazón. Instruye a los estudiantes del Tao a practicar la eliminación del deseo para cultivar la pureza espiritual y la quietud del Tao.
Tai Yi Jin Hua Zong Zhi, texto Taoísta que se enfoca en las prácticas taoístas para refinar la esencia y transformar el qi, mediante la meditación. Para ello se ocupa de describir un método para aliviar los pensamientos y ejercitar el qi, abogando por la abstinencia y reduciendo las actividades conscientes, para evitar la «fuga de la conciencia». En su esencia postula que hay dos cosas intangibles en los seres humanos, «espíritu primitivo» y «conciencia del espíritu». Su versión más conocida es la traducción realizada por Richard Wilhelm, conocida como El secreto de la flor de oro.
I Ching, libro oracular chino cuyos primeros textos presentes se suponen escritos hacia el 1200 a. C. Su contenido original es de procedencia taoísta, pero igualmente es considerado como uno de los Cinco Clásicos confucianos.
Fuente: Wikipedia.
Astrología y Espiritualidad
HINDUISMO

El hinduismo es la religión que profesan y practican la mayoría de las personas que viven en India y Nepal. También se da entre poblaciones significativas fuera del subcontinente y tiene más de 900 millones de seguidores en todo el mundo. Se puede decir que el hinduismo es la religión viva más antigua del mundo, o al menos los elementos que se encierran dentro de ella se remontan a muchos miles de años atrás. A diferencia de la mayoría de las demás religiones, el hinduismo no tiene un solo fundador, ni una sola escritura, ni un conjunto de enseñanzas común. A lo largo de su extensa historia, han surgido un gran número de figuras clave que enseñan diferentes filosofías y escriben numerosos libros sagrados. Por estas razones, los escritores a menudo se refieren al hinduismo como una forma de vida o como una familia de religiones en lugar de definirlo como una sola religión.
Historia del hinduismo
 La palabra hinduismo proviene del idioma persa hindú, que era la manera en que los persas pronunciaban el nombre del río Sindhu. El hinduismo tiene su origen en los años 3000 y 2000 antes de Cristo. Se originó cuando en India, se dio una mezcla de creencias religiosas. Inició con la creencia de que los dioses eran elementos que se encontraban en la naturaleza. Tiempo después, apareció la deidad llamada “brahmán”. Tiempo antes que Jesucristo naciera, una escritura hindú llamada  Bhagavad Gita, surgió dando origen a la veneración de los dioses como único medio para lograr la salvación. El hinduismo se dividió entonces en dos diferentes corrientes: una que se centraba en todas las cosas, y otra que se centró en la dedicación de la vida a los dioses.
Fundador
 El hinduismo como religión surgió en la India hacia el año 1750 a.C. No se tienen datos sobre un único fundador, o de profetas de la religión o de una estructura institucional que la resguardara. Se considera que los pueblos arios que invadieron la India trajeron en su cultura y con ella a los primeros dioses.
Características del hinduismo
Sus principales características son:
Es una religión originaria de la India, llena de religiosidad y expresiones culturales.
 Tienen una gran cantidad de ritos, pensamientos y diferentes actitudes en cuanto a la religión.
 Creen profundamente en la reencarnación.
 El ser absoluto o la divinidad se puede expresar por medio de diferentes manifestaciones.
 Practican la ley de causa y efecto.
 Creen en el karma, y se refieren a ella como que toda acción en la vida tiene un efecto.
 Creen en el dharma, la responsabilidad y las obligaciones que se adquieren en la vida.
 El ser esencial se conoce con el nombre de Atman.
Símbolos del hinduismo
Om o Aum: Es el símbolo mayormente reconocido a nivel mundial y su sonido se utiliza en la meditación. Es la primera palabra de una plegaria y simboliza el universo y la realidad. Representa los tres aspectos de Dios: el Brahma, el Vishny y el Shiva.
 La Esvástica: Es un signo de suerte y fortuna. Esta variación de la cruz estuvo presente en el antiguo hinduismo y se utiliza para representar la honestidad, la verdad, la pureza y la estabilidad.
 Sri Yantra: Tiene nueve triángulos entrelazados que se irradian desde un punto central. De los nueve, los cuatro triángulos en posición vertical representan el lado masculino o Shiva; mientras que los cinco triángulos invertidos representan lo femenino o el Shakti.
 Tilaka: Símbolo que se coloca normalmente en la frente de un devoto del hinduismo.
 Rudraksha: Árbol del cual se dice que sus semillas azules representan las lágrimas de Shiva, el Destructor.
 El Loto: Es una planta que representa la creación y se usa para simbolizar el Vishnu, el Brahma y el Lakshmi.
Dioses
Brahma, el Creador: Es la primera divinidad del hinduismo.
 Vishnu, el Preservador: Representa el orden, la paz, y el amor
 Shiva, el Destructor: Simboliza el otro lado del universo respecto a Vishnu, o sea, la muerte y la guerra.
 Lakshmi, la Fortuna: Es a diosa de la fortuna y la belleza, muy venerada en hogares y negocios.
 Krishna, morador de corazones: Está dotado de amor y tiene el poder de destruir el dolor y los pecados.
 Ganesha, el dios de la inteligencia.
Ritos
Uno de los ritos principales se da en los templos, donde los sacerdotes se encargan de llevar todos los días ceremonias de ofrendas. El nacimiento y la primera vez que los niños se alimentan con sólidos es muy importante. El rito del primer corte de pelo en los niños y la purificación luego de la llegada de la menstruación. Tienen ritos para el matrimonio y bendición para las mujeres embarazadas, para que puedan tener hijos varones. Tienen altares o templos domésticos en un lugar de las casas que ha sido consagrado para la oración. Acostumbran a encender una lámpara de aceite y hacen ofrendas de luz y de incienso a los dioses. La base de los ritos son las ofrendas.
Libro sagrado
Se conoce con el nombre de Vedas a los cuatro textos más antiguos de la literatura india. El RigVeda, consta de 1.028 himnos dedicados a un panteón de dioses. Al Rig-Veda le fueron agregados otros dos Veda, el Yajur-Veda o el libro del sacrificio y el Sama-Veda que contiene los himnos. El cuarto libro, el Atharva-Veda que es una colección de hechizos mágicos. Los Veda son considerados normas reveladas, y no pueden ser alterados ni siquiera en una sílaba.
Líder
El hinduismo no tiene un líder en común, pues los pueblos que la practican adoran y veneran a una gran cantidad de diferentes dioses.
Representantes
 Algunos de los principales representantes son:
Patanjali: Fundador de uno de los seis darsana: el del Yoga basado en el Samkhya.
 Sankara: Principal representante del advaita-vedanta en su tiempo (788-820 d.C.), que se le vio como una encarnación de Siva.
 Swami Ramalinga: Describió la ciencia de la inmortalidad en su filosofía conocida como El sendero perfecto a Dios.
 Ramana Maharisi: Uno de los máximos representantes del advaita-vedanta de la India moderna.
 Shivananda: Maestro de espiritualidad.
Países donde se practica el hinduismo
, Nepal, India.
 Bangladés, Bután, Pakistán, Guyana, Singapur, Sri Lanka.
 Arabia Saudita
 Birmania
 Costa Rica
 Estados Unidos
 Indonesia
 Malasia
 México
 Panamá
 Reino Unido
Fuente: Euston.
Gabriela Briceño V.
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