La selección del diseño del futuro centro de congresos de Alicante, materializada finalmente este lunes, abre la puerta a una posible calendarización del desarrollo de sus trabajos de construcción a partir de la propuesta planteada por la misma alianza de gabinetes de arquitectura elegida como ganadora del concurso de anteproyectos, compuesta por Frade Arquitectos, Luca Poian Forms Limited y Prointec.
La memoria de ese diseño ganador plantea dos alternativas concretas sobre cómo podrían organizarse las tareas de edificación de los tres edificios interconectados contemplados en su diseño: el edificio principal en forma de prisma que funcionará como centro de congresos en sí mismo; la torre que acogerá las oficinas del centro operativo de Suma, y la estructura que simula un puente entre ambos, que acogerá el aparcamiento de vehículos, además de una zona verde en su cubierta.
La primera de esas dos alternativas es sencilla: consiste en la ejecución simultánea de los tres edificios, sin secuenciarlos en distintas fases de obra. Los gabinetes seleccionados consideran que es una opción viable, a pesar de que supondría concentrar todo el volumen de obra al unísono sobre las explanadas de los muelles 7 y 9, sin que se diese pie a una demora respecto a los 30 meses de plazo de ejecución previsto en las bases del concurso. Y sin que tampoco conllevase un incremento de costes, que el anteproyecto seleccionado ajusta prácticamente al céntimo al presupuesto facilitado como referencia límite en las mismas bases del proceso: 65 millones. La memoria de la propuesta deja esa cifra en los 64.999.999,87 euros.
¿Cómo se procedería para simultanear la ejecución de los tres cuerpos edificatorios? En primer lugar, se abordarían los trabajos previos, demoliciones, movimientos de tierras y precargas ejecutadas con material propio de la excavación de la parcela. Después, se acondicionaría el terreno. A continuación, se ejecutaría la cimentación profunda y superficial. Y, más tarde, se comenzaría con «los trabajos de estructura, combinados con los de urbanización de la parcela y
sus infraestructuras».
El siguiente paso comprendería la ejecución de fachadas y cubiertas con sus respectivos aislamientos e impermeabilizaciones para, una vez cerradas las tres edificaciones, poder comenzar los trabajos de albañilería, revestimientos, carpintería, aislamientos e instalaciones en el interior.
La segunda alternativa plantea la división de los trabajos en dos fases distintas. En la primera se abordarían los trabajos de urbanización del exterior, el edificio destinado a acoger el centro de congresos y, por último, un primer sector del edificio concebido como puente central que albergará el estacionamiento. Esa primera fase requeriría un plazo de 20 meses.
De este modo, la segunda fase se extendería en otros 10 meses más (hasta completar los 30 estipulados en la convocatoria) para finalizar la estructura del ‘edificio puente’ pendiente de conclusión y la construcción de la torre de oficinas. De acuerdo con la memoria del anteproyecto, el proceso constructivo sería el mismo que el previsto en la primera alternativa con la particularidad de su separación en dos fases diferentes y la reserva de una parte de la urbanización para el acceso posterior a la obra de la segunda fase con el objetivo de «no dañar y optimizar económicamente el proceso». En este sentido, la memoria también se ajusta al presupuesto límite de 65 millones como desembolso definitivo para concluir la construcción del conjunto.
En todo caso, esas propuestas alternativas podrían quedar sujetas a posibles variaciones o adaptaciones en el caso de que la empresa a la que se acabe adjudicando el desarrollo de las obras pudiese considerar necesario introducir modificaciones. Eso sí, esas variaciones deberían contar con el visto bueno de los tres gabinetes de arquitectura ganadores, ya que, precisamente, el premio previsto comprende la redacción del proyecto de ejecución definitivo y la dirección facultativa de las obras.
Respecto a los plazos concretos en los que podría darse inicio a la construcción del conjunto arquitectónico, todo parece indicar que no se abordarán al menos hasta la segunda mitad de 2025, siempre que no se produzcan contratiempos en el cierre del concurso y en la fase de tramitación administrativa todavía pendiente (expuestos a posibles recursos), toda vez que el plazo previsto para la redacción del proyecto de ejecución es de seis meses a contar desde el momento en el que se produzca su contratación efectiva, a través de un procedimiento negociado sin publicidad. A ese plazo se suma el necesario para adjudicar las obras.
Valoraciones políticas
Entre tanto, los grupos políticos que ejercen funciones de oposición en el Ayuntamiento de Alicante se apresuraron este martes a ofrecer sus primeras valoraciones tras conocer el diseño seleccionado como ganador del concurso. A grandes rasgos, las tres formaciones del eje progresista (PSOE, Compromís y Esquerra Unida Podem) consideraron que se había perdido la oportunidad de utilizar el proyecto del centro de congresos para mejorar la trama urbana de la ciudad con una ubicación alternativa al Puerto y recriminaron que no se hubiese fomentado la participación ciudadana respecto al proyecto.
En primer término, la portavoz municipal del PSOE, Ana Barceló, apuntó que «independientemente de que el diseño pueda gustar más o menos, lo que queremos saber es cómo se va a financiar el proyecto y qué papel va a tener el ayuntamiento, porque está por ver si va a ser algo más que un actor secundario». «Hasta ahora la corporación municipal ha estado totalmente al margen», consideró, y lamentó que, además, a la hora de trazar una propuesta que se pretende que vaya a convertirse en «un baluarte de la ciudad de Alicante, no se haya consultado a la ciudadanía».
En segundo lugar, el portavoz municipal de Compromís, Rafa Mas, recriminó lo que consideró la «falta de transparencia» tras asegurar que «no conocemos los criterios económicos, ambientales, planes de evacuación, de comunicación, por qué ese diseño y no otro…». Además, señaló que «hemos perdido una inversión de oro para poder regenerar un barrio de la ciudad, como sucedió con el caso del Adda en Campoamor». Y en tercer término aseguró que «nos preocupa las proyecciones del cambio climático que va a reconfigurar nuestra bahía y vamos a poner una inversión millonaria en el mar; un proyecto que es poco valiente, poco visible y por el que no nos van a conocer en el mundo», consideró.
En tercer lugar, el portavoz municipal de Esquerra Unida Podem, Manolo Copé, abundó en la crítica sobre la inoportunidad de la ejecución de esa inversión. «La existencia misma de esta propuesta y ese gasto es un desafío grotesco a la situación que se vive en nuestra ciudad: fomentar la duplicidad de usos sobre un sector sobreexplotado, en una ciudad sin una industria cultural o tecnológica que lo respalde, aunque nos quieran convencer de lo contrario, sin un bienestar garantizado para tantos sectores de la población alicantina que lo necesita, con una sociedad civil desmantelada y con la que no se cuenta y con una administración incapaz de abordar el día a día de los asuntos que nos acechan, es una provocación gratuita», defendió.
En esta línea, recalcó que, a su juicio, se trata de «un megaproyecto de 65 millones de euros que nos parece una auténtica barbaridad de dinero público para una zona donde siguen sin resolverse temas como las vías de la costa, los graneles, plantas de betún o macrodepósitos de combustible en el sur de la ciudad que sigue olvidado».
Por último, la portavoz municipal de Vox, Carmen Robledillo, señaló que el proyecto seleccionado «quizá es menos icónico de lo que se buscaba desde un primer momento y habían propuestas muy interesantes. Es un proyecto de ciudad esperado durante más de 20 años y no termina de encajarnos dentro de las expectativas generadas aunque el jurado es experto y entendemos que, además del diseño exterior, ha primado la funcionalidad, materiales…», explicó. «Según lo que hemos leído por redes sociales son muchos los alicantinos a los que no termina de gustar pero es el proyecto escogido y hay que esperar a verlo construido», apuntó. Eso sí, apuntó que «entendemos desde Vox que con el proyecto elegido queda desmentido el aumento del nivel del mar por el cambio climático. También es una buena noticia», concluyó.
Fuente: Alicante Plaza.
Raúl Navarro.
