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Televisión

De ‘Django’ a ‘Django’: todos los disparos del pistolero mítico que ha vuelto a revivir como serie en SkyShowtime

Repasamos el árbol genealógico de uno de los grandes mitos del spaghetti western, inmortalizado por Franco Nero en 1966, y que ha dado pie a un sinfín de homólogos y descendientes. Al último de ellos lo encarna Matthias Schoenaerts en la miniserie italofrancesa ‘Django’, de reciente estreno en España.

Ringo, Trinidad, Sartana, Sabata, Camposanto. En su periodo de esplendor, el spaghetti western nos dejó como legado algunos nombres que se reprodujeron ad infinitum, como una prole a la que es difícil seguir la pista. Todos ellos, con caras a menudo intercambiables (Anthony Steffen, Gianni Garko, Peter Lee Lawrence…) conformaban el panteón de leyendas del subgénero, presidido curiosamente por El Hombre Sin Nombre al que Clint Eastwood cedió sus rasgos en la Trilogía del Dólar de Sergio Leone.

Ahora bien, frente a todos aquellos nombres se cuadra otro, solo uno, que mantiene su vigencia seis décadas más tarde de pronunciarse por primera vez, incluso por las generaciones recientes. Nos referimos a Django, un mercenario con incontables vidas desde su primera aparición en pantalla en 1966, con un efébico Franco Nero; pasando por una larga lista de iteraciones, verbigracia Django desencadenado, el Tarantino Deluxe merecedor de dos Oscars; a su más reciente encarnación, la miniserie homónima que propone una nueva lectura de la original, moldeando al personaje según los rasgos del belga Matthias Schoenaerts, y expande el argumento a lo largo de 10 episodios estrenados por SkyShowtime en España.

En un momento en el que el western televisivo trota el sendero del éxito, gracias al empeño de Taylor Sheridan y su provechosa hacienda Yellowstone, conviene hacer memoria y situar en su correspondiente contexto la última línea, por el momento, escrita dentro de la biografía del personaje. Si bien el empeño es ímprobo, dada la cantidad de filmes que se valieron del nombre (a su vez, tomado del músico Django Reinhardt) para subirse al carromato del éxito durante la segunda mitad de los sesenta y en adelante, apostamos por seguir el trazado de la línea genealógica que surge del original para conectarlo con su pariente más cercano. Ajusten la silla a su caballo, encájense el sombrero y galopen por la filmografía a Django. Nosotros nos encargamos de empujar su féretro correspondiente, “para que la ilusión sea completa”.

‘Django’

Estamos en algún punto entre 1860 y 1870, tras la Guerra Civil estadounidense. Un hombre (Franco Nero) llega a un pueblucho desértico de la frontera con México, donde tan solo los inquilinos del burdel permanecen en el lugar. No lo hace a caballo, como estaríamos acostumbrados, sino arrastrando un pesado ataúd por un barro de impracticable espesor. Parapetándose tras un tronco varado en medio de la calle principal, se planta a la espera de que se aproximen las tropas del racista mayor confederado Jackson (Eduardo Fajardo), luciendo capuchas rojas. Son decenas, armados, contra un solo hombre y su ataúd. Aguanta hasta que las primeras hordas se aproximan a su posición, abre la caja de madera, y de ella saca una ametralladora con la que masacra a sus atacantes. La fuerza de la herramienta mortal le obliga a apretar los dientes, compungiéndose, mientras los bandidos se retuercen y hunden en el lodazal. Jackson huye con vida, pero ve su cara hundida en el barro, en un irónico juego con la tez de su cara.

Acaso esta escena define y separa a Django del resto de sucedáneos inspirados por Sergio Leone. Frente a la aproximación operística del maestro, Corbucci propone un Oeste más sombrío, puramente nihilista. Como brújula, coloca a un antihéroe sufridor alejado del cinismo del alter ego eastwoodiano, siempre en la encrucijada entre hombres enfangados en su propia corrupción moral, cargando con el peso de su pasado: la muerte de su esposa, a la que pretende vengar, aunque con ello termine de eliminar con lo que le queda de humanidad. La imagen del ataúd aproximaba el filme hacia el escenario del horror gótico con marca italiano, algo que la violencia expresa se encargaba de subrayar en tono rojo: la tortura a la que se verá sometido el personaje, destrozando sus manos y por tanto dejándolo impedido, apunta hacia el último reducto de humanidad que le queda, la puramente física.

Este personaje crucial de la historia del género se lo debemos a Sergio Corbucci, no solo director sino autor de la historia, escrita por encargo del productor Manolo Bolognini. Su tratamiento pasaría por las manos de Piero Vivarelli, Franco Rossetti, José Gutiérrez Maesso y su propio hermano, el también director Bruno Corbucci a lo largo de la producción. La partitura de Luis Bacalov será, como las que compuso Ennio Morricone para el género, con unos versos que pondrán voz a la tragedia de un personaje condenado a vagabundear eternamente.

‘El clan de los ahorcados’

Dependiendo de los recuentos, y de lo estrictos que seamos (Alemania y Francia acostumbraron a renombrar filmes en su estreno local introduciendo el nombre del pistolero en el título, partiendo de la presencia de Nero), podemos encontrar alrededor de sesenta películas que, de un modo u otro, tratan de amortizar el éxito de Django y la sonoridad de su dé muda. De entre las múltiples iteraciones apócrifas existentes, solo hay una que mantiene una vinculación más o menos directa con respecto al original de Corbucci.

Se trata de Preparati la bara!, conocida en España como El clan de los ahorcados, dirigida por Ferdinando Baldi. La consanguineidad se explica por las identidades que sostienen el proyecto: Manolo Bolognini, de nuevo productor, Franco Rossetti, de nuevo en el guion, y Enzo Barboni, una vez más como director de fotografía. Franco Nero debiera haber encarnado una vez más al pistolero, pero la llamada de Hollywood le puso rumbo a Camelot, lo que abrió las puertas a otro emergente galán italiano, Terence Hill. Con unas facciones similares a las de Nero, y con el mismo atuendo, la mímesis era absoluta, si bien el nuevo Django adoptaba una pose más gimnástica (esas escenas del actor brincando y trepando por las paredes) que advertía ya los derroteros que definirían su carrera posterior en tándem con Bud Spencer.

Lo cierto es que El clan de los ahorcados propone casi una reescritura sobre la base original, ofreciendo un origen alternativo al personaje, manteniendo el icono del ataúd con él: traicionado cinco años atrás por un antiguo amigo (Horst Frank) para robar un cargamento de oro y dado por muerto, busca vengar el asesinato de su esposa parapetado bajo la identidad del verdugo del pueblo, para así simular los ajusticiamientos de los condenados, todos ellos injustamente. De nuevo, las aspiraciones políticas del villano y sus cohortes se entremezclan con las pulsiones de los aparentes aliados de Django, que emplean esa situaciones de “fantasmas” para entregarse a los crímenes que no cometieron en vida.

Se mantiene la hosca violencia del título precedente, con una escena que parafrasea la de la tortura de Django (a Hill también se le machacan las manos), y aunque no alcanza a replicar el aura sombría de la de Corbucci, esta excelente entrada en la historia de Django ofrece set pieces tan poderosas como la del incendio del saloon a plena noche, donde el vengador, entre las llamas, refuerza de entidad casi sobrenatural.

‘Keoma’

Si mencionamos las secuelas no oficiales, también conviene mencionar las espirituales. Ahí, Keoma destaca, siendo no solo uno de los grandes referentes del spaghetti western italiano, sino también el último exponente de aquella hornada.

Franco Nero asumió un personaje, un mestizo llamado Keoma, casi un hermano perdido de Django, con el que se emparenta también en el argumento en que se inserta. En este caso, el pistolero regresa al que fue su pueblo natal, tras luchar en la Guerra Civil, para encontrarse con que sus hermanastros se han aliado con un cacique que tiene atemorizados a toda la población. En el camino, además, se encuentra con una viuda embarazada (Olga Karlatos) que ve en el medio indio como la única esperanza de sobrevivir. El peligro de una plaga de peste simboliza esa decrepitud de la sociedad ante la que se reniega a plegarse, en un filme que también aborda de manera frontal el racismo intrínseco de la sociedad norteamericana, no solo a través del protagonista, sino de George (formidable Woody Strode), un antiguo sirviente que se ha entregado al alcohol ante la decepcionante visión de la libertad que ofrece el sistema.

Estamos sin atisbo de duda ante la obra maestra de Enzo G. Castellari, quien, por cierto, debutó como director con un Un puñado de dólares para… Django, una de las primeras iteraciones del original de Nero, a quien dirigió en otras seis películas y dos series (además de ejercer de director de segunda unidad en su debut como realizador, Forever Blues). Acentuadas las imágenes con una subyugante y desoladora banda sonora a cargo de Maurizio y Guido de Angelis, que funciona a modo de coro griego, el onirismo de Keoma potencia la mística del género a través de un Nero crístico, con melena y tupida melena, al que incluso se llega a crucificar.

El martirio, como el sufrido por Django en sus múltiples encarnaciones es indispensable para entender el tortuoso camino del héroe, que termina con un último diálogo para el recuerdo: “El hombre que es libre nunca muere”. Qué mejor epílogo para un género en sus estertores, decadente como ese poblado final en ruinas del que Nero se alejaba a caballo. Aunque él resucitase, el género parecía condenado.

‘El retorno del héroe’

Entre la larga lista de bastardizaciones de Django podemos encontrar títulos tan interesantes como la turbia Como lobos sedientos, con Gianni Garko y de nuevo con Loredana Nusciak.; Django, el bastardo, con Anthony Steffen, en la que se alimenta el componente sobrenatural haciendo del justiciero casi un espectro; y Oro maldito, con Tomas Milian, si bien la conexión con Django solo la debemos al título anglosajón. Incluso podemos incluir, merced al título con el que se la bautizó en Alemania Occidental, la formidable Las pistolas cantaron la muerte, en la que Franco Nero se colocaba a las órdenes de Lucio Fulci, que llevaba la violencia más allá: ahí queda la escena en que el personaje principal es torturado a latigazos por su odioso y frustrado hermanastro.

Allá por 1987, con los ecos del spaghetti western ya lejanos y casi inaudibles, el propio Nero trató de relanzarlo desenterrando el ataúd y la metralleta. Desvinculado Corbucci del proyecto de secuela, el encargado de asumir la tarea de la resurrección fue Nello Rossati, cuyos mayores éxitos habían sido profundizando en la comedia erótica italiana de los setenta. El retorno del héroe, o directamente Django 2, recolocaba al protagonista reconvertido en monje, alejado de la violencia, hasta que descubre que tuvo una hija que ha sido tomada como esclava por un villano con las facciones de Christopher Connelly, que se dedica a la explotación de minas.

Aunque muy inferior al original, y a muchos de sus derivados, Django 2 ofrece un entretenimiento ligero, ayudado por la siempre agradecida presencia de Donald Pleasence, y permite ver de nuevo a Nero con la metralleta en sus manos. Aunque es prácticamente imposible encontrar una copia física, RTVE Play la tiene disponible en su catálogo y la programa periódicamente en su ciclo de cine de mediodía en La 2.

‘Sukiyaki Western Django’

Veinte años después del deslucido Retorno del héroe, este revivió muy lejos de las coordenadas originales. O quizás no tanto: al fin y al cabo, las conexiones entre el spaghetti western y el chambara se concretan en su fundación en Por un puñado de dólares, a la postre revisión mediterránea del planteamiento de YojimboSukiyaki Western Django es la reapropiación que Takashi Miike hace del pistolero, reubicando su cuna en una teatral versión del Japón feudal que reutiliza la épica de los clanes Genji y Heike en la guerra Genpei: un misterioso pistolero irrumpe en Yuta, un pueblo acechado por esos dos facciones, donde, se dice, aguarda escondido un tesoro de gran valor, generando el interés de unos y otros para el gran enfrentamiento.

Fiel a su condición de remezclador (por emplear el término con el que lo catalogaba Jordi Costa en El principio del fin. Tendencias y efectivos del novísimo cine japonés) tanto como a su papel desacralizador del pasado (algo que se plasma en su interés por el remake y el reciclaje), el estajanovista realizador no se limita a señalar el parentesco entre géneros. Al contrario, regurgita elementos folclóricos anacrónicos (los sets y el vestuario de los clanes enlaza el mundo samurái con la moda urbana del Japón contemporáneo) con los tropos que identifican al eurowestern para componer un abigarrado artefacto que cambia el sentido del trayecto a volantazos. La puesta en escena influenciada por el teatro kabuki, este Django sukiyaki resalta a través de sus imágenes la artificiosidad del Oeste recreado fuera de su geografía original, así como la paroxística violencia que caracterizaba a autores como Leone o Corbucci.

La presencia de Quentin Tarantino como remedo del Hombre sin Nombre leoniano, llamado Piringo, en la secuencia preliminar no solo es un aderezo más a la pintoresca mezcla, sino que entronca con el espíritu espurio del spaguetti western. Algo que queda luego corroborado con el apunte final, que acredita a Heihachi (el niño mudo, hijo de una Genji y un Heike, a través del cual se ordena la historia) como el futuro Django encarnado por Franco Nero.

‘Django desencadenado’

Y volvemos a Tarantino, que alcanzó sus cotas de mayor éxito comercial infiltrándose dentro de la camada de producciones ilegítimas al calor de Corbucci. En Django desencadenado confluyen una vez más múltiples formas de explotación del western, que hacen honor tanto al referente mediterráneo al que se cita de forma expresa con el nombre del protagonista (Jamie Foxx) como con las incursiones en el Oeste alumbradas en el breve pero intenso periodo de blaxploitation de los años setenta (de El Condor a La leyenda de Nigger Charley).

El viaje del héroe, liberado y tutelado por el Doctor King Schultz (Christoph Waltz) para salvar de la esclavitud a su esposa Brunhilda (Kerry Washington) le permite a Tarantino insistir en su empeño por convertir el cine en una herramienta de reescritura correctora de la historia, como ya ocurriera con Malditos bastardos. La limpia no solo debía ser contra el hombre blanco abusador (Django atizando a un fugitivo con el látigo, como a Nero en Las pistolas cantaron la muerte), sino también con el hombre negro (al arquetipo del tío Tom que compone Samuel L. Jackson) que, con al aceptar el sistema, reprime con igual vehemencia a los suyos.

El afán vengador del Django original, siempre del lado del oprimido, impregna una obra que, a la vez, rompe con su propia coherencia interna en un último acto que funciona de modo análogo al epílogo de El último de F.W. Murnau: una vez conocido el deprimente final que la Historia conocida reserva al protagonista, se le concede el final feliz que solo la ficción puede ofrecerle (como también hará con Sharon Tate en Érase una vez en… Hollywood). Lo hace siguiendo al pie de la letra el cantar de Rocky Roberts en la melodía compuesta por Luis Bacalov para Django: “Django, you must face another day”.

Ese another day pudo haber sido uno particularmente nevado: los primeros bosquejos de Los odiosos ocho surgieron como una posible secuela del superéxito de 2012, Django in White Hell; tal y como explicó Tarantino, decidió optar por un protagonista igual de execrable que el resto de la fábula para no corromper el eje moral que suponía Django Freeman.

‘Django Lives’ y ‘Django / Zorro’

Entre tantas secuelas bastardas, también hay algunas no natas. Al menos, por el momento. Desde hace cerca de 10 años está amarrado en el infierno del desarrollo una tercera entrega oficial de DjangoDjango Lives!, con Franco Nero plenamente implicado con la esperanza de despedirse así del personaje. El argumento de esta secuela coloca al personaje epónimo, ya anciano, trabajando como asesor de las primeras estrellas de western cinematográfico, como lo hicieron Wyatt Earp o Buffalo Bill, en la década de los diez del siglo XX. El pistolero, aunque anciano, acabará desempolvando su revólver al verse los productores acechados por unos estafadores.

Las primeras noticias al respecto surgieron en 2014, con Nero tratando de capitalizar el éxito de Django desencadenado. Desde entonces, en sucesivas actualizaciones la producción cambiaba de manos y, con ello, de responsables: el montador Joe D’Augustine firmó como director en un primer momento, para, tras cambiar de manos el proyecto, pasar a encomendársele al alemán Cristian Alvart (Pandorum). El dos veces nominado al Oscar John Sayles se encargó del guion, que ha estado desde 2016 cercano a rodarse, sin terminar de desenfundar.

A finales de noviembre d 2.020, la incombustible estrella italiana aseguró que confiaba en rodar en mayo de 2021, toda vez lograran la luz verde definitiva, y avisaba de un cameo de Tarantino. Los planes se frustraron, eso sí, por el coronavirus.

A este proyecto frustrado hay que añadir otra secuela directa, en este caso, de Django desencadenadoDjango/Zorro. En 2019 comenzó a hablarse de esta propuesta de continuación del southern de Tarantino que uniría al personaje de Jamie Foxx con el mexicano Diego de la Vega, El Zorro. Juntos viajarían al sudoeste de Estados Unidos para liberar a un poblado indígena.

Junto a Foxx, se planteó que Antonio Banderas retomara el personaje que encarnó en dos filmes tomando como base un guion coescrito por el propio cineasta de Tennessee y Jerrod Carmichael, que se hubiera encargado de dirigirlo. En 2022, este último confirmó que, si bien el guion estaba escrito, el proyecto estaba muerto. Consideraba “imposible” que Sony pudiera producir una película que, a sus ojos, costaría “500 millones de dólares”.

‘Django’

La más reciente encarnación de Django se la debemos a la televisión, y más en concreto a la alianza entre Sky Italia y la francesa Canal+, que dieron luz verde al proyecto de miniserie en febrero de 2021. Francesca Comencini, realizadora responsable de la serie Gomorrah, se colocó en la línea de fuego con una revisión del argumento original de Corbucci a cargo de Leonardo Fasoli y Maddalena Ravagli, que escriben la adaptación en colaboración con Francesco Cenni y Michele Pellegrini.

El propósito de Django tiene por objetivo no ya la venganza de los asesinos de su esposa, sino encontrar su hija, que sobrevivió al crimen acaecido ocho años atrás. La encuentra en la recién fundada localidad New Babylon, un lugar donde no hay discriminación, donde está a punto de contraer matrimonio con otro joven, John. La llegada del forajido no será bien recibida por la ahora mujer; sin embargo, él insistirá en quedarse, convencido de que aguardan peligros en la frontera del pueblo.

Matthias Schoenaerts ofrece la nueva cara del pistolero, con la imprescindible bendición de Franco Nero, que interviene como el reverendo del pueblo, dentro de un reparto donde se amalgaman acentos distintos como ya ocurriera en los sesenta y setenta. El grupo de rock psicodélico Monkadelic se encarga, por su lado, de la difícil labor de hacer olvidar la música de Bacalov, mientras la estética refuerza esa idea de limbo anclado en el tiempo, esperando un final definitivo que nunca llega.

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Televisión

‘Tu cara me suena’ marca récord en su gran final y despide la temporada con mejor cuota desde 2017

Melani García se proclamó ganadora de Tu cara me suena 12 esta madrugada, en una gala en directo que ha marcado récord en Antena 3.

Era la gran favorita para llevarse la victoria, al ser la concursante con más galas ganadas a lo largo de la edición. Y, tras su número de la película Los Miserables, estaba claro que esta noche tenía todas las papaletas para repetir la jugada. Melani García consiguió el mayor apoyo del público a través de sus votos, y se ha alzado ganadora de Tu cara me suena 12.

La joven artista, que cumplió 18 años una vez ya estaba concursando, recibió los 30.000 euros de premio, y decidió repartirlo entre todos sus compañeros. Ella, en anteriores ocasiones, una vez más decidió donar el premio a su tierra, Valencia, para la fundación Horta Sud, que ayuda a las personas y municipios que quedaron dañados por la dana.

“No sé qué decir, perdón”, decía entre lágrimas al saberse ganadora. “Sois un equipo increíble, no se encuentra gente así en cualquier programa. Ha sido un sueño, así que muchísimas gracias por darme la oportunidad”, añadía la ya ganadora del formato.

Con la victoria de Melani se rompe la racha de triunfitos que ganan Tu cara me suena. Y es que las cuatro últimas ediciones las ganaron artistas surgidos de este talent show: Jorge González, Agoney, Miriam Rodríguez y David Bustamante. De hecho, las dos triunfitas de este año se cayeron de la lista en la primera criba.

Hay que recordar que los espectadores decidían quién ganaban. Se podía votar desde el inicio de la gala de manera gratuita en la página web de Antena 3, y también mediante llamadas y SMS que acompañaban al nombre de los concursantes en las actuaciones y resúmenes.

Tras cerrar líneas por primera vez, Manel Fuentes quiénes quedaban en quinta y cuarta posición, apartándose así de optar al premio final. Y en quinta posición, con un 12% de los votos, quedó Gisela, y tras ella, Ana Guerra, con un 13%. Esa diva no ganó Eurovisión, ni tampoco Tu cara me suena.

Tras dos actuaciones de exhibición más, las líneas se volvieron a cerrar. Así, Melani quedó en primera posición con un 48% de los votos, seguida de Esperansa Grasia con un 36%, y Mikel Herzog, que obtenía la medalla de bronce con el 16% de los votos.

Las actuaciones
Ana Guerra fue la encargada de abrir la gala con su imitación de Melody y Esa diva, con la propia artista sevillana en el plató, pendiente de cada una de sus notas y de sus movimientos. Recreó el número de la final de Eurovisión, que demostró lo fuerte que apostaba Ana para esta final.

Quizá no era el personaje que más le pudiese encajar con su color vocal, pero ella prefirió hacer un gran espectáculo, con voltereta incluida, que hizo que a la verdadera Melody se le saltasen las lágrimas.

Luego continuó Esperansa Grasia, quien había entrado en la final de rebote, después de que Bertín Osborne le cediese su puesto en la segunda semifinal. En su caso, imitó a la cantante mexicana Carla Morrison, con la canción de 2021 Disfruto, que ejecutó con mucho gusto.

El mérito de Esperansa es más grande si cabe teniendo en cuenta que es la única finalista que no es cantante profesional, y a pesar de ello, quiso regalarse una canción calmada y sentida.

Tras un show de exhibición de Manu Baqueiro y Goyo Jiménez, la competición de la gran final continuó con Gisela. Imitó a P!nk, con un número de 2023 en el que interpretó Nothing compares 2 U, que popularizó Sinead O’Connor.

Gisela dejó claro que era un tema muy especial para ella, con mucho significado, tanto como que se emocionó antes de subir al ascensor. Y al acabar su imitación las lágrimas asomaban a sus ojos. Decidió entonces dedicar su canción a Toni Cruz, fallecido este mismo viernes; Cruz fue artífice de Gestmusic y, por ello, Gisela recordó que sin él probablemente ella no estaría ahí, pues se dio a conocer con su programa Operación Triunfo.

Mikel Herzog decidió imitar en la gran final a Benson Boone, un artista quizá no tan conocido como Melody o P!nk. Era arriesgado, pero al arrancar el número dejó clara cuál era su motivación. Dejar un gran espectáculo, un regalo a sí mismo en el que se dejó la piel en el escenario.

Con permiso de Esa diva fue el gran espectáculo de la noche. Y Mikel hasta saltó desde lo alto del piano, bailó, correteó y dejó un número enorme.

Y cerró la competición Melani, quien apostó por Anne Hathaway con I dreamed a dream de la película Los Miserables. Es su película favorita, decía, y un tema muy especial, con el que ganó un concurso cuando contaba con ocho años.

Lo que hizo la joven artista valenciana fue, sencillamente, magia. Cantó como ella sabe, se rompió como el personaje de esa madre que no sabe qué hacer para salvar a su hija, y acabó llorando al acabar la interpretación.

La noche, además, tuvo como broche a Bertín Osborne cantando por AC/DC, Yenesi imitando a Cher, y Àngel Llàcer haciendo, por fin, del mencionado Bertín, tal como llevaba semanas advirtiendo.

Fuente: El Español.

Mike Medianoche.

 

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Televisión

Telecinco confía en el arrastre del fútbol y estrena ‘Agárrate al Sillón’ el domingo tras la final del Mundial de Clubes

Telecinco ha anunciado la fecha de estreno de Agárrate al sillón. Y no lo hará en su futuro horario habitual, sino que Mediaset confía en el arrastre del fútbol para lograr una buena audiencia en la puesta de largo de este nuevo concurso conducido por Eugeni Alemany.

Así, el programa se estrenará este domingo en prime time, tras la final del Mundial de Clubes, que disputarán el Chelsea y el PSG. Un encuentro que tiene previsto empezar a las 21 horas en Telecinco. Tras su estreno, el nuevo concurso de la cadena se emitirá a partir del lunes 14 de julio en su horario habitual de lunes a viernes a las 20:00 horas, lo que deja fuera de la parrilla a Reacción en cadena.

En cada entrega de Agárrate al sillón, un grupo de concursantes se enfrentan en varias rondas a una serie de preguntas cuyos aciertos son premiados con diferentes puntos en juego en función de su nivel de dificultad. El mejor de todos ellos, el que más puntos haya acumulado hasta ese momento, se enfrentará en la fase final al Campeón.

Ese será el rol que Rafa Castaño, histórico ganador del bote de Pasapalabra, ocupe en la primera entrega. El Campeón disfrutará de una serie de ventajas para defender su privilegiada posición: elegir las preguntas a las que se enfrentarán los participantes que aspiran a retarlo, seleccionar quién de ellos queda eliminado en caso de empate a puntos y en la ronda final elegir el tema que responderán tanto él como su adversario, entre otras.

Ni idea, Lo dudo y ¡Lo tengo! constituyen las originales denominaciones de los tres niveles de dificultad de las preguntas a las que se enfrentarán los concursantes. Unos niveles que llevarán aparejados diferentes puntuaciones como recompensa a cada acierto.

Ni idea: en el nivel más fácil, cada pregunta tendrá dos opciones de respuesta y un punto como recompensa a cada acierto.

Lo dudo: en el nivel medio de dificultad, cada cuestión tendrá cuatro posibles respuestas, premiando con tres puntos cada acierto.

¡Lo tengo!: en el nivel más difícil los contrincantes tendrán que responder directamente sin acceder a posibles opciones de respuesta, con cinco puntos como premio a cada pregunta correctamente contestada.

Cuatro rondas 

Ronda 1 – Clasificación: en esta primera fase entrarán en juego los seis contrincantes dispuestos a convertirse en el rival. En ella, se enfrentarán a preguntas individuales y grupales de los tres niveles de dificultad -Ni idea, Lo dudo y ¡Lo tengo!- con diferentes puntos como recompensa.

Los dos contrincantes con menor puntuación serán eliminados, reduciendo a cuatro los aspirantes que pasarán a la siguiente ronda. En caso de empate, el campeón decidirá la identidad del eliminado.

Ronda 2 – La Competición: en esta fase, los cuatro aspirantes clasificados competirán para convertirse en el rival que se bata finalmente en duelo con el campeón. Con los marcadores reiniciados, se enfrentarán de forma simultánea a una tanda de preguntas que girarán en torno a un único tema y tres niveles de dificultad.

Ronda 3 – Parte y Reparte: el campeón, que ha presenciado desde su sillón lo sucedido, utilizará la estrategia para asignar directamente a cada uno de los cuatro aspirantes una pregunta con diferente grado de dificultad y relacionada con un tema. Cada acierto se premiará con 5 puntos… y cada fallo supondrá la resta de 5 puntos. El contrincante con mejor puntuación será el rival que se enfrente al campeón.

Ronda Final – El Gran Duelo: en la ronda decisiva, el campeón podrá  elegir los temas sobre los que versarán las seis preguntas que tendrá que responder él y las de su adversario. Cada uno de ellos hará frente a estas cuestiones, pudiendo elegir el nivel dificultad para sumar el máximo número de puntos. El ganador, el que más puntos acumule al final, logrará un premio en metálico transformando en dinero los puntos conseguidos por su rival.

¿Logrará mantener el campeón el sillón e incrementar su premio acumulado o será el rival su nuevo ‘inquilino’?

Fuente: El Español.

Mike Medianoche.

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Televisión

¿Quién es el favorito para ganar ‘Tu cara me suena 12’? Así están las estadísticas antes de la gran final del concurso de Antena 3

Tu cara me suena cierra esta noche su temporada 12. Y lo vuelve a hacer con una gala en directo, en la que el público tendrá la última palabra. Los espectadores podrán elegir a su favorito votando de forma gratuita en la página web de Antena 3, y también mediante llamadas y SMS.

Ana Guerra, Esperansa Grasia, Gisela Lladó, Melani y Mikel Herzog Jr. son los finalistas de la edición que optarán a ganar los 30.000 euros de premio, que irán destinados a una ONG. Y, junto a ellos, también estarán el resto de los concursantes: Bertín Osborne (que avanzó que imitaría a AC/DC), Manu Baqueiro, Goyo Jiménez y Yenesi.

BLUPER ha querido echar la vista atrás a estos tres meses de concurso, destacando los puntos fuertes de cada finalista. Y es que, aunque en teoría hay una clara favorita, la experiencia previa nos demuestra que cualquier cosa puede pasar es esta gran final, marcada por una alta presencia femenina.

Melani, la gran favorita
Melani García llegó a Tu cara me suena como la benjamina de la edición: cuando comenzó el concurso todavía contaba con 17 años, siendo la primera concursante regular que no era mayor de edad.

Pese a su su juventud, Melani ha demostrado tener una gran disciplina sobre el escenario, y ha cautivado con imitaciones en las que ha demostrado que puede cantar lírico, pop, canción ligera y casi cualquier cosa que se proponga. Su elección para la gran final es Anne Hathaway en la película Los Miserables.

Es, de lejos, la gran favorita para la victoria, pues ha ganado cinco galas. Aunque otros años ya nos ha demostrado que el ser quien más galas venza no garantiza el triunfo en la gran final. Y un ejemplo lo tenemos en el año pasado, pues Julia Medina ganó el doble de galas que Bustamante, por ejemplo.

Mikel Herzog, su cara ya nos suena
“Soy Mikel Herzog Jr. Músico, cantante, actor, y quizá me conozcáis de… O hayáis visto en… No, que no, que ya sé que mi cara no suena. Pero ya sonará”. Con esa premisa se presentó en la primera gala este joven artista, al que ya habíamos visto en La Voz.

Desde el primer momento, el hijo del eurovisivo Mikel Herzog demostró la gran madera que tiene de artista, y ha dejado grandes números, en los que compaginaba el baile y el canto con maestría. Ha clavado números imposibles como el de Nina, y ha ganado tres galas.

Ha elegido imitar a Benson Boone en la final, un cantante conocido por sus acrobacias. Más allá de un exquisito show, Mikel ha aportado diversión al programa. Y es que tiene un humor absurdo y un tanto idiota que acaba provocando la risa sí o sí. Y, además, como desveló Esperansa Grasia, ha sido un gran compañero, que se ha mojado para que los demás concursantes puedan dar lo mejor de sí.

Ana Guerra, una diva canaria
En los últimos cuatro años, Tu cara me suena la han ganado artistas nacidos bajo el paraguas de Operación Triunfo. Y esta noche la historia podría repetirse. Ana Guerra ha elegido para la final imitar a Melody (que estará en el programa) y cantará Esa diva. Un show que bien podría arrasar en el voto de los espectadores.

Ana ha demostrado una versatilidad muy interesante en el programa. Ha tocado lírico, ha llevado al plató la magia de Disney, hizo magia junto a su esposo cuando imitó a Laura Pausini, y demostró ser una orgullosa canaria con aquella espectacular Rosana.

Las estadísticas la sitúan como la tercera favorita de la noche, pues ha ganado un total de dos galas. Las mismas que tenía Bustamante el año pasado cuando se llevó el gato al agua en la gran final.

Gisela, favorita varias noches
Otra artista con etiqueta de triunfita que podría llevarse la victoria este viernes. Con un ángel muy especial, Gisela nos ha recordado su carrera semana a semana. Y es que más allá del universo Disney ella se ha encargado de recordar hitos que ha alcanzado como participar en el Festival de Eurovisión, y no solo como corista de Rosa López, sino como representante de Andorra.

En la línea de Mikel Herzog, Gisela ha derrochado sentido del humor de ese malo que se torna oro, con chistes y coletillas terribles que arrancan una risa involuntaria. Y, de forma paralela, ha dejado un gran programa, con una gala ganada con su imitación de Dusty Springfield.

Para la gran final ha apostado por P!nk, cantando la canción Nothing Compares 2 U. La artista catalana podría dar la sorpresa en la final por el cariño que despierta entre los espectadores, sumado a su buen hacer. Y es que aunque solo ha ganado una gala, fue la favorita del público varias noches.

Esperansa Grasia, una justa finalista
Bertín Osborne rechazó ser finalista de Tu cara me suena la pasada semana, y cedió su lugar al siguiente concursante de la tabla. Así, de rebote, Esperansa Grasia se convirtió en finalista, algo que era muy justo por su buen trabajo.

A diferencia del resto de finalistas, ella no es cantante profesional. Pero semana a semana ha ido creciéndose en el escenario, y el jurado ha valorado de ella cómo se empapa de cada clase que ha recibido en el programa. No es la mejor voz, pero quizá sí la alumna más aplicada.

Las estadísticas la dibujan muy lejos de la victoria: solo ha ganado una gala, y fue la colista en cuatro ocasiones. En un principio no sabía ni a quién querría imitar esta noche, y finalmente se ha decantado por Carla Morrison.

Una gran temporada de audiencias
Tu cara me suena ha vuelto a demostrar su fortaleza en su duodécima edición. El programa de Antena 3 ha arrasado otra temporada más y lo ha hecho con una espectacular media del 21,4% de share, mejorando en +1,8 puntos lo conseguido en su temporada anterior y logrando así su mejor dato de los últimos 7 años.

Es líder y lo más visto de la noche de los viernes, quedando a grandes distancias con sus rivales, siendo ¡De Viernes!, de Telecinco, su principal competidor. La distancia sobre TVE es más destacada, con casi 15 puntos de ventaja.

El programa, que encadena 12 años consecutivos de liderazgo ininterrumpido, se ha consolidado como el formato de entretenimiento más visto del horario estelar esta temporada. Ha superado los 1,7 millones de espectadores.

Todas sus galas, salvo una, han llegado a superar el 20%, un dato cada vez más inaccesible para la mayoría de cadenas y formatos. El formato arrasa y lidera entre todos los targets, disparándose hasta un 24% de cuota de pantalla entre los espectadores de 4 a 12 años y creciendo a un 25,1% de share entre el público de 13 a 24 años.

Fuente: El Español.

Mike Medianoche.

 

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